La primera vez que vimos el nombre de C. Tangana era 9 de mayo de 2011. Un muñeco de Epi ardiendo inauguraba el canal de Youtube AgzTv y anunciaba lo que fue el disco debut de Antón como C. Tangana, Agorazein presenta a C. Tangana. Todo lo que ocurría durante esos 36 segundos hacía arder el legado de Pucho con la misma intensidad que las llamas que derretían al protagonista del vídeo: la instrumental que sonaba nos trasladaba a un escenario musical completamente nuevo e incluso el apodo, hoy del todo familiar, parecía extraño y foráneo.
Fue la primera vez que el artista truncaba su propia personalidad artística y establecía un modus operandi que se ha convertido en norma para él: cada trabajo nuevo coge al anterior y lo lanza por la ventana. Uno se mueve más libre sin mochila. Y con esa libertad cruzaba el viernes C. Tangana la Sala 1 de Razzmatazz hacia el escenario, después de un truco de ilusionismo que anticipaba todo lo que estaba por llegar. Era el concierto de presentación de Ídolo en Barcelona, un show que se convirtió en toda una demostración de fuerza: fuegos, humo, coreografías de bailarines y pole dance, pantallas correderas, y Fabianni y Alizzz detrás, soltando la música adaptada al milímetro para el concierto.
El público que llenaba la sala, y que volvía a ser una muestra representativa del alcance transversal de la música urbana (pero sobre todo de la de C. Tangana), estuvo absolutamente entregado, coreando las líricas palabra a palabra. Deslumbrados por el brillo de ese becerro de oro del que habla Antón Álvarez en la construcción del Ídolo: el escenario y toda la pirotecnia del show parecía estar forjado con el mismo material magnético.
Entrevistas, emplazamientos publicitarios en el metro y en la Gran Vía, stories… De sobras conocemos la capacidad de C. Tangana de comunicar su propuesta artística en 360º. Marketing y música se alinean para transmitir su obra o, más concretamente, el concepto que esté trabajando en ese momento. Ahora el escenario se ha convertido en un lienzo más sobre el que seguir perfilando su propuesta. Desde convertirse en su forma más explícita de posicionarse en el panorama, a extender la idea de teatrillo y espectáculo que explica en el álbum, a usarla como DM para notificarnos cambios: lo de Ídolo ya ha pasado. Ahora vamos a hacerlo añicos.
Hablando con Pucho por teléfono en una entrevista reciente, se mostraba totalmente optimista y contento por el momento que estaba viviendo la música urbana nacional. Los artistas están encontrando su propia voz, están construyendo su propia personalidad artística y situándola en algún punto del panorama. Por primera vez la escena puede empezar a evolucionar de forma madura y autoconsciente más allá de los dos o tres nombres de turno.
Veíamos a Sticky M.A. telonearle y lo entendíamos. El de Agorazein ya tiene una entidad propia y reconocible, pegajosa, que es lo único que le faltaba al público para engancharse a él, y su actuación lo demostró: YanoaY, Guadalupe, y otros hits de su carrera nos abría una ventana con vistas panorámicas a una trayectoria en constante evolución que nos dejaba de forma inevitable en la figura del Sticky M.A. de ahora, absolutamente independiente, despreocupado y edulcorado, como explicábamos en una reciente entrevista con él.
Por optimista que sea el diagnóstico de C. Tangana respecto al panorama, es indudable que los artistas fuerza del movimiento están seleccionando y tomando sonidos del abanico urbano y construyéndose su propio castillo encima. Ya sea enfocándose al rap mainstream, al dancehall o al trap, por hablar de tres estilos reconocibles. Tan solo comparando este concierto con la presentación de ADROMICFMS4 hace unas semanas, encontraremos dos abordajes igualmente genuinos, igualmente creativos, y totalmente distintos. Aunque sea un juego de pura ficción, me gusta imaginar cuál de estos espacios correspondería al de artistas de Estados Unidos. ¿Quién sería Drake? ¿Quién Ye? ¿Quién Guwop? ¿Quién Lil Uzi?
La propuesta de C. Tangana ha sido la de hacernos vivir una experiencia mainstream al estilo pop, al estilo de las estrellas de rap en USA, algo totalmente inaudito en la música urbana de aquí. Crear un espectáculo que nos lleve a la altura de todo el revuelo creado con Mala Mujer y su nuevo disco, para dejarlo caer. Como aquel Epi en llamas, esa figura elegante iluminada en un pedestal está balanceándose en el borde y Pucho a punto de darle el empujón. Si en 2011 fue un vídeo de 36 segundos que pasó casi inadvertido, el estruendo que puede hacer ese ídolo es mucho más grande. No hay duda de que la trayectoria del artista seguirá ascendiendo. A nivel mediático y creativo. Pero la idea de la construcción del disco ha acabado. Ahora toca verlo caer y construir de los trozos de oro algo totalmente nuevo.