Charlamos con el músico y productor vasco que ha lanzado un imaginativo segundo LP que apunta a ser uno de los trabajos más interesantes de este 2024.
El músico y productor Jon Aguirrezabalaga es una mente inquieta que bajo su alias Zabala explora territorios que se adentran en la experimentación. Acaba de editar NO CLUB, el último álbum que ve la luz a través del sello Forbidden Colours, etiqueta de Aitor Etxebarría que echa el cierre tras una década de actividad. Un trabajo que plantea muchas aristas en forma y fondo y que cuenta con poderosas colaboraciones como las de Verde Prato o RRUCCULLA. Una muestra de la buena salud de la escena musical alternativa del País Vasco. La que transita por recovecos vanguardistas plagados de sensibilidad. Un álbum con un sonido onírico que invita al escapismo y la reflexión que ha encantado a gurús de la electrónica como a Laurent Garnier. Sobre todo ello hemos conversado con él.
Hola Zabala, un placer hablar contigo. Lanzas tu nuevo disco NO CLUB, ¿cómo lo definirías para alguien que quiera acercarse a él?
¡Muy buenas! El placer es mío. Siempre me cuesta mucho definir la música con palabras pero diría que No Club es un disco de electrónica pop, con un punto marcadamente onírico y no destinado a la pista de baile. El momento perfecto para escucharlo sería en un tren por la mañana volviendo a casa de resaca después de una noche de fiesta.
¿Cómo ha sido el desarrollo y el proceso de creación de este álbum?
Largo, sobre todo muy largo. La mitad del disco estaba compuesto antes del COVID, y después, por diferentes razones pero sobre todo por producir y trabajar para otros artistas, no conseguía terminarlo. Al final, me obligué a mi mismo a reservar unos meses en 2023 y conseguí rehacer las ideas que ya tenía además de componer 5 temas nuevos. Conseguí disfrutar de ese proceso, que era mi gran objetivo, y quedé muy satisfecho con el resultado.
NO CLUB se mueve entre lo sintético y lo orgánico con ecos e influencias de Caribou o Floating Points más experimentales ¿qué retos te ha supuesto alcanzar este sonido tan particular?
Para mi la composición y el diseño sonoro siempre van de la mano, e intento beber no solo de esos artistas que comentas u otros obvios como Aphex Twin o Four Tet, si no también de cosas más ajenas y muy dispares como Debussy, Philip Glass, Hendrix, Colin Stetson o Arthur Rusell. Es un desafío integrar cosas tan diferentes en tu música pero creo que puedes llegar a algo más inclasificable y sobre todo más personal, mi principal objetivo cuando hago música, conseguir tener la sensación de que nadie más podría haber hecho exactamente este disco.
Es un álbum de fuertes contrastes que ha recibido una valoración muy positiva de artistas como Laurent Garnier ¿Qué supone para ti que una leyenda así de ese beneplácito a tu obra?
Pues fue bastante loco leer eso de una leyenda, un highlight en mi carrera claramente jaja. Le mandamos el disco a la emisora con la que colabora, FIP, y nos respondió diciendo que le había encantado y que le había parecido un pequeño tesoro. En cierta manera te justifica a ti mismo todos los esfuerzos y el tiempo invertido. También me hace mucha ilusión la crítica de gente más cercana como Izaskun (RRUCCULLA), Ke Lepo o Ana (Verde Prato), que me digan que les ha gustado mucho el disco… espero que sea verdad jaja.
¿Algún día veremos a Zabala haciendo pura música de club pensada para la pista de baile?
De forma cíclica me viene esa idea, hacer un disco entero enfocado al club, pero creo que por ahora hay otros lenguajes que me resultan más atractivos y ricos a la hora de crear. Pero no descarto la idea, si hay una parte de mi ahí que reclama intentarlo al menos. Eso sí, tendría que conseguir un acercamiento personal a ese mundo, estos últimos años tengo la sensación de ciertos patrones y sonidos que se repiten en diferentes artistas están homogeneizando demasiado lo que yo entiendo como música de club. Sería un reto bonito intentar hacer algo diferente.
El disco se presenta como una deconstrucción de los vínculos en la era digital ¿crees que cuantas más facilidades tenemos para comunicarnos a distancia más solos nos encontramos? ¿Cómo trasladar ese sentimiento en la música?
No habla tanto de la soledad como de la falta de intimidad, o de cómo le hemos dejado de dar valor. Es una reflexión muy personal y no tanto una crítica; surge de la idea de cómo algo que se mantiene en la intimidad de una relación o una comunidad puede ser algo más fuerte e imperecedero. Nunca he entendido la necesidad de hacer partícipe a gente completamente ajena a tu vida de cosas íntimas y personales. Aplicándolo al club se puede hablar del uso de móviles y como esa ruptura con la intimidad de la pista quita magia y verdad al momento, también aplicable a una pareja o un grupo de lectura… Realmente se refleja más en las letras, que hablan de ello de diferentes formas a lo largo del disco, que en la música o los sonidos.
Cuentas con varias colaboraciones como las de Verde Prato, Verde Prato, RRUCCULLA, Sara Zozaya y Liam de Full Cab ¿Cómo surgieron y cómo ha sido trabajar con ellos?
Todos ellos son artistas a los que he producido (o grabado en el caso de RRUCCULLA) y admiro. Tenía claro que quería colaborar con gente cercana y con la que tuviera una afinidad personal, y ha sido una maravilla el proceso la verdad. Después de Martian Civilization me apetecía probar elementos más “pop” y la voz era la herramienta perfecta para llegar ahí.
La parte visual tiene mucho peso como hemos visto en los videos de los singles de adelanto ¿cómo lo has enfocado y quiénes te han ayudado en esta visión?
En el anterior disco ya colaboré con el artista donostiarra Rafa Zubiria, y aquí volví a repetir con él en los vídeos de ‘Urtu’ y ‘Nire Azala’. Me parece un genio y siento que lleva mi música a otro nivel. En esta ocasión además él realizó el vídeo sobre una demo y cuando lo vi acabé el tema y creé nuevos arreglos inspirados en las imágenes, así que fue un trabajo más colaborativo, más enriquecedor.
En el caso de ‘Tantak’ fue mi hermano el responsable de la creación del vídeo. Siempre me acompaña en directo con las visuales y fue muy especial contar con él para darle un universo visual al tema. Me encanta el resultado, y al igual que me pasa con los vídeos de Rafa, siento que lleva el tema a otro nivel.
Euskadi cada vez tiene más proyectos que apuestan por la electrónica ¿cómo ves la salud de la escena vasca en estos momentos?
Muy bien la verdad, hay movimiento y propuestas muy dispares pero con mucha entidad. Desde la electrónica que yo siento más cercana a mi proyecto como RRUCCULLA, Ke Lepo o Divorce from New York, hasta otros como Jai/Egun que la utiliza como complemento en otro contexto totalmente diferente.
No Club es la última referencia de Forbidden Colours, que echa el cierre tras una década, ¿ha supuesto una motivación extra o por el contrario has notado cierta presión?
Realmente yo no sabía que el sello iba a parar hasta que el disco no estuvo acabado, así que presión ninguna. El principal sentimiento es de pena, ya que su desaparición nos deja un poco huérfanos a todos los artistas que hemos formado parte del proyecto, y deja un vacío importante en el panorama musical euskaldun. También hay que celebrar estos 10 años y valorarlos como se merecen, creo que dejan un legado increíble.
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