IRL es una serie de entrevistas donde se intenta indagar en los cambios del periodismo musical provocados por la llegada de internet. Del fanzine mecanografiado y de escasa tirada a los blogs; de las crónicas elaboradas a pie de concierto al amarillismo con la única pretensión de alcanzar los 1.000 likes. A través de sus protagonistas, informadores musicales de vieja y nueva escuela, profundizaremos en las nuevas reglas de juego observando la red desde la vida real, el contexto tangible. Esta serie, aunque aún no bautizada como tal, se abría en diciembre con la entrevista a Luciano Álvarez (codirector del fanzine Self).
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“Fíjate, yo no conservo ni un número del fanzine. Ni copias, ni originales… Nada. No tengo nada”. Es lo primero que dice Cruz Gorostegi al ver uno de sus fanzines impreso sobre la mesa. Se trata del primer número de Syntorama, con fecha febrero-marzo de 1984. En él se habla (entre otras cosas) de Lotus Records, Brian Eno, el Korg MS-20, Neuronium, Cabaret Voltaire o PIL. Treinta años más tarde, Cruz tiene dividido su cerebro en dos mitades: su trabajo (una promotora de conciertos que lleva el mismo nombre de aquel fanzine guipuzcoano: Syntorama) http://www.syntorama.com/cas/ y su pasión por el ruido. “Y lo que yo escucho en mi casa no tiene nada que ver con lo que yo trabajo. Escucho básicamente lo que escuchaba antes y trabajo con Noa, con Omar Faruq… Nada que ver un mundo con otro. ¿Por qué? porque uno me da de comer y el otro me satisface como aficionado”.
Precisamente, Cruz está en Barcelona por trabajo. Al día siguiente de esta entrevista, su promotora de conciertos llevaba el showcase de Irit Dekel y Eldad Zitrin al Fnac de Plaça Catalunya. La plantilla de su actual trabajo cuenta con alguna persona más que la redacción de aquel fanzine, donde estaba prácticamente sólo. Desde hace algunos años, Syntorama (del que se llegaron a publicar 20 números) se puede descargar aquí de forma gratuita gracias a Ex Libris, aunque Cruz reconoce no haber hecho nada en este sentido aparte de dar el permiso correspondiente para llevarlo a cabo.
Cruz, que a la vez que hacía el fanzine tenía dos programas musicales en Radio Egin (Syntorama y Futurama), cree que en este período de tiempo los medios de comunicación -en general- han ido a peor. A la pregunta sobre si consume prensa musical diariamente, responde con otra cuestión: ¿acaso hay prensa musical alternativa?
En el primer editorial de Syntorama, allá por 1984, podía leerse: “Los buenos aficionados a la música electrónica nos encontramos, a la hora de ampliar nuestros conocimientos con una escasa información, aunque el material que hay sobre este tipo de música y New Wave de vanguardia es abundante”. Si tuviéramos que adaptar esta afirmación a nuestros días, ¿qué diríais en vuestro editorial?
Claro, es que estamos hablando de hace más de 30 años. Primero, muchos de los discos no se publicaban en España. Segundo, yo no sé si entonces existía el CD o no. No me acuerdo. Había muchas ediciones en cassette, muchas las editaban los propios músicos. Eso era… una labor de gourmet. De ir eligiendo, de pedir, eran ediciones muy pequeñas… Lo de ahora es fácil, tú entras en Spotify, o en internet… y no tienes que hacer mucho más.
¿Cómo nace Syntorama como fanzine?
Nace como fanzine de alguna forma por la necesidad mía, porque la revista la hacía yo solo… Por la necesidad de tratar de poner en manos de otros toda aquella información que yo tenía. Como era una persona envuelta en muchas cosas que se hacían, con mucho interés respecto a la música. Yo decía: ¿con quién puedo compartir? Y de ahí salió la idea de hacer el fanzine, así de sencillo.
