Doce minutos. En ese “pequeño” espacio de tiempo se concentran una historia y muchas. Un relato de beats espaciales y elegancia funk, de brumas ácidas y teclados en forma de ensoñación. Un relato que alude, a través de una voz cinematográfica, a “cambios excitantes”. ¿Los de Niño? “Quizá este es el momento en que más libre y seguro me siento haciendo música así que, si en realidad hay un cambio, se basa más en la actitud que en la estética”.
Ignacio Valbuena (Niño) es conciso en sus respuestas. Y tajante en sus directos. Hace algunas semanas, en la Awesome Party del sello barcelonés Disboot, el beatmaker se marcaba un live en el que -manteniendo su particularísima visión del hip hop- jugaba con estructuras jazzísticas, melodías sinuosas y ritmos más acelerados. Fue precisamente en esa velada donde pudimos escuchar “Tratado sobre música absurda y artificial”, recientemente publicado en Galleta Records.
Para presentar este nuevo trabajo -que llevará al escenario de Sónar 2015-, el productor se ha aliado con el artista visual Juan Carlos Quindós (al igual que Niño, procedente de Valladolid). Y juntos han desmenuzado la obra en un prólogo y cuatro capítulos audiovisuales, a través de los cuales hablan de seducción, lujuria, celos, darwinismo, engaño y -sobre todo- Hamor. Un Hamor (como dirían en Galleta Records: “con hache, sí”) que parte de la vida real y que queda reflejado en las pantallas de televisión. Un Hamor, como muestran las piezas audiovisuales en que se divide este “Tratado” que va desde el sufrimiento telenovelero a los enamoramientos pasados de escote que tienen lugar en el plató de Emma García.
– Después de haber visto imágenes del programa MYHYV (“Mujeres y Hombres y Viceversa”) en ese primer capítulo de “Tratado sobre música absurda y artificial”, teníamos que preguntarte ¿Ves el programa o has visto alguna vez?
No; quiero decir, sé lo que es y he visto algunas imágenes pero no me interesa.
– ¿Qué has consumido -musical y culturalmente hablando- en este tiempo previo a la publicación de “Tratado sobre música absurda y artificial” y cómo ha sido el proceso de creación?
Muchas cosas, por decirte unas cuantas… libros de armonía, manuales de hardware y software, tutoriales, cuentos de Lovecraft, música hecha en los 60 y los 70 como jazz fusión o rock progresivo, documentales, música no occidental, mucho cine y series de ciencia ficción. El proceso de creación del Tratado no ha sido un proceso como tal. Hace un tiempo volví a coger un ritmo más o menos constante después de un periodo de descanso y no ha sido hasta ahora cuando me he sentido cómodo para sacar algo. Digamos que son algunas de las piezas que he recopilado desde ese momento y luego he puesto dentro de un contexto.
– ¿El trabajo como tal está inspirado en alguna causa o provocación concreta?
Como te decía no pensé nada hasta que no tuve canciones donde elegir, el concepto vino después así que no trabajé ninguna idea más allá de lo estrictamente musical hasta el final. Supongo que lo más parecido a una causa es el hecho de llevar años sin publicar casi nada y tener ganas de hacerlo.
– De entrada, el título sugiere que se trata de un ensayo/declaración de principios. ¿Qué hay detrás de “Tratado sobre música absurda y artificial”?
Es curioso que, en general, el consumo de ciertos tipos de cultura tenga que llevar detrás una explicación previa. Muchos creadores tienden a no dejar hablar a su obra por sí misma, supongo que por el miedo a que el público no reciba correctamente el mensaje que pretenden transmitir. No había ideas antes del Tratado pero ¿cambiaría la escucha si las hubiera? Detrás simplemente hay música que he compuesto yo, imágenes que ha confeccionado Juan Carlos Quindós y el apoyo de Abel (Galleta) en la infraestructura. Bueno, y algo de sentido del humor, pero poco.
– Los títulos de cada corte -Prólogo / La historia del cambio / Ya no se limita a su falta de talento / El sistema de succión / Ataque pronunciado y caída suave- parecen estar planteados desde una narrativa concreta, es decir, una historia con comienzo y final… ¿Es así?
Puede ser, me gusta el surrealismo y las cosas sin sentido pero soy bastante cobarde y al final, acabo por enfundarlas en algo que parezca más o menos convencional como por ejemplo una historia, con principio y fin. Debería solucionar eso. En realidad son transcripciones de la voz que aparece entre capítulo y capítulo, otra excusa para poner un poco de orden.
