2018, el año que lo cambió todo

Este ha sido el año del triunfo urban en España. Del fenómeno Trap al boom de la Música Urbana, un análisis comunidad a comunidad de una escena de tentáculos alargados.

 

La misma historia de siempre: otro año que se esfuma a una velocidad endiablada, y sin casi tiempo para tomar respiro, otro año que se asoma en el horizonte de manera beligerante. Así que, antes de que el 2019 llegue y comience a consumirse con esa voracidad tan característica del siglo XXI, quizás sea necesario analizar pormenorizadamente aquello que nos ha deparado la escena urbana en este 2018. Necesario porque (a ojos de quien escribe) podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el 2018 ha sido un momento determinante en el proceso de transformación que viene sufriendo (en un sentido general) la música popular española durante las dos últimas décadas, y en el caso concreto de la música hip hop, ha sido el momento de consolidación definitivo de un nuevo paradigma estético que llevaba cocinándose a fuego lento en los márgenes del underground español desde la época de la última gran crisis económica, allá por el 2010/2011.

Sin embargo, para poder entender el éxito de la escena urbana en este 2018 y hablar sobre los nombres propios que han brillado en ella durante estos meses, quien escribe también considera que es muy pertinente hacer una breve referencia al cómo se ha llegado a este nuevo paradigma que representa la “Música Urbana”, y cuya gran exposición pública podríamos situar en el marco espacial que ofreció la conferencia de inauguración del Primavera Sound 2018, cuando C.Tangana, Bad Gyal, Yung Beef y Tita Desustance mantuvieron un inolvidable debate a cuatro (a lo Romeo Santos) que sentó un precedente dentro del ámbito de la cultura urbana, y que de algún modo supuso una resignificación público del concepto del “Trap” que tanto había dado de qué hablar en los últimos años.

Porque en el 2017, al igual que ocurrió en el 2016 (para comprender en profundidad lo que significó este año en la escena urbana resulta muy instructivo este artículo que preparó en su momento la misma Tita Desustance para Beatburguer), los mass media españoles propagaron hasta la saciedad, casi siempre a golpe de clickbait, la figura fantasmagórica del fenómeno Trap. Tanto que, en este 2018, la categoría nominal del Trap se agotó después de haber sacudido (y saturado) con vehemencia las redes durante demasiado tiempo y con demasiada constancia, introduciéndose como un virus en el imaginario colectivo que constituye la cultura popular. Sin embargo, el inevitable agotamiento del término no significa que el fenómeno al que se refería se esté desvaneciendo, nada más lejos de la realidad. Y es en este aspecto donde la raíz de la controversia con respecto a este fenómeno se vuelve un poco más sutil, ya que aquello que los medios de comunicación acuñaron y vendieron bajo la etiqueta del Trap no hacía simplemente referencia al género musical del trap (que podríamos definir como un género musical más o menos concreto que surge dentro del marco general de la música hip hop a principios de los 2000, especialmente en la zona sur de los Estados Unidos, y que llega paulatinamente a España a partir del 2010, momento en el que el género trap ya está consolidado en la escena norteamericana), sino que realmente pretendía hacer referencia a la compleja transformación musical que estaba sufriendo la cultura hip hop en su proceso de popularización dentro de los límites que constituyen la cultura popular española.

En este proceso, no hay porque negarlo, el sonido trap tuvo una importancia mayúscula. Y sin lugar a dudas, fue una de las vanguardias musicales por aquel entonces dentro de la escena urbana. Pero centrar toda la atención en un género de manera exclusiva fue claramente un error (propiciado por la falta de rigor periodístico a la hora de analizar dicho fenómeno, a lo cual se sumó la falta de conocimiento general que existe en este país sobre la cultura hip hop), y más si se tiene en cuenta que la transformación de la identidad musical del hip hop español (que se inicia a partir del 2010 y se intensifica definitivamente en torno al 2015) tuvo lugar gracias a la polifonía e hibridación de múltiples ritmos y formas que generaron infinidad de obras musicales en donde aparecían sintetizados diferentes sonidos como el reguetón, el flamenco, el r&b, el dancehall o el dembow, por citar a algunos de los más influyentes. Puede que solo se tratase de un error inocente fruto de la carencia de rigor informativo sobre el tema. Pero este error supuso a la larga un problema serio, tanto para la gente que estaba dentro del rollo como para el público que venía de fuera, pues de algún modo la escena urbana se había convertido en una especie de torre de Babel donde todo se confundía con todo, donde se prestaba más atención a la cabeza del iceberg (el género trap) que a su enorme cuerpo completo (la transformación de la música hip hop).

Afortunadamente esta peligrosa deriva (que confundía casi toda producción musical urbana con el trap) no llegó a buen puerto, y para alivio de algunos catastrofistas de la escena urbana, todo parece indicar que esta magnífica generación de artistas no acabará sucumbiendo a la fugacidad de las modas pasajeras (o al menos no por el momento), perspectiva que parece contrastarse con la realidad, especialmente si prestamos atención al cartel que ha presentado recientemente el Primavera Sound para su edición del 2019, en donde la escena de la “Música Urbana” será la protagonista principal en un festival tradicionalmente indie y electrónico.