El programa de radio entonces, ¿vino después?
Sí, vino después. El periódico Egin, que era el periódico de la ETA que decía Garzón, montó una radio. Y Fermín Muguruza, que era amigo mío, me llamó. Y me dijo: “oye tú, se va a montar una radio. ¿Quieres hacer un programa de las músicas que tú tratas?” Y le dije que sí. Y entonces yo estuve en la radio desde que se montó hasta el día anterior que vino Garzón y la cerró. A veces hacía dos horas de Syntorama, otras veces de un programa que se llamaba Futurama, y a veces hacía una hora de Syntorama y otra de Futurama. Syntorama era en una línea, por decirlo de alguna manera, más asequible al oído. Y Futurama era, entre comillas, más arriesgado. Más abrupto, más experimental.
¿Krautrock, por ejemplo…?
No, no. Ruido. Directamente ruido.
¿Y cómo va evolucionando Syntorama desde ahí a lo que es ahora, es decir, una promotora de conciertos?
Ahora Syntorama no tiene nada que ver con lo que yo hacía anteriormente. Porque, de alguna forma, cuando yo me propongo vivir de la música… obviamente, del ruido no puedes vivir. Entonces, ahora mi cerebro está dividido en dos partes: por un lado la profesional, que es donde yo trabajo. Y por otro lado, lo que yo escucho. Y lo que yo escucho en mi casa no tiene nada que ver con lo que yo trabajo. Escucho básicamente lo que escuchaba antes y trabajo con Noa, con Omar Faruq… Nada que ver un mundo con otro. ¿Por qué? porque uno me da de comer y el otro me satisface como aficionado.
Entonces ¿ves complicado ahora mismo montar un medio dedicado a la música que a uno le gusta, por así decirlo?
Sí. O sea, no puedes dedicarte a eso. Tienes que hacerlo en tu tiempo libre. Porque realmente y más ahora en estos tiempos, que nadie arriesga. Porque en aquellos tiempos la gente arriesgaba, la gente escuchaba muchas cosas raras, aunque solo fuera por curiosidad. Ahora la gente pide sota, caballo y rey.
En ese mismo número uno del que hablábamos anteriormente, escribíais unas palabras sobre la retirada de antena del programa La Edad de Oro. ¿Cómo era aquella televisión de los 80’ y cómo es la actual?
Lo de La Edad de Oro fue una pena. Hoy en día, un programa como La Edad de Oro, no diré que sea impensable, porque siempre hay milagros. Bueno, milagros no hay desde hace 2.000 años. Pero bueno, que no. Que los medios están a otra cosa. De hecho, no solo un programa así no sería posible sino que vamos a peor. Los periódicos tienen cada vez menos periodistas en Cultura, las radios igual… Los espacios para Cultura son menores, las compañías se pegan por un hueco para meter a sus artistas potentes, por lo tanto… no hay tanta curiosidad como había antes, al menos yo no lo veo. Por lo tanto un programa así yo creo que no es viable.
La televisión ha ido a peor entonces…
Todos los medios.
¿Y la prensa escrita cómo la ves ahora mismo? ¿Cómo crees que ha influido internet en ella?
Internet ha revolucionado todo, aunque sea una frase hecha. Es más, hay muchos artistas alternativos de música electrónica que no necesitan ni verse. Y por eso hay trabajos ahora mismo de músicos que no se han visto en su vida. Esto respecto a la música, respecto a la información, todo el mundo con una tecla tiene acceso a todo. A Spotify, a otros músicos, a comprar música, a descargar…. ¿Qué más quieres? Si nosotros hubiéramos tenido esto hace 25 años, otra cosa hubiera sido.
¿Consumes información musical habitualmente? ¿Tienes algún medio de referencia?
No. Yo me compro muchos discos…
¿Vinilos?
