Este miércoles 15 de noviembre, Distrito 91 lanza el último trabajo de un habitual de la escena underground madrileña, Big City Lover.
“Sex, Lies & Beat Tapes” continúa donde el productor afincado en la capital lo dejó: hip hop y ritmos propios de una ciudad cubierta de neón, hacia una música de baile más sofisticada y tradicional.
El nuevo trabajo de Big City Lover se desarrolla en el punto en el que se encuentran, se cruzan y se disuelven la cultura del hip hop y la cultura de baile de los 90. Elegancia y sofisticación, un ligero aire inacabado… “Sex, Lies & Beat Tapes”, desde los títulos hasta la propia estructura de sus tracks nos transmite una sensación confusa, propia de un productor que vive su música y sus referencias desde una experiencia nocturnal; oscura aunque serena.
El desarrollo del disco se basa en la alternancia de esos ritmos más pausados o próximos a beats de rap y otros de cadencias más cluberas, house con elementos retro… Y algún que otro mágico detalle o sample que demuestra un gusto exquisito y con calado por la historia de la música electrónica. Personalmente, el que suscribe esto destacaría esos cortes más bailables y traviesos, como el “A5” o el “A6”, en los que podemos sentir el ritmo de la pista sin renunciar al groove propio de una propuesta más próxima al hip hop. Un trabajo de pura distinción que conecta también con la tradición beatmaker por la breve y sutil extensión de los temas.
Otros cortes como “B1” incluyen sonoridades más ácidas, o en el caso de “B2” un ambiente próximo al soul y el jazz; en una diversidad que aparece unida por la cadenciosidad y el aire groovero del conjunto. De este modo, Big City Lover parece refinar la propuesta que hace tres años entregase con “Stolen Moments” (Solid Tapes, 2020) y demuestra ante todo un atento criterio a la hora de entremezclar estilos. Esta sería sin duda la cualidad a destacar de “Sex, Lies & Beat Tapes”, pues da cuenta de un productor con un conocimiento profundo y sólido de su hardware y de cómo este ha dado pie a distintos estilos y momentos musicales en los orígenes de la música electrónica. Ser capaz de combinarlos bajo el signo de la noche es de un mérito enorme.