¿Quieres conocer un poco más sobre este polémico y transgresor capítulo de la historia del dúo de genios británicos? Hemos diseccionado cinco claves para resolver el misterio y poner un poco de luz en la demencia que los poseyó cuando se transformaron en los British Murder Boys. Para entenderlos.
De que Regis y Surgeon son dos de los artistas clave de la historia de la música electrónica, y la clara avanzadilla del techno industrial made in Birmingham, nos habíamos enterado hace rato —si no lo has hecho, colleja para ti—. Pero como British Murder Boys, su proyecto conjunto, se lanzaron a la piscina a hacer algo distinto, más allá de lo que habían realizado con sus carreras en solitario. Algo sólo calificable como brutal. Algo reservado a sádicos, a locos. Y a asesinos. Y les tendremos este domingo en las fiestas Bonsai.
1. Los asesinillos británicos que querían enredar
Regis y Surgeon eran, como quien dice, colegas de toda la vida. O así se consideraban sin lugar a dudas cuando empezaron con el proyecto de British Murder Boys, pues ya llevaban más de una década trabajando juntos en distintos proyectos: que si revolucionando el techno inglés (y europeo) de los noventa, que si realizando espectaculares lives, que si modulares por aquí, que si cacharros por allá, que si creando sellos que acabarían siendo una referencia. En esas andaban cuando se toparon con el cambio de siglo y con él vivieron su particular efecto dos mil. Porque contra todo pronóstico, los chavales comenzaron a aburrirse. Cualquiera que conozca su vasta discografía y su intensa actividad durante los años noventa sacudirá la cabeza con gesto incrédulo. Pero es lo que hay, ellos son así. Cosas de genios.
Así que con la llegada de los dos mil la mente de Surgeon y Regis empezó a revolotear y a divagar sobre proyectos divertidos. Proyectos con un enfoque distinto a lo que venían haciendo, proyectos que les hicieran sentirse nuevamente vivos. ¿Qué era lo que todavía no habían hecho? Pues enredar más. Rizar el rizo. La solución pasaba por dar la vuelta a la tortilla o incluso, por marcarse una enteramente nueva. Regis dixit sobre aquella época: «Alrededor del 2001 Tony (Surgeon) y yo nos dimos cuenta de que necesitábamos explorar nuevas áreas creativas que nos motivaran, así que nos lanzamos a urdir un plan que tenía como objetivo fundar un nuevo proyecto, uno que fuera de verdad original y que nos incluyera a ambos. Sentíamos que por aquel entonces ya teníamos la experiencia necesaria para concebir algo único, algo distinto a la misma mierda de siempre de hacer tracks para pinchar en clubs. Lo que nos ponía era hacer algo arriesgado».
Arriesgado y nada aburrido, que la vida son dos días. Quien haya leído alguna entrevista de Regis sabe que el humor negro es la base de su educación. Por eso nos imaginábamos que había sido él mismo quien se había sacado de la chistera el nombre de boys band dosmilera con el que acabaron bautizando su siniestro proyecto: British Murder Boys. Pero no. Surgeon recuerda que la cosa fue bastante de andar por casa: salió a colación un día cualquiera, de forma espontánea, en una conversación en la que alguien soltó de pasada que había oído que por ahí les llamaban los British Murder Boys. Y claro, el mote no les pudo gustar más. Porque por un lado sonaba gamberro, pero si lo pensabas bien, tenía un tufillo naif y popero que ni con la palabra «asesinos» en la ecuación se subsanaba del todo. Pero era un alias perfecto para la macarrada musical que los amigos se traían entre manos con su nuevo proyecto pretendían literalmente, c**** en la tan británica tradición popera. Así fue como sentaron las bases de su peculiar experimento. Uno en el que ellos eran los asesinos y nosotros las víctimas.
2. Lives brutales de los British Boys
Probablemente sepas que Regis y Surgeon fueron de los primeros artistas en lanzarse a hacer directos con un set up que con el tiempo se ha acabado erigiendo como estándar en los live shows. Jefazos. Visionarios de la tecnología. Todo eso que a ellos se las suda. Pero el carácter innovador de los British Murder Boys va, como todo en ellos, un paso más allá. En lo que destacaron fue en la desgarradora puesta en escena que idearon, una semi performance siniestra sacada de las peores pesadillas que fueron capaces de imaginar. Era perturbadora, áspera, provocadora, subversiva. Anárquica. En un show de los British Murder Boys podía pasar cualquier cosa porque su intención era en parte incomodar al público y en parte a lo establecido (en este caso, lo establecido dentro de la escena techno). Tintes punk y gore a partes iguales.