CD’s. Porque el vinilo me parece otro cuento chino. A ver, yo entiendo que todo el mundo que tiene el negocio, tiene que sobrevivir y tiene que romperse un poco la cabeza. Pero, donde esté la calidad de un CD no está la de un vinilo. Aunque claro, como el mercado no sabe qué hacer…
Volviendo al tema de la información musical. En la anterior entrevista de esta serie, Luciano Álvarez, http://www.beatburguer.com/especiales/luciano-alvarez-espiritu-fanzine/ de Self, decía que la gente no leía prensa musical…
Pero, ¿hay?
¿Cómo?
Que si hay revistas…
Hmmm…
Bueno, sí. Está Mondosonoro, Rockdelux… Pero de música experimental no hay mucho. Hay más de música menos alternativa. Hay una revista muy buena inglesa que se llama The Wire y esa sí que me encanta.
Tengo curiosidad por las portadas del fanzine ¿Quién las diseñaba? Porque esta primera, en concreto, me parece brutal…
Aunque no lo creas, nunca he dado importancia a la portada. De hecho, si alguien interesado en el diseño viera esas portadas diría que son horrorosas.
¿Si? Pues a mí no me lo parecen.
Pues entonces es que igual eran revolucionarias y nadie lo sabía… Las diseñaba yo. Pero no me considero… Así como creo que he sido un promovedor de estas músicas (electrónica, techno, minimal…) a través de mis fanzines, no me considero una persona que tenga que decir mucho respecto al diseño de las portadas.
Entonces, ¿cuántos erais en el fanzine?
Yo.
¿Por eso no hay firmas dentro de la revista?
Mi mujer me ayudaba a picarlo, mi cuñada me ayudaba a picarlo. Y claro, era todo muy artesano. Además hay una cosa que no sabes. Hay un número original que está troquelado. Pedí un troquel en una imprenta e hicimos unos 500 ejemplares así.
Y hay otro número… A ver, yo estudie electrónica de joven. Ahora ya todo viene en chips. Entonces, tienes tres chips y tienes una nave espacial. Pero antiguamente había una resistencia muy chiquitita, que era como una especie de arroz (para entendernos) y tenía unas patillas que salían, eso lo metías en el circuito y lo estañabas. Entonces, otra edición tenía en cada fanzine una o dos resistencias, ya no me acuerdo. Entonces yo hacía un agujerito en el papel y lo soldaba. Lo hacía porque en la imprenta ponían cola en el lomo del fanzine y se despegaba. Entonces, así no se despegaba.
¿Ibas uno por uno?
Sí. Yo tenía mucha paciencia. Hay otro fanzine que estaba numerado. Pasaba lo mismo, que se despegaban las hojas con la cola; y yo hice un agujerito con una etiqueta numerada para cada uno de ellos.
¿Hay algún contenido o momento (o varios) de Syntorama que recuerdes con un cariño especial sobre los demás?
No. Era todo conceptual. Es decir, por un lado el concepto era dar a conocer todas esas músicas. Incluso los contactos de los artistas que venían, de los conciertos, de los discos, de otras revistas… Porque realmente, el interés primordial era dar a conocer estas músicas a los que les gustaban. No había nada que quisiera ocultar, al revés.
Un carácter muy punki en realidad…
Como el mío.
Entonces, ¿internet le ha hecho bien a la música?
Sí. Porque todo lo que sea dar facilidades está bien. Lo que ha hecho es facilitar y cuanta más información haya… mejor.
Y por último, ¿por qué dejáis de publicar como fanzine?
Pues porque todo son épocas. De repente dices: ya no, tengo otras ocupaciones. Me dedico al negocio y ya pasó. Está hecho. Y que eran muchas horas. Hacía los artículos, hacía las entrevistas… Entonces no había ni fax, mandaba por correo las entrevistas. A EE.UU, a no sé dónde…
¿Y tampoco conservas ninguna de esas entrevistas?
De verdad, no tengo nada.