Detrás Polybius Trax y Clásicos del Ruido están Gus Van Sound y Der Kapitan. Dos piezas maestras dentro del engranaje clubbing barcelonés desde hace años. Gus (cuyo nombre real es Guille) tiene su residencia, desde 2010, en el club Moog; y Kapi lleva más de una década moviéndose entre la organización de fiestas (como aquellas Liquid domingueras de comienzos de 2000), la producción musical y la información especializada (a través de revistas como la desaparecida DJ1, dirigida por Nando Dixcontrol).
Ambos sellos discográficos nacieron hace escasos meses. Esta misma semana Clásicos del Ruido anunciaba -a modo de preview- su segunda referencia: Un EP titulado Mentira y firmado por NLK (es decir, Manel Ruiz y Pepe Yeti, de Miedo Escínico -quienes también protagonizaron aquella deliciosa, y primera referencia, Llegará al Cielo-). EBM afilada, electro pop de esencia 80’s. Un sonido -el de Clásicos del Ruido– que comparte su tono más dark con Polybius Trax, de auténtica esencia acid (sólo hay que escuchar ese primer lanzamiento titulado Moog your body -que se publicará en vinilo en escasos días- con los nombres de Automatic Tasty, Posthuman, Sistema y 6tma).
“Lo que Kapi tenía en mente era crear cuatro sellos. Mínimo. Y tuvimos que acotarlo. Porque dos sellos ya es mucho” -explica Gus Van Sound. “¿Sabes que pasa? -puntualiza Kapi– que como nos gusta un abanico tan amplio de música, dijimos: ‘vamos a hacer uno más techno, otro más para bandas, gótico, post-punk, techno-pop… y si mañana hay que hacer uno tercero… pues se hace’”.
En el camino que va de Discos Paradiso a una terraza de la plaza Joan Corominas (antiguo escenario Sónar Village en la anterior ubicación del festival) Guille y Kapi comienzan a hablar de sus dos aventuras discográficas actuales. Y lo hacen como si la grabadora ya estuviera encendida y también como si no hubiera grabadora.
Guille y Kapi son de ese tipo de personas con quien suele pasar que tu guión se va a la bendita mierda tras la primera pregunta. Y la entrevista-no-entrevista se convierte en una bonita charla sobre techno, conspiraciones, revoluciones bailables, conexiones que-parecen-casualidades-pero-no, ácidos y amor. Un amor esplendoroso por y para el ruido.
¿Creéis en las teorías conspirativas sobre Polybius?
Gus: Sí, en cierta manera, sí…
Der Kapitan: Creo que formamos parte de ellas ya.
D.K: Es folklore, es folklore americano… o mundial ya.
G: Lo que sí que creemos es que hay algo de conspiración de algún tipo o de control.
D.K: Que se ha probado y estudiado, seguro. No sólo los americanos, todo el mundo.
G: Como los ingleses, con proyectos secretos como el MK Ultra o cosas así…
D.K: El bloque soviético también. El control sobre la mente es algo que se estudia en cualquier potencia.
G: Y que es una forma de controlar a un gran número de gente. Entonces lo de Polybius lo cogimos porque, aunque no somos unos freakis de la conspiranoia, quisimos jugar con esto. Nos parecía atractivo y fácil de encajar con lo que íbamos a hacer por estética. Un juego arcade de los 80’ con los diseños un poco 8 bits con vectores.
D.K: Y luego todo el concepto de luces, imagen, epilepsia… Es un poco el concepto de la música de discotecas o de raves.
G: De hecho los efectos del Polybius y la música, que eran lo que dicen que te creaba trastornos, epilepsias, mareos… eran flashes o luces así como muy destellantes como pueden ser las luces de una discoteca, el estrobo…
Se podría establecer un paralelismo entre la cultura acid y las teorías sobre Polybius, entonces.
G: Totalmente. Lo que pasa es que Polybius Trax sería, en lugar de control masivo, desfase masivo. Y cambiaríamos todo el concepto del Polybius para llevarlo a lo positivo.
D.K: Sí, de hecho vamos a probar a ver si lo de los mensajes subliminales es verdad o no (risas). Porque todo el tema de conspiraciones forma parte de nuestras vidas y quieras o no, es el folklore de último medio siglo. Antes a la peña se le aparecían vírgenes, pues ahora la peña ve ovnis.
G: Dicen que hay una máquina por ahí encerrada…
D.K: Sí, y la historia esta de los hombres de negro… Es un poco también satíricamente porque la gente a veces se preocupa demasiado por tonterías o por cosas que realmente no afectan y distraen la atención de lo que realmente interesa que es hacer cosas y demás.
