La conexión de Miguel Grimaldo y Niño va más allá de la música. Como explica el de Urano, de Niño aprendió a producir y grabar, y antes de eso, a rapear sobre sus beats. Hoy publican un nuevo EP conjunto, “Síntesis”, que estrenamos en Beatburguer, en el que siguen profundizando en su conexión creativa y puliendo su fórmula, hasta encontrar el sonido Grimaldo-Niño que cobrará vida en forma de álbum.
Síntesis es un trabajo oscuro, profundamente inspirado por el rap estricto de los 90, aquel que primero enganchó al Hip Hop a ambos artistas y en el que encuentran un punto en común bien amplio. Aún así, conociendo la versatilidad y los registros de Niño, es obvio que no podemos esperar boombap al uso. Los ritmos son minimalistas, usando recursos de la electrónica, y escogiendo y situando cada elemento con precisión. Las letras de Miguel Grimaldo siguen sombrías, costumbristas y paseándose por la decadencia de nuestro día a día. “Street tragicomedia que decía mi hermanito Elsso Rodriguez“, dice él.
Síntesis es, precisamente, un trabajo perfecto de compresión de todo el imaginario de ambos artistas. Con un carácter nihilista y, como ellos dicen, “realista”, su disco es la otra cara de la moneda del hype de la escena urbana: aquella que trabaja para ofrecer la mejor música posible y que escapa de los reclamos neoliberales.
Hablamos con ambos artistas sobre Síntesis, su forma de trabajar y su relación con la escena.
Habéis titulado el trabajo “Síntesis”. A través de 4 canciones, y la apertura y clausura, precisamente conseguís sintetizar todo un imaginario muy propio. ¿Os lo pusisteis como premisa?
Miguel Grimaldo: Realmente llevamos varios años preparando un largo, hacemos muchas canciones, desechamos algunas y con las otras vamos viendo para que nos cuadran más. De ahí han salido estos dos EPs que hemos sacado. Una vez que decidimos 3 o 4 temas con los que estamos contentos pero no terminamos de ver para el largo, avanzamos alrededor de ellos para hacer un trabajo breve.
Niño: Eso es, estos dos trabajos nos están llevando al largo, no están cerrados en sí mismos. Más que la premisa de ser concisos yo diría que son la síntesis del momento en el que nos encontramos ahora mismo.
Habitualmente vuestros trabajos (también individuales) están relacionados con conceptos. Parece que este no ha sido una excepción.
MG: Sí, creo que está sintetizado al máximo.
N: En la portada hay un pollo asado con un ojo sentado en una butaca. Yo lo dejaría ahí.
En el apartado instrumental, también hay una economía de sonidos. Todos los elementos parecen meticulosamente escogidos y colocados. ¿Fue premeditado?
N: No todos exactamente, nos vamos adaptando el uno al otro según avanzan los temas. Desde que empezamos a hacer estas canciones juntos estoy intentando encontrar una forma de sonar que nos funcione lo mejor posible, que pueda ser una seña de identidad entre los dos más allá del aporte de cada uno. Con el primer EP tanteamos, con este segundo creo que nos estamos acercando un poco más a ese equilibrio y espero que con el largo estemos totalmente satisfechos, si eso es posible.
Además los sonidos acompañan perfectamente los raps de Grimaldo. Oscuros, secos… parecen colarse sonidos del rap más estricto de los 90. Los dos sois dos artistas con personalidades muy marcadas y con un abanico de influencias enorme. ¿Habéis buscado puntos comunes o ha salido todo de forma natural?
MG: Queríamos hacer algo muy rapero. Inspirados en la época y el sonido en el que crecimos. Los dos tenemos nuestros proyectos personales para hacer el imbécil todo lo que queramos, pero nos apetecía hacer algo muy rap. Aunque bueno, a nuestra manera, está claro.
N: Boom bap “a nuestra manera” es bastante gráfico, sí. Nos conocemos demasiado como para tener que buscar puntos en común, los sabemos bien, venimos del mismo sitio.
Estábamos acostumbrados a escuchar a Miguel Grimaldo siempre sobre sus propios beats, pero desde hace algún tiempo esto está empezando a cambiar.¿Qué te aporta trabajar con otros artistas como Niño?
MG: Antes de empezar a producir ya rapeaba sobre ritmos de Niño. Él es el que me enseñó a manejar el Fruity y el Acid hace miles de años. No sólo le admiro como productor sino que somos colegas de toda la vida. Me costaría mucho hacer este tipo de proyectos con gente que no sea cercana a mí.
¿Cuál es vuestra forma de trabajar?