– En cuanto a los vídeos de Juan Carlos Quindós, ¿Qué relación/paralelismo existe entre tu música y las imágenes que la acompañan? ¿Es algo que planteasteis así (como crítica a la televisión y por extensión a la sociedad actual) desde un principio o lo disteis vueltas una vez terminaste el trabajo hasta que llegasteis a la idea?
Después de elegir las canciones pensé que estaría bien acompañarlas de algo visual, algo sencillo y sin pretensiones que añadiera cierta intensidad al trabajo compensando el hecho de ser tan corto. Júcar y yo somos amigos desde hace ya bastantes años, es miembro del colectivo Turtle Power (del que también forma parte Garbanzo, mi socio en Diploide) con el que pincha, organiza fiestas y editaba un fanzine llamado Pepperoni. También es arquitecto, fotógrafo, creador de videos y geek en general, un auténtico hombre del renacimiento 2.0. Se me ocurrió la idea hacer algo muy inmediato recogiendo imágenes de “mala” calidad con un ipad o un teléfono y a partir de ahí él fue construyendo su película. El resultado es una especie de collage a base de video-sampling, historias de Hamor absurdo y artificial, y más que una crítica a la televisión y a la sociedad me parecen un reflejo (no sé si más o menos absurdo y artificial) de estas. Personajes deformados, iconos, colores, historias imposibles…
– En el Prólogo se habla de “cambios” (cambios “excitantes”), ¿supone este trabajo un cambio en Niño como artista?
Hay gente que me ha dicho que ha notado un cambio pero yo no lo veo así, si hay alguien que haya seguido de cerca lo que hago sabe que no soy capaz de acomodarme en los mismos parámetros durante mucho tiempo. Todos los trabajos que he sacado respondían a las necesidades y al contexto en que fueron concebidos y son diferentes entre sí. Quizá este es el momento en que más libre y seguro me siento haciendo música así que, si en realidad hay un cambio, se basa más en la actitud que en la estética.
– En los temas que se abordan en cada capítulo –“seducción”, “lujuria”, “deseo”, “arrebato”, “darwinismo”, “desenfreno”, “celos”, “engaño”, “odio”, “venganza”, “lágrimas”…- hay mucho drama, ¿no?
Juan Carlos es un peliculero pero no hay nada que no tenga la vida misma.
– Por cierto, pregunta abstracta: ¿qué pasa en Valladolid?
¿Nada..? En serio, no lo sé. A las grandes ciudades les encanta regodearse con sus éxitos y es más fácil que cualquier cosa relevante tenga aún más relevancia por venir de ahí. Valladolid (y otras muchas ciudades) están olvidadas porque no tienen turismo, o la economía es inferior, o las gobierna un troglodita corrupto… Los castellanos tenemos fama (bastante merecida, creo) de desarraigados así que no tengo ningún interés “patriótico” si te digo que es uno de los sitios con más talento e imaginación de la península, desde mi punto de vista, claro.
– ¿Cuánto falta para que podamos tener el trabajo completo?
Muchos me lo han preguntado y me parece buena señal. Musicalmente está completo desde que salió, corto pero completo. A la parte visual le queda poco.
– Hace algunos días, en la Awesome Disboot Party, pudimos escuchar por primera vez en directo algo de este nuevo trabajo ¿Cómo planteas tus próximos lives? ¿Irán en la línea de éste?
Hace mucho que no repito estructura en los conciertos, voy quitando o añadiendo cosas según el caso. Cada vez hay más hueco para la improvisación así que lo más probable es que crezca en número de instrumentos o de personas, no sé todavía.
– ¿Encuentras alguna utilidad a la televisión actual?
No, hace más de 4 años que no tengo televisión y otros tantos que ya prácticamente no la veía aunque sí entiendo su utilidad, creo que es parecida a la que tienen el fútbol, la religión…
– Y si tuvieras que ir a televisión a presentar tu trabajo (como se hacía en la era pre-internet pero con la parrilla actual), ¿en qué programa te verías? (valen todos, desde informativos a Gran Hermano, Sálvame, Hermano Mayor, Cuarto Milenio…)
No sé si sería capaz pero de los que nombras Cuarto Milenio parece lo más apropiado.