El acid además como que siempre ha ido unido a la tecnología, los videojuegos…
G: Claro, nosotros tenemos un cerebro que procesa mucho mejor la imagen que las letras. Yo, por ejemplo, siempre he visto que a mí me es más fácil ponerme a jugar a un videojuego que leer un libro. O, con los discos, lo que me pasa es que con los vinilos, yo sólo con la imagen no me hace falta saber nada más, cojo el disco y ya sé lo que hay. En cambio, cuando pincho con CD, toda esa información que recibo sólo por la imagen se pierde; y si no me conozco bien el nombre ya no sé lo que es. Somos una de las primeras generaciones que crecimos con el videojuego… lo queramos o no, lo llevamos dentro. Yo, por ejemplo, con el Pac-Man…
D.K: pa-pa-pa-paaam…. [entona la melodía del videojuego].
G: …yo me pasaba horas y horas.
D.K: A Polybius Trax le podemos sacar mucho partido también por todo este tema de las leyendas urbanas.
G: Sí, como es leyenda urbana se puede jugar con eso, con el hecho de estar entre la realidad y lo que es ficción…
Como la noche electrónica…
G: No, como la vida misma. Que te venden una realidad o te crees que hay una realidad… y nadie puede decir 100% lo que es real y lo que no.
D.K: Sí, humo y espejos. Y como no te aísles un poco de los mass media… La realidad te la crean inducida súper fácil.
¿Cómo decidís montar los sellos? ¿Surgieron al mismo tiempo?
G: Sí, surgieron a la vez. Kapi lo que tenía en mente era crear cuatro sellos. Mínimo. Y tuvimos que acotarlo. Y cogimos las dos cosas que más nos interesaba hacer.
D.K: ¿Sabes qué pasa? que como nos gusta un abanico tan amplio de música, dijimos: ‘vamos a hacer uno más techno, otro más para bandas, gótico, post-punk, techno-pop… y si mañana hay que hacer uno tercero… pues se hace’.
G: Y una música que nos gusta y que también creíamos que estaba en muy buen momento, como puede pasar con Clásicos del Ruido. Porque ahora ha habido un revival y también mucha música nueva en este sentido. Y dijimos: ‘hacemos el de Polybius para la pista de baile y Clásicos del Ruido para bandas, rock&roll, gótico, post-punk, techno-pop’.
D.K: A ver, yo soy un usuario, me gusta la música, salgo… pues, ¿qué puedo aportar yo a la música por tantas cosas que me ha dado en mi vida? Pues montar estos sellos, por ejemplo. Además que es un lujo hacerlo con un colega. Porque es algo para lo que siempre ha habido posibilidades, pero ahora es el mejor momento.
¿Si? ¿Creéis que es el mejor momento para este tipo de proyectos?
G: Sí. Yo quizá no sea objetivo del todo porque soy residente del Moog y lo estoy viendo y entonces para mí es como que la escena está muy bien. Pero separándome de eso, la realidad es que ahora mismo es cuando veo más artistas produciendo (ya sea por gente joven como por gente que lleva mogollón de años en ello), hay muchísimos dj’s, una cantidad de sellos como nunca había habido…
D.K: Alucinante, en Barcelona y en toda España.
G: Por ejemplo, a mí lo que más me gusta del Moog es que se ha vuelto a hacer la programación de una sala como se hacía antes. Se ha recuperado esa figura del DJ que se estaba perdiendo, el contar con la gente de la ciudad y hacer de la sala un sitio donde la gente quiera ir.
D.K: Es que el Moog, que es un sitio que lleva abriendo desde el año 97 durante 365 días al año, es como… el Montserrat del techno.
G: Sí. La ONG del fiestero. Otra cosa de las que me encantan del Moog es que pinchas y ves a la gente bailando como si fuese el fin del mundo.
D.K: A mí una de las cosas que más me gusta últimamente es que se está recuperando que las chicas vuelvan a la pista de baile del techno.
G: Es que el bailar antes era incluso terapéutico. Nosotros, cuando empezó toda la movida electrónica, a la gente que íbamos al Nitsa nos llamaban enfermos. Yo era muy joven, pero lo que veía del mundo no me gustaba nada. Y realmente, aparte de evasión, a mí me servía como algo terapéutico. Porque sacabas los malos rollos, te olvidabas de todo. Eso te ayudaba a oxigenarte y a vivir con más ganas.
