El prestigioso hospital Johns Hopkins abre un nuevo centro de investigación dirigido a cómo los usos lúdicos de drogas ilegales psicodélicas afectan la salud y a los cambios en la conciencia del usuario.
Se anunció el pasado miércoles 4 de septiembre, el “Centro de Investigación Psicodélica y de Conciencia” es el primero de su tipo en los Estados Unidos. El pasado abril se creó un centro de investigación de características similares en el Imperial College de Londres, pero en comparación con los 17 millones de dólares invertidos en Baltimore, lo de Londres parece un laboratorio de instituto. Todos los fondos recaudados provienen en su totalidad de un grupo de donantes privados, ya que los fondos federales para la investigación en torno a las drogas ilegales son prácticamente inexistentes en EE.UU.
Se centran en estudiar el LSD, la psilocibina y otros compuestos psicodélicos para determinar cómo pueden ayudar en determinados problemas de salud mental, en trastornos alimenticios, adicciones a los opiáceos y hasta los beneficios en tratamientos contra el Alzheimer y trastornos de estrés postraumáticos.
El doctor Roland Griffiths, profesor de biología del comportamiento en la Facultad de Medicina del Hopkins, será el director del centro. “Este centro refleja una nueva era de investigación en terapéutica a través del estudio de estas drogas. Además de los estudios sobre nuevas terapias, planeamos investigar la creatividad y el bienestar en voluntarios sanos que esperamos abran nuevas formas de apoyar el desarrollo humano”, declaró Griffiths.
Varios estudios a lo largo de los años, muchos de los cuales surgieron de la Facultad de Medicina del Johns Hopkins, que ha estado estudiando alucinógenos desde 2000, han estado explorando las posibilidades terapéuticas de las drogas psicodélicas. A principios de este año, el doctor Matthew Johnson, profesor asociado de la misma Universidad, realizó un estudio que sugiere que el LSD y algunas setas psicoactivas pueden ayudar a las personas a superar la dependencia del alcohol. Otro científico del Johns Hopkins, Gül Döle, aportó ideas innovadoras sobre los mecanismos biológicos que el MDMA desencadena en el cerebro cuando se usa para tratar trastornos de estrés postraumáticos.