En “Transcorporeal Portal”, las grabaciones de campos acuosos se estiran, comprimen y alargan en una sinfonía de matices celestiales, borrando todo sentido del tiempo.
La práctica de Madelyn Byrd se basa en las intersecciones del hidrofeminismo y la neuroestética, una exploración de las extrañas interacciones entre la ecología y la tecnología. Bajo su nombre de Slowfoam, ha producido una serie de EP embriagadores, que combinan sonidos acústicos y sintéticos. En una evolución mutada del glitch y el experimentalismo microtonal de los años 2000, el extraño ambiente de Slowfoam rezuma tacto sensual, un gorgoteo efervescente de material orgánico procesado digitalmente.
En su LP debut, Transcorporeal Portal, las grabaciones de campos acuosos se estiran, comprimen y alargan en una sinfonía de matices celestiales, borrando todo sentido del tiempo. Las ondas digitales son rastreadas por soplos del cuerpo; el pulso constante de un latido del corazón y el aliento íntimo de las palabras susurradas.
Slowfoam abraza la tonalidad brillante de las muestras hiperdigitales que se metamorfosean mediante una manipulación profunda. Los sonidos se secuencian en arreglos intrincados como fractales ramificados de organismos vivos, con patrones complejos que se forman en cada escala. Este proceso, enigmático y en capas, evoca el insondable procesamiento de algoritmos de inteligencia artificial, ofreciendo vislumbres proféticos dentro del brillante portal.