Por muy trivial que parezca decirlo, la realidad es que la música de Skygaze insta a hacer lo que su propio nombre indica. Clavar la mirada en el cielo. Y si no es literal, al menos metafórica o emocionalmente hablando. Tomando el atajo del getting high o haciéndolo por la vía templada. Lo importante es frenar en seco y apoyar la vista en ese azul oscuro casi negro que da color al art work de este Endless harvest. Y pestañear suavecito, a juego con las maneras de sus beats.
Es casi imposible dar al play de este trabajo sin pensar en aquel “Fantasy” (tema incluido en el EP del mismo nombre -que publicó el pasado mes de abril vía Love Our Records– y que le anotó unas cuantas/muchas conquistas). Y de entrada, los samples vocales del tema “Float” (con el que abre este álbum) pueden recordar a aquel “Fantasy” (que abría su anterior trabajo). Pero, ¡ay! aquel “Fantasy”… La parte sensual sigue ahí, eso sí. Ahí y prácticamente a lo largo de los otros nueve cortes que dan vida a este álbum en el que Jaime Tellado juega con los parámetros del sonido bass y los rocía de un halo íntimo y emotivo de texturas rugosas y absorbente. El asturiano no sólo ha mimado con esmero la música (producida y masterizada por él mismo), también han corrido a cuenta suya el art work y la grabación de una edición limitada del álbum (30 copias) en formato cassette.
Si hay algo que caracteriza las melodías de Endless harvest es ese brillo de toque nostálgico que domina en temas como “Pressure” y “Seideponmyg” y que sólo vemos oscurecer en “Shoreditch”, donde los beats arrancan con algo más de dureza y cierto olor a calles estrechas y suciedad en altas horas. “Shoreditch” no es la única entrada menos tímida en las instrumentales hip hop, también está “Overjoyed Octracize”, otro alarde de beats abstractos con un toque cósmico que perdura en el ambiente una vez que su sonido se ha diluido.
Ni siquiera la última pieza de este trabajo deja de lado esa luminosidad; su outro (solo disponible en la versión digital) es como abrir una caja de música cuyos figurantes bailan lento, al mismo ritmo que el espejo en que reflejan sus giros pasa a desmenuzarse en minúsculas gotas de luz. Pero probablemente el momento más expresivo no esté en el cierre sino en el preciosismo downtempo de “Hours&Hours”. En ese tramo hipnótico que emana de un ritmo de delicadeza brava (la cual empapa cada uno de los tracks).
Endless harvest tiene un destello muy concreto, que no se pierde en ningún momento del discurso. Y que va ganando propiedades con las escuchas. La magia del detalle.