Fetisch (Terranova): “Estamos en uno de los momentos más estimulantes para la música electrónica”
Terranova evoluciona como formación abierta desde sus inicios, cuando Fetisch fundó el grupo en 1996. Casi dos décadas de idas y venidas, incorporaciones y giros de estilo, han dejado hits épicos como “Labrador” (entre decenas) y colaboraciones con las altas esferas de media industria (Gui Boratto, Tiefschwarz o Michael Mayer, por citar algunos). Las producciones de artistas como Stereo MC’s han contribuído a generar alrededor de su masiva producción y directos un aura legendaria que sigue intacta a día de hoy y que, curiosamente, cuidan y desarrollan el mismo Fetisch junto a &ME. El nuevo álbum de Terranova, “Restless”, llega casi simultáneamente al de Dave DK y es un ejemplo cristalino de la sintonía interestelar que tiene Terranova con el sello alemán desde hace años. Fetisch, inquieto, inconformista y alma de la formación, abre en esta entrevista su caja de pandora electrónica. Sus viajes, su época clubber en Nueva York, sus gustos literarios y su visión del mundo ocupan las siguientes líneas que, unidas, crean como una constelación poliédrica de su inclasificable y fascinante trayectoria vital.
Dejaste París hace poco y ahora estás de nuevo en Berlín. Además, a lo largo de tu vida, has pasado distintas épocas en varios lugares del mundo, desde Bélgica a Londres o Nueva York, ¿Qué te ha llevado de vuelta a Berlín?
Siempre es por cosa de mujeres, ¿no es así?. La historia de mi vida ha consistido en cambiar de ciudad persiguiendo el amor. Ahora he encontrado a la mujer definitiva, ¡pongo a dios por testigo! Ella vive en Berlín, así que me mudé a la ciudad.
¿Cómo organizas Terranova junto a &ME y tu producción día a día?
No trabajo con el concepto de “banda”, normalmente trabajo solo. Hay gente que se va incorporando o saliendo en función de lo que me voy cruzando por el camino y la sintonía que puede surgir con las nuevas personas que conozco. Terranova es como una “casa abierta”. Con &ME trabajo desde 2006, nos llevamos muy bien y es mi compañero de estudio. Respecto a mi producción, ya sea chequeando Discogs o cualquier lugar de la red, verás que no hay ni un lugar que tenga todo lo que he hecho, porque he trabajado con nombres tan diferentes que la gente no lo sabe todo.
¿Te parece interesante haber tenido tantos alias y proyectos diferentes hasta el punto de que mucha gente se disperse si quiere seguir tu trabajo?
Lo que he tratado de evitar son las comparaciones. Estoy muy cansado de que la gente compare lo que haces, por ejemplo un álbum con el anterior. Así que en cierto momento decidí cambiar el nombre cada vez, fue divertido, pero quizás no una buena idea. Hubo un momento en que Michael Mayer me llamó y me dijo “¿Por qué no vuelves a retomar Terranova y haces algo para Kompakt?”. Fue en ese momento cuando empecé a tomarme las cosas más en serio. Anteriormente monté un proyecto llamado Lottergirls, produje para Gigolo Records y luego como Fetisch con &ME, etcétera.
Escuché a Lottergirls y me pareció divertido, loco y muy fiestero.
Si te gusta Lottergirls, antes tuve otra banda llamada Lotterboys. Editamos en Eskimo Records, en Bélgica. La idea por aquel entonces era hacer directos. Luego vi que como Dj era mejor. Lotterboys y Lottergirls fueron retro. Me gustan mucho los dos grupos, pero lo noto demasiado lejos musicalmente. Estoy contento de haber regresado al concepto de Terranova y para ello utilizar el máximo de materiales disponibles actualmente para hacer electrónica. Porque, si lo pienso, parece que todo ya está hecho y que muchas cosas se hacen de forma gratuita.