La cosa iba todo lo lejos que podían o todo lo lejos que se les ocurría. En esa línea, sus shows a menudo acababan siendo auténticas orgías de ruidos grotescos, jadeos descarnados, chillidos siniestros lanzados por los chicos a pelo durante el live. Y claro, lo que conseguían mayormente era acabar asustando a gran parte del público. Lo siniestro no vendía, incomodaba. Por eso no eran pocos los fans estupefactos que acababan abandonando el show a la mitad. «Fue un suicidio comercial», recuerda Regis. «La gente no sabía lo que había visto, ni si les había gustado o si les había repugnado a más no poder». ¿Era un show que molestaba o que fascinaba? Pocos se aventuraban a contestar, pero eso era precisamente lo que buscaban los British Murder Boys en su particular asesinato musical: ser impredecibles. Algo que les costó caro, como recuerdan divertidos, porque de alguna sala les llegaron incluso a expulsar por la crudeza del show. Pero eso los motivaba a ir más allá en la siguiente ocasión. «Cuando terminábamos a veces nos daban ganas de sacudir a la gente, porque estaban acojonados».
3. Techno asalvajado y a contracorriente
Pasemos a temas musicales, más amenos. Hablemos, por ejemplo, de techno, algo que seguro te flipa si has llegado hasta aquí. Y no vamos a decepcionarte. Por supuesto, lo que hacían en el estudio los BMB era techno. Pero seguro que ya te imaginas que a su manera, intentando algo distinto. Esas se tenían los británicos, así que su línea musical se alejó sin contemplaciones de lo que ambos estaban haciendo en solitario, y claramente, se alejó de las tendencias contemporáneas a este proyecto dentro del techno. No debemos olvidar que nos situamos en la época en la que el minimal empezaba a asomar cabeza con fuerza. «Queríamos conseguir algo provocador, algo disruptivo; la gente esperaba de nosotros algo lineal así que nos alejamos automáticamente del 4/4».
Aquella nueva fórmula se cimentó en una amalgama de influencias que acabó creando un sonido ecléctico, único y característico. Porque BMB eran ruidismo, eran EBM, eran new wave, post-punk e industrial. Eran los nuevos herederos del breakbeat. Eran gemidos, jadeos, gritos. Eran nadar claramente a contracorriente.
4. BMB: esto es lo que publicaron
Probablemente muchas discográficas se habrían matado por publicar el extraño material de este asalvajado proyecto de Regis y Surgeon. Pero lo cierto es que eligieron mantener la mayor parte del legado de BMB en sus respectivas casas: Downwards (sello propiedad de Regis y Female, en el que Surgeon publicó su primer EP en 1994) y Counterbalance (una de las etiquetas de Surgeon). Su discografía como asesinos es escueta, pero selecta. Se compone de seis EPs que vieron la luz entre el 2001 y el 2005, en total 16 tracks, y un último EP con material original que vio la luz casi diez años después, en el 2012, añadiendo dos nuevos tracks a la colección. Además tienen en su haber dos exquisitos remixes del track ‘Emerge 1’ de Sustance & Vainquer que datan del 2007; para más de uno constituyen lo más selecto de la discografía del dúo.
En 2014 lanzaron un álbum grabado durante uno de sus polémicos shows, el denominado ‘Live in Japan’, del que también se publicó un vídeo dejando para la posteridad una prueba de sus asesinatos en directo y su brutalismo. También cuentan con un recopilatorio que vio la luz al año siguiente, en teoría a modo de despedida del proyecto. Por supuesto, sus lives se encuentran plagados de material inédito que sólo ve la luz durante la puesta en escena del live-performance del dúo como British Murder Boys. No vale escucharlos: para entender este proyecto es obligatorio verlos. Aguantarlos.
5. ¿El fin de British Murder Boys?
Pues ya varias veces nos han asustado con que se terminó lo que se daba. La primera alarma seria saltó en 2008 cuando diez minutos antes del show de BMB programado para el festival holandés Emporium, Regis desapareció sin dar explicaciones. A los pocos días canceló todos los shows que tenían por delante como British Murder Boys y anunció un hiatus en el proyecto que sonó a fin. Pero a los años sacaron nuevo álbum; luego un recopilatorio. Al poco no se resistieron y volvieron a actuar, primero en Londres y luego en Japón (espectáculo que además fue grabado y para el que Surgeon se soltó la melena y se lanzó a la performance profunda como nunca antes había hecho). Para este año, tras Madrid, tienen anunciada una fecha en el festival experimental por antonomasia: el Berlín Atonal.
Pero, claro… Son tantas las veces que nos han hecho creer que el proyecto de BMB había llegado a su fin que al final la cosa se ha quedado en un «todo puede pasar». Quién sabe cuándo será la última vez que se recreen presentando su show fetiche. Ha quedado claro que con los British Murder Boys nunca se sabe. Ni queremos que se sepa. Que nadie mate a Surgeon y a Regis. Porque entonces los asesinos seremos nosotros.