Hace cosa de dos años y medio tuve la oportunidad de hablar con 30drop cuando empezaba su proyecto. De esa charla me quedó una cosa clara: que el tipo, o los tipos, iban realmente en serio con lo que hacía o hacían. Más allá del morbo de saber quién se escondía detrás de ese alias (quien quiera saberlo no tiene más que ir a uno de sus directos, como el que ofreció hace unos días en Moog), lo de este misterioso productor de origen desconocido es puro amor por el Detroit techno. No en vano hace poco colgó en Facebook un tema de Robert Hood diciendo que eso es por lo que existe el proyecto.
El caso es que después de un tiempo sin saber nada de él, a principios de año lanzó su álbum de debut, “Tools For The Dimensional Step”, a través del colectivo Detroit Underground (todo cuadra, ¿no?). Y en pocos días lo que para muchos era un proyecto desconocido se ha hecho una realidad palpable para el firmamento techno. Slam, The Black Dog o Ángel Molina son algunos de los artistas que se han enamorado a primera vista con esta música espacial, un homenaje sentido a la ciudad del motor y el sonido que se originó en ella hace ya unas tres décadas.
El relativo silencio que ha mantenido este tiempo ha sido para perfeccionar su técnica. Pero es que si antes ya demostraba un savoir faire envidiable (y sospechoso, vamos, un recién llegado no era), con este LP confirma las sensaciones y el crecimiento como artista. No inventa la sopa de ajo, porque para eso ya están otros precursores que él mismo se encarga de citar (Jeff Mills, Terrence Dixon o Surgeon), pero entrega lo que bien podría ser un cancionero perdido de finales de los ochenta en Detroit aunque con la mirada puesta en el presente. Puede no sonar coherente, pero si se escucha con atención se comprueba que 30drop tiene un pie puesto en el pasado y otro en el futuro.
El título del disco habla por sí sólo. Primero, aquí hay un discurso elaborado que se ve en la nota de prensa y en estos cortes concienzudos. Y, segundo, esto es una herramienta perfecta para DJs. Aunque la escucha en casa no está desaconsejada, esto es un caramelo para los pinchadiscos más puristas. Directo al grano, minimalista y a ratos crudo, aunque también melódico, este LP supone un paso adelante en un género que a priori parece anclado en el pasado pero que, como se demuestra aquí, aún tiene mucho que decir. No en vano, el futuro siempre ha formado parte de su imaginario