Para alguien que a lo largo de toda su carrera, que parece corta, pero que consta de tres álbumes y algún que otro EP, ha practicado toda clase de sonidos, desde el synth-pop al funk pasando por el pop hipnagógico y el disco, resulta un poco extraño que decida empezar un proyecto vendido como “dance” o “housey”. Hablamos de Chaz Bundick, alma de Toro y Moi, que con su banda principal siempre ha hecho una música enfocada a la pista de baile, y que ahora deja aparcado este pseudónimo para recuperar Les Sins, un alias que le ha servido para buscar nuevas sonoridades más indiscutiblemente bailables, sin tanto componente pop. La comparación con Caribou y Daphni no está del todo desacertada, pues son casos bastante similares, y, de hecho, les une algo, pues Dan Snaith ya editó en JIAOLONG un maxi de Les Sins.
Cuesta un poco tomarse realmente en serio este nuevo proyecto y más si nos fijamos en la infantil portada de su álbum de debut, “Michael”. Sin duda, estamos ante una colección de canciones que se mira en el espejo de movimientos como el Chicago house y el French Touch de los primeros Daft Punk, pero que parece una versión algo más descafeinada que Toro y Moi. Quizá sea porque ya nos hemos acostumbrado bastante a la voz de Chaz Bundick y en Les Sins aparece más bien poco. Entre samples vocales tan diversos como el “One Love” de Nas, este disco huye bastante de los ricos matices melódicos del proyecto principal del de Berkeley para enfocar más su mirada en el ritmo y la construcción de los beats, a veces puro 4×4 y otras más desordenados.
Así bien, queda la sensación que “Michael” es un disco con buenos momentos, como por ejemplo la extraña pero seductora “Past”, la ligeramente vanguardista “Toy” o el jack de “Bother”. Que quede eso claro, aquí hay buenas ideas y están bien ejecutadas, básicamente porque Chaz Bundick ya ha demostrado en el pasado que es un músico prodigioso, pero queda la sensación de que estamos ante una verdadera oportunidad perdida de mostrar su inacabable talento. ¿Será que su fórmula está agotada con un proyecto u otro? ¿Nos hemos cansado de estos discos que picotean tanto de muchas fuentes sin aportar nada realmente nuevo? ¿O simplemente le ha dedicado menos esfuerzo por considerarla una obra menor? Las respuestas a todo esto seguro que las tendremos cuando llegue a nuestras manos un hipotético cuarto álbum de Toro y Moi.