Hasta este punto del artículo se ha tratado de explicar y analizar por qué el 2018 ha sido un año que, en lo relativo a la escena urbana, lo ha cambiado todo. Sin embargo, lo argumentado hasta aquí podría ser considerado como una simple opinión, con mayor o menor fundamentación, pero una opinión al fin y al cabo. Es por ello que todo lo escrito hasta aquí buscará corroborarse en hechos concretos. Y los mejores hechos para mostrar la correspondencia con la realidad de estas afirmaciones se encuentran en las propias obras musicales, quienes a parte de estar refrendadas por los índices de consumo y reproducción en las diferentes plataformas digitales, hacen patente esta transformación estética de la que está tratando de dar cuenta este artículo.

Sin más demora, a continuación serán mencionados y analizados brevemente algunos trabajos que han dado mucho de qué hablar en este 2018. Por una cuestión de espacio no será posible poner a todes les artistas que han brillado con luz propia durante estos doce meses, y que desde luego se merecerían un hueco en esta retrospectiva (mis disculpas a ellas y a ellos por adelantado). Atendiendo a este déficit, quien quiera escuchar en profundidad un extenso resumen de lo que ha dado de sí la escena urbana, les recomiendo encarecidamente que le echen un ojo, dos oídos y un poco de tiempo a esta gran recapitulación que ha elaborado la gente de EUPB (un amor infinito para este colectivo que ha sido para muchos un referente cuando la escena no tenía ni un cuarto de la atención actual por parte de los medios de comunicación. Saraut para ellos).

Así mismo, y de nuevo debido a una cuestión de espacio, no será posible profundizar todo lo debido en el análisis de las diferentes obras que han salido a la luz en este 2018. Y es por ello que también les recomiendo a los lectores que no duden en visionar (si es que no lo han hecho ya) los programas de El Bloque, disponibles en su canal de Youtube, por donde han pasado bastantes de los nombres propios de este año y en donde han encontrado una plataforma extraordinaria para hablar en primera persona de su música (la aparición y prosperidad de este proyecto confirman de algún modo la gran importancia que ha supuesto este 2018 para el asentamiento de la escena urbana. Un saraut incondicional para elles también por su rigor informativo, su dedicación y su profesionalidad).

Comenzar esta lista no es una tarea sencilla, y menos cuando se trata de seleccionar un número concreto de artistas dentro de una escena tan nutrida y variopinta como la española. Pero quizás atendiendo a su carácter mediático, hablar sobre el tridente que estuvo presente en el ya mencionado opening del Primavera Sound puede ser un buen punto de partida.

Bad Gyal, C.Tangana y Yung Beef. Tres artistas diferentes, con posturas alejadas, pero que coinciden en ser los referentes mediáticos de la escena actual. Los tres artistas con más trascendencia pública(a nivel de contrato, patrocinio e influencia viral), los tres artistas que más proyección internacional tienen y probablemente los tres que más atención reciben por parte de la prensa (los tres únicos artistas de la “Música Urbana”, entrevistados por David Broncano y Ernesto Castro, sin olvidar el paso por el late night show La Resistencia de Bejo y la dupla compuesta por Natos y Waor).

Yung Beef es una máquina de guerra no para, y eso lo sabe toda aquel que lo siga en su instagram. Tres discos en un año que, a falta de escuchar ese Traumatismo Craneoencefálico que todavía no salido a la luz, lo han vuelto a elevar sobre la inmensa mayoría del panorama. Poco que decir sobre Fernando, que si con ADROMICFMS 4 nos robó el corazón al mismo tiempo que nos lo destrozaba con una balada contemporánea de larga duración, con El Plug demostró que sigue siendo el papasito del trap en España. También se merece una mención a parte su colaboración con la gente de Criando Ratas, junto con quienes produjo un spin-off de la exitosa película, titulada con el nombre Mala ruina, que en sus 15 minutos de duración nos lleva por un sendero audiovisual lleno de referencias al mundo neokinki. Yung Beef en su discurso siempre hace ostentación de estar más allá del panorama. Y de momento los hechos dan la razón al de Calle Elvira.

Bad Gyal también se ha mantenido muy activa este año, girando en diferentes fechas por España, Latinoamérica, Jamaica e incluso Asia. En febrero sacó nueva referencia, Worldwide Angel, en donde prosigue su línea experimental con sonidos influenciados por el dembow y su predilección por la cultura jamaicana. Un álbum que cuenta con colaboradores de primer nivel como la del neoyorquino Dubbel Dutch, Paul Marmota o Fake Guido. Destacar especialmente su trabajo de edición conjunto con el productor internacional El Guincho (quien también ha estado detrás en el discazo de Rosalía El mal querer a nivel de edición).

Por su parte C.Tangana tampoco ha perdido el tiempo. En abril sacó una nueva referencia bajo el título de Avida Dollars, una obra muy bien pensada junto con Lost Twin, encargado de la postproducción, y que además cuenta con las producciones de algunos de los beatmakers más potentes del panorama como Royce Rolo, Alizzz o Steve Lean. Pero quizás lo más llamativo en este 2018 para Pucho es que no ha dejado de exportar su producto por el mercado latinoamericano, llegando incluso a la escena norteamericana de Los Ángeles y Miami. Este hecho es más importante de lo que pudiera parecer, y merecería ser analizado de manera más específica en otro artículo. Con su tema Booty, compuesto en colaboración con Becky G y el siempre presente Allizzz, El Madrileño ha alcanzado cuotas de reproducción impