De la manera más tonta, el pasado julio Ariana Grande estuvo a punto de dinamitar su carrera. Todo sucedió la semana del 4 de julio, ni más ni menos, cuando las cámaras de seguridad de una tienda le pillaron lamiendo donuts y diciendo que odiaba América. Una osada declaración que no sentó bien en una sociedad tan patriótica como la americana. Pero la diva ha conseguido revertir la situación en los últimos meses pese a ser uno de los personajes públicos más odiados de su país y estar sometida al escrutinio de la gente. Quienes la veían como una cría (desde luego, su look infantil no ayuda, como tampoco su pasado como estrella de Nickelodeon) fruncieron el ceño cuando iba de mujer fogosa en su genial dueto con The Weeknd, Love Me Harder, o cuando tituló a su tercer álbum Dangerous Woman. “¿Qué tiene de peligroso esta niñata?”, pensaban muchos. Probablemente no demasiado, pero al final se ha salido con la suya, con apariciones tronchantes en la muy menospreciada e infravalorada serie Scream Queens o en esa, ya histórica, aparición en Saturday Night Live, imitando a todo el mundo desde Rihanna a Jennifer Lawrence con brillantez y mucha gracia.
Musicalmente también ha sabido reconducir la situación. A finales de año lanzó el single Focus, que debería haber servido como principal adelanto de este Dangerous Woman. La gente se cebó con él porque se parecía demasiado a su omnipresente y ya algo cansino hit Problem. Ella se dio cuenta de ello y al final sólo aparece aquí como bonus track. Parecería una osadía porque, aunque sí es cierto que tiene un rollo parecido, nos costaba creer que fuese a tener 10 o 12 canciones mejores. Pero las tiene. Por ejemplo, el tema titular. Ese pop-R&B retro que tan bien le sienta. A fuerza de interpretarlo brillantemente en directo en distintos espacios acabamos creyéndonos eso de que es una mujer peligrosa. Luego llegó la muy noventera, housera y Mariah Carey Be Alright o la interesante colaboración con Lil Wayne, que no echa humo como Love Me Harder, pero lo intenta con buenos resultados en muchos momentos. En aquel punto pensábamos que no iba a haber ningún gran banger como Break Free para conquistar al público EDM, pero andábamos equivocados. Estrenó Into You, una nueva producción de ese genio que es Max Martin (y una que, dicho sea de paso, entra directa en el top ten de sus mejores obras) y vimos que no se había olvidado de su faceta más bailable. De hecho, la había mejorado. Aunque Break Free es irresistible, también hay que admitir que es una auténtica garrulada. El sonido aquí es más elaborado y sofisticado y la letra muy interesante en el sentido de que se puede interpretar como un dardo hacia todos aquellos que la critican.
Tras cuatro sencillos entre el notable y el excelente tocaba pasar la prueba de fuego, ¿el resto del álbum está a la altura? Desde luego. Además, resulta muy variado y entretenido. En unos tiempos en los que las grandes figuras del mainstream entregan discos que rebasan la hora y llegan a la veintena de temas, Ariana con doce, hasta se queda corta, y los bonus tracks entran la mar de bien. Para ello vuelve a contar con los servicios de Nicki Minaj, esta vez en un corte de inclinaciones reggae. Un nuevo fichaje es Future, cuya aportación es algo decepcionante pues se limita a repetir hasta el hastío la palabra que da nombre a la canción (Everyday), pero la pieza vuelve a demostrar lo hábil que es Grande a la hora de llevar a terrenos pop otros géneros como, en este caso, el trap. El aroma retro asoma de distintas formas: en la muy funk Greedy o en esa balada 50s que es Moonlight.
Se insiste en su portento vocal como uno de los máximos atributos de Ariana Grande pero quizá hay otros más interesantes. Por ejemplo, esa vasta cultura musical que ya apuntábamos. Dangerous Woman es un recorrido por la música popular de las últimas décadas que resulta ameno y sorprendentemente coherente. Pero más importante es que en una época en la que las grandes estrellas del pop se dedican a saltarse las reglas de la estrategia promocional de toda la vida con lanzamientos sorpresa (Beyoncé, Rihanna…), ella es más tradicional. Ariana no necesita subvertir las reglas para llamar la atención, pues lo consigue con su música. Es probable que aún tarde un poco en ascender a la primera división del star-system musical, pero picando piedra y callando bocas lo está consiguiendo poco a poco.