Tengo apuntada una frase que leí en el ‘Last night a DJ saved my life’ con la que no sé si estaréis de acuerdo: La comparación [se refiere al acid house] tiene que ser con el punk para crear enemigos, para aniquilar a los dinosaurios, para reiniciar el reloj, para liberar creatividad y para evitar el desgaste de energía (…) Fue un momento clave. Fue el punk rock de la música de baile.
D.K: Totalmente. El acid fue el Do It Yourself. Con tres síntes y una caja se hacía música.
G: Sí, el poderlo hacer cualquiera sin seguir ninguna regla… eso era punk. Y decir al sistema: ‘vosotros haced lo que os dé la gana, yo voy a ser feliz y a disfrutar y a vivir la vida como siento que la tengo que vivir y no como vosotros me lo decís’.
D.K: Es que el acid en sus comienzos fue hedonismo, apertura, socializarse… porque una rave unificaba a la gente y daba igual de donde fueran. Era como ‘yo vengo a compartir aquí y me da igual que tengas un coche o no’.
G: Sí, no importa la vida que lleves, estamos aquí para divertirnos y vamos a dejarnos de estupideces… Entonces, nosotros hemos optado tanto por el acid como por otros estilos que tuvieron su momento y que se han quedado allí, que sin llegar a desaparecer se han quedado como en un limbo. Siempre han podido tener un pequeño revival pero sin llegar a petar y eso hace que el estilo conserve la esencia y el rollo especial.
¿Os vais a mantener lineales en cuanto al estilo acid de Polybius o vais a tocar otros sonidos?
D.K: El acid va a ser el hilo conductor, y que puede ir desde IDM a trance, a techno, a ghetto house…
G: Sí porque, por ejemplo, en la primera referencia tenemos a Automatic Tasty que no es ahí super típico ni mega bailongo, ni muy fiestero, pero tiene esas líneas de bassline de ácido y tiene un sonido analógico que va mucho con el sello. Y más que acid, acid jack, ghetto o breaks…
¿Y en el caso de Clásicos del Ruido?
G: En este caso la idea sería englobar todo lo que nos pueda gustar en caso de sonidos oscuros. Música dark. Desde dark wave, minimal synth, post punk, techno pop, industrial, EBM…
D.K: Sí, y serán tanto cosas nuevas como reediciones.
G: NLK, que es la segunda referencia de Clásicos del Ruido, es un EP que iba a salir en un netlabel digital pero al final no salió y entonces a nosotros nos encantó y nos encajaba perfecto. Y le dijimos a Manel que nos le quedábamos. Y ha hecho un tema nuevo también incluido.
D.K: Tenemos una cosita que va a salir en verano que es una reedición de un grupo de los 80’ de Zaragoza, que casi nadie les conoce. Se llaman Tiempo 555, son súper desconocidos. De hecho los encontramos por una recopilación de un blog de fuera. Y nosotros flipando. Investigamos y nos pusimos en contacto con ellos y resulta que habían retomado la actividad justo en ese momento, después de muchos años. Lo que vamos a sacar, básicamente son cosas que, o yo me compraría, o este señor [señala a Guille] se compraría.
G: Sí, es la premisa.
¿Y para Polybius qué planes tenéis a corto plazo?
G: Sacaremos otras dos series de Moog Your Body y algún EP de gente como Mark Archer. Manel Ruiz, por ejemplo, tanto en Clásicos del Ruido como en Polybius va a ser nuestro hombre-franquicia porque nos flipa lo que hace y tiene mucho material. Pepe, por ejemplo, que es la persona que canta en Miedo Escínico, dejó todo esto un poco empujado por este rollo del sistema y la sociedad. Y hace un año o dos vio que le habían tomado el pelo, que había estado perdiendo el tiempo y entonces volvió a apostar por intentar, al menos, que los proyectos musicales que tenían, salieran adelante. Entonces fue un poco como con Tiempo 555, que el momento en que montamos los sellos coincidió con el momento en que ellos habían decidido retomar la actividad. Lo que te digo, que nos han pasado muchas cosas así como para pensar que había que hacerlo porque estaban pasando cosas paralelamente que se tenían que vincular.
D.K: Es que hay mucha música de los 80’ que desconocemos por completo… Porque por ejemplo en esa época hubo una sobreproducción de música y quizá tu disco te lo ponían un día en la radio y ya. Entonces esto se va quedando en el olvido hasta que alguien lo rescata. Y por eso queremos también dar a conocer cosas que se han hecho aquí, cosas muy buenas, de las que no se sabe nada.