Con el nuevo álbum, Restless, encontramos muchos sonidos diferentes, desde tracks más para clubbing, como ‘Watch Me’ a sonidos mucho más experimentales, como la canción ‘Uchü No Inu w/Rocco’.
Uchü No Inu significa en japonés ‘perro en el espacio’. Tuve un perro desde 2002 hasta que murió, hace dos meses. Ha sido importante para mantenerme en la tierra y este tema está hecho con sonidos y ruidos que él hacía. El beat está sacado de su respiración y la melodía de sus ruidos.
Por ejemplo, Skin And Bones es un tema mucho más melódico. ¿Crees que has podido representar todo tu espectro musical en Restless?
Mi acercamiento a la música viene dado por mi acercamiento como Dj. Respeto la gente que lo hace, pero yo no quiero confinarme a un solo estilo. Para mí, la electrónica es muy amplia, y no quiero que haya normas que me limiten, no podría trabajar de este modo. La única cosa que me he marcado ha sido cierto rango de bpms para pinchar, entre 120 y 125. Porque así es como he solido pinchar siempre. Antes estuve con el house, luego me alejé y ahora he regresado en parte, pero siempre con la mente abierta. Crecí escuchando reggae, invitando a vocalistas y siempre había un dj pinchando y disparando beats. Ahora saco sonidos de todos lados: una película, mi perro, mi iPhone, una máquina o yo mismo. Con lo que es capaz de hacer un ordenador portátil actualmente, preferí deshacerme de parte de mi equipo y usarlo como herramienta principal. En cuanto a mis sets como Dj, varío mucho. Aunque escuches a leyendas como Derrick May, Carl Craig o Juan Atkins, verás que siempre hacen sets totalmente diferentes. El mismo Juan Atkins, en la Boiler Room, pinchó un set disco. Grandes Djs como, por ejemplo, Sven Väth, han tenido siempre la mente abierta. La gente como nosotros ve las cosas de la misma forma. Esta vez, con Restless, vamos a por la pista. En mi último set en Roma puse casi todos los tracks y funcionaron muy bien. El otro día, tomando una cerveza en un beer garden con Dj Hell, me dijo: “este es el primer álbum en mucho tiempo del que pincho ocho de los diez temas”. Es bueno que el álbum funcione para otra gente como él.
Has trabajado mucho con Dj Hell, ¿cómo ha sido la relación con él?
Somos viejos amigos. He sacado varias cosas con él. Saqué un CD de mixes en un sello que se llamaba Piccolo Recordings, en vez de Gigolo. Hice un EP también “escondido” y remixes para Dominatrix. En 2002 saqué un EP, ‘Cosmonauts of Innerspace’, y luego regresé en 2008 y 2009 con un par de lanzamientos como Fetisch y &Me. Siempre me ha gustado la visión de Dj Hell, haciéndolo todo divertido. Toda esta actitud deprimente, basada en criticar y en dictar qué está bien y mal, ¡eso ya lo hace mi gobierno y los Hacienda! Hell ha mirado por la libertad y para que él y los demás podamos hacer lo que más queramos y que, por lo menos, de noche, pueda olvidarme de toda esta mierda.
¿Cómo ha sido tu relación Michael Mayer y Kompakt, parecida a la de Dj Hell en un sentido de libertad y compenetración?
La primera vez que escuché acerca de Kompakt fue por el track Shelter, de Justus Köhncke. El trabajo de Kompakt me pareció original y fui comprando varias cosas que sacaban. Sobre 2009 Michael Mayer me llamó, no le conocía personalmente, solo conocía a Superpitcher. Me dijo que había escuchado cosas de Terranova y que le gustaba la idea de regresase con Terranova, como una versión 2.0. En ese momento el proyecto estaba parado y yo estaba en otras cosas. Con este segundo álbum, Restless, estoy muy feliz. Después de todos los sellos con los que he trabajado, y han sido muchos, es el único Kompakt es el único en el que puedo creer al 100%. Un clásico del mundo del arte es que todo el mundo jode a todo el mundo. En el caso de Kompakt es todo lo contrario. No puedo imaginar un lugar mejor en el que estar. Artísticamente, Michael entiende las cosas como yo: no te quedes atrapado en algo, sigue abierto a lo nuevo, reinvéntate, mantén las cosas con vida. No te estanques en el revival, debes mirar hacia adelante. ¡Solo tengo alabanzas hacia Kompakt!
Quería preguntarte, como comentábamos al inicio, acerca de tu trayectoria “física” personal. Creciste entre Bruselas, Nueva York y Londres. ¿En qué te influyó el vivir en tres ciudades diferentes desde pequeño hasta tu etapa de formación musical?
Mi padre trabajó para IBM. Recuerdo crecer rodeado de ordenadores gigantes que hacían mucho ruido. Viajaba mucho por trabajo y nos teníamos que mudar cada cierto tiempo. Por una tragedia, mis padres murieron cuando yo era adolescente. Luego mantendría esta tendencia de irme mudando, así que continué moviéndome de lugar en lugar. De Berlín me mudé a Nueva York a estudiar, luego a Londres, y después viví en París hasta mi regreso a Berlín. Estoy contento de estar en Berlín, es el único lugar en el que me imagino viviendo con el tipo de libertad que necesito.
Yo vivo en Barcelona y es impresionante lo mucho que se nos ha limitado la libertad como ciudadanos. Desde emprender proyectos empresariales a artísticos, pasando por la facilidad para montar un club o hacer eventos, todo es difícil, controlado, caro y burocrático.
Sí, es lo que hay como consecuencia del modelo económico que domina. Un modelo en el que hay gente que trabaja en lo que llaman stock exchange, cuando en realidad están en un casino. Van a oficinas y dicen que “trabajan duro”, pero no crean nada, lo que hacen es jugar con el dinero y el trabajo de otra gente. Todo está basado en el dinero y en cómo conseguir más. El resultado, mezclado con la era digital, limita el movimiento y estanca las cosas. Quizás Barcelona es algo más libre que Londres. Cuando vas a Londres te das cuenta de que muchas personas tienen que vivir a dos o tres horas de la ciudad porque no pueden vivir en el centro urbano, la especulación inmobiliaria y los fondos de inversión han hecho que ya no se pueda vivir en la ciudad. Mejor no nos metamos en finanzas, ¡es deprimente!
En Londres, además, la vida nocturna está perseguida de manera muy contundente. Siempre pienso en la tremenda presión que recibe Fabric, que ha tenido que poner perros en la puerta. Esta paranoia reguladora choca frontalmente con los clubes de Berlín, en los que una vez dentro no hay prácticamente seguridad ni te sientes controlado de manera abusiva. Parece que no hay normas pero, en vez de generar problemas, la gente se comporta.
Después de la caída del muro, con la reunificación, Berlín perdió la atención como centro del país. El interés se movió hacia lugares como Hamburgo, en el caso de la tecnología y los medios, o Frankfurt y Múnich en el caso de los negocios. Berlín como centro relevante quedó relegada. Si pudiese, ya le gustaría al gobierno verla convertida en un París o un Londres, aunque la última vez que lo consiguieron fue en los años veinte del siglo pasado. Ahora no pueden hacerlo: hay mucho espacio en comparación con la población que tiene. ¡Así que todavía nos quedan unos años de fiesta! Barcelona, de todos modos, me encanta. Además, fue un gran centro del anarquismo. He pinchado ahí muchas veces y adoro la ciudad. Estoy contento de volver ahí en los próximos meses.
¿Recuerdas las veces que has pinchado en España?
Supongo que la primera vez sería en Barcelona. He pinchado en Nitsa en un montón de ocasiones. Solía pinchar cada mes en La Paloma, en las noches en las que primero había una música más convencional y luego se hacía la transición hacia la electrónica. Eso estuvo muy bien. No tenía muy buen sonido pero había muy buen ambiente. Lo echo de menos. Recuerdo haber pinchado en el Moog y en unas diez veces durante los días del Sónar.
Hablando de festivales, estamos ante un boom de festivales tremendo. Pero quizás están perdiendo la identidad, arriesgando poco y contratando casi a los mismos cabezas de cartel, ¿cómo ves la situación?
Es como el nuevo estadio de rock, ¿no te parece? La gente está poniendo mucho dinero encima de la mesa. En otro momento quizás era Jimi Hendrix, ahora parece que la tendencia va hacia la electrónica. Pero llevo ya varios años metido en este mundo y espero que sea por mucho tiempo, y estoy fascinado por todo lo que ha crecido. Me fascina cómo los pioneros, por ejemplo Carl Craig, siguen manteniendo su línea de trabajo, son respetados y no han cambiado con los tiempos ni con la comercialización de la electrónica. Hay muchísima música nueva saliendo sin parar. Honestamente, creo que estamos en uno de los momentos más estimulantes para la música electrónica. En mi caso, no me puedo quejar, tengo bastante trabajo y giras constantes. Sí que hay millones de Djs y algunas veces quizás hay artistas que tienen más renombre del que merecen, pero las opciones de calidad son muchísimas y no paran de renovarse, hay una competitividad sana. Ayer estaba mirando cosas de las Love Parade, y por aquellos tiempos era algo similar. Obviamente con menos djs, pero con nombres que siguen actualmente, igual que siguen existiendo locales pequeños con otras propuestas. Quizás algunos de esos nombres merecen seguir estando en tantos lugares. En este sentido, pienso en lo que me gusta y no en lo que no me gusta. No me interesa el EDM, así que no le presto atención.
No sé cómo fueron tus inicios en la escena electrónica, me refiero a movimientos paralelos además de los clubes, quizás estuviste en movimientos rave en tu etapa en Inglaterra.
En mi caso no estuve involucrado en la escena rave. Siempre estuve más ligado a los clubes, como el Paradise Garage en Nueva York. Era muy fan de Larry Levan y Ron Hardy y tuve la suerte de conocerles. Trabajé como dj en un club que se llamaba The World. Así que me movía más entre el underground gay y la música disco en clubes y en warehouses. Claro que recuerdo la movida del acid house en Londres y que estuve en raves en warehouses, eso estuvo genial. Pero nunca estuve metido en raves de gran tamaño ni cosas por el estilo.
En el ambiente en el que te movías en aquella época, ¿había alguna estética o grupo de gente concreto, o era una cosa más transversal? En Nueva York, como decía, era sobretodo una escena gay, aunque había de todo. Estaban Frankie Knuckles, por ejemplo. En Inglaterra, la cosa era más straight, tenías a los hinchas del fútbol dejándose de peleas porque tomaban éxtasis. Estuvo bien, la idea era juntarse y hacer ruido con las máquinas: La Roland 303, luego la 909 y la 101… Las máquinas tenían mucha presencia en la escena. Luego Berlín y Detroit empezaron a conectarse. Y Frankfurt, por supuesto.
Mientras fuiste mudándote de ciudad y desarrollando tu carrera musical, ¿estuviste en contacto con gente de otros campos artísticos? Quizás el cine, la fotografía… No sé si te interesa la literatura u otro tipo de arte.
Cuando estuve en Nueva York por segunda vez empecé a estudiar cine en la Escuela de Artes Visuales. Pero nunca pensé en dedicarme a ello en serio. Teniendo a gente como Larry Levan cerca, la música es lo que más me atraía. Por aquel entonces pinchaba en un club llamado Tunnel y eso era lo que centraba casi toda mi atención. Mi conexión con el cine ha venido por las bandas sonoras, habré hecho unas diez en total. Acabo de terminar una recientemente, para una peli que se llama Wild. Es una película bastante extrema, acerca de una chica y un lobo. No sé cuándo saldrá pero no debería tardar mucho. En cuanto al arte, Nueva York es un lugar pequeño: en aquel momento todo ocurría en Manhattan. Al final del día había una mezcla de gente de todo tipo: desde John Michell a Basquiat. Los veías en el club regularmente y no pensabas en lo grandes que podían ser estos nombres legendarios, éramos como niños. No quiero sonar pretencioso, sencillamente nos juntábamos como un grupo de amigos y no nos dábamos cuenta de la importancia que podían tener a gran escala estos artistas. La literatura también me inspira, cualquier cosa que me ayudé a salir de esta mierda y de mi mailbox me gusta. Cuando voy de gira leo todo el tiempo y esto me permite leer bastante del tirón.
¿Qué autores te interesan especialmente?
Muchos. Un libro que me ha gustado y que leí hace poco es el último de Houellebecq, ‘Sumisión’. Le sigo desde el principio, con libros como ‘El mundo como supermercado’. ‘Sumisión’ es quizá uno de los mejores acercamientos a la actualidad en Europa. Estoy muy cansado de la histeria que nos rodea, es un libro refrescante. De entre otros autores, también me gusta mucho Mishima.
Como decías, quizás con la literatura, el arte, la música, etcétera encontramos la vía para no deprimirnos con todo lo que ocurre.
Sí, aunque la escritura es otro lenguaje, funciona de ese modo. La tecnología está presionando mucho las artes, desde el cine a la música o la literatura. Está muy bien que todo el mundo tenga acceso a todo, pero cada vez hay menos dinero para que la gente pueda crear con tiempo y ganarse la vida con eso. Como periodista debes conocer también a Hunter S. Thompson, ¿no?.
Por supuesto. Una de mis mayores influencias, salvando las distancias… Regresando a Restless, tu nuevo álbum, ¿crees que has logrado alcanzar las expectativas que tenías? ¿Has trabajado de manera constante o lo has ido produciendo a intervalos?
Cuando Michael Mayer me comentó que podría hacer un segundo álbum, el reto que se presentaba era cómo afrontar el concepto de álbum hoy en día. El verano pasado fue cuando lo planteé en serio, y estamos inmersos en un mundo que tira hacia los singles más que a los álbumes completos, con lo que se pierde la entidad global que quieres darle. Miramos entre los dos cómo podría funcionar en ambas direcciones, en su totalidad y algunos tracks de manera independiente, como singles. habrá críticos que te dirán que es más una compilación, pero la idea es que cada track funcione por sí mismo sin olvidar el resto. La decisión definitiva de producir Restless fue el noviembre pasado, con lo que teníamos más o menos dos meses para terminarlo. Fue difícil, claro. El anterior álbum estaba centrado en las habitaciones y las vidas en un hotel, se llamó ‘Hotel Amour’. Esta vez no he tenido mucho tiempo de reflexionar, pero en navidades estuvo terminado. Un poco raro, sí.
¿El título del álbum, Restless (sin descanso), ¿refleja algún estado en concreto o está asociado a algo directamente?
Es la historia de mi vida, creo. Siempre moviéndome, nervioso. Tengo como un síndrome de déficit de atención, así que siempre estoy moviéndome. Pero en un sentido positivo, para no estancarme ni aburrirme. Cuando estaba produciendo el álbum fui a ver la película Interstellar y me petó el cerebro. Estuve investigando después y me metí en cosas de la NASA. Ver a la gente que está orientada hacia hacer un futuro mejor me hizo pensar que hay algo a lo que aspirar. Ya sabes, claro que produzco desde un lado a veces oscuro. Porque he visto a tanta gente aceptando tanta mierda que cuesta creerlo. Eso me incluye a mí en parte, pero no quiero perder la esperanza ni sentirme vacío y caer en una religión medieval. Ver deporte no es suficiente para llenar mi vida espiritual. Todo estaba en mi imaginación cuando hice el álbum, creo que funcionó.
Lee aquí la primera parte de este especial dedicado a dos de los últimos lanzamientos de Kompakt, con la entrevista a Dave DK: “Tresor fue mi primer amor”.