MG: Niño me pasa periódicamente zips con millones de ritmos de los cuales voy seleccionando algunos, me grabo pruebas, se las mando y luego va el cabrón y me los cambia enteros así que me toca volver a retocar letras. A veces se convierte en un bucle sin fin pero bueno, tiene su gracia.
N: Tal cual. Ese “cabrón” me hace sospechar que esta dinámica me gusta más a mí que a él pero nos obliga a darle más vueltas a cada canción y eso suple todo lo que la distancia física no nos permite. Eso y que no me gusta ponérselo fácil. La verdad es que hago un sacrificio enviando carpetas con tantos bocetos, me gustaría que el proceso fuese un poco diferente pero de momento nos funciona.
El trabajo tiene un halo pesimista y nihilista, oscuro, en un momento en el que todo parece brillar e ir para arriba en la música. ¿Fue buscado? ¿Cómo vivís el hype por la música urbana?
MG: No somos precisamente la alegría de la huerta ninguno de los dos jaja! El mundo está hecho mierda, no tenemos un puto duro y a mí que alguien se esté ganando la vida de puta madre con la música ni me va ni me viene. El boom de la música urbana me parece muy guay, los chavales están haciendo su movida, hay cosas que nos molan mogollón y nos alegramos de que se lo estén llevando, pero esto es una moda que pasará como todas así que don’t believe the hype.
N: Puedes llamarlo pesimista y nihilista o puedes llamarlo realista. En cualquier burbuja se crea una ilusión y una expectativa de crecimiento que en realidad solo beneficia a unos pocos, luego se deshincha y queda lo que queda (que a veces es lo más interesante si hablamos de música). Personalmente me da bastante igual.
“No estoy buscando palmaditas en la espalda”, cantas en la primera canción. ¿Hay demasiado de esto?
MG: No necesito la aprobación de nadie para hacer mi movida. Me aburre la peña que está todo el día aparentando para conseguir no se muy bien que.
El EP parece ser todo lo contrario a lo que se explota actualmente en la música (y en la sociedad), una contraposición al mensaje del “con esfuerzo podrás conseguir ser una estrella”.
MG: Es que eso es un mentira como una catedral. Es el sueño americano y el germen del capitalismo. Hay gente por ahí haciendo una música que flipas y que no tiene ni de lejos la repercusión que se merece. Eso es un hecho.
N: Amén a lo que dice el Mike, y añadiría que el problema es querer ser una estrella. A partir de ahí una de las cosas que hacen falta para serlo es el esfuerzo, desde luego, pero un esfuerzo enfocado más bien a superar ciertos escrúpulos y a dar a los demás lo que quieren y no lo que tú mismo quieres ofrecerles. Además todos sabemos que es diferente el resultado de tu esfuerzo según cual sea tu género, o tu raza, clase social, poder adquisitivo…
Uno de los puntos clave de las canciones es que todas estas ideas, más que ser explícitas, llegan a través de las anécdotas y experiencias autobiográficas que se describen, y mucha gente se siente identificada.
MG: Mis letras son 100% autobiográficas.
N: Y yo soy de esa mucha gente que se siente identificada con sus letras.
A pesar de que sea una constante en tu música, las letras son cada vez más ácidas, con un aire casi tragicómico. Emisor contra Receptor es un gran ejemplo.
MG: Street tragicomedia que decía mi hermanito Elsso Rodriguez.
Una de tus canciones se llama Cyril Hopsin. ¿Qué relación tenéis con el mundo del ocultismo?
MG: Bueno, pretende ser una mofa. Para los que no lo sepan Cyrl Hopsin era un zumbado que se hizo famoso con unos libros en los que decía ser Lobsang Rampa, un monje budista que levitaba y la ostia, pero el tío ni siquiera había ido al Tibet. En general me interesa bastante el ocultismo, la magia y la conspiranoia rara, pero claro, sabiendo que son mentira. Toda la parafernalia de esa mierda es brutal. Recuerdo que Alan Moore dice algo así como que lo bueno de inventarte a tu propio dios es que nunca vas a tener la tentación de creer que es real.
N: No tengo ninguna relación con el ocultismo, soy un ser puro.
“Nos vemos en la trinchera” rapeas en la última frase…
MG: Para mi las trincheras son la calle. “There’s a war goin’on outside no man is safe from”.
Como decíais, estáis preparando un LP conjunto. ¿En qué punto estáis?
MG: Está escrito entero, la música está, aunque supongo que todo cambiará un poco. Andamos acabando la grabación y la mezcla y creo que podemos decir que saldrá en 2019.
N: “Todo cambiará un poco…”
“Hace tiempo que no lo hago por placer”, dices. ¿Por qué motivo hacen música Miguel Grimaldo y Niño?
MG: Por necesidad…
N: Pa’cernos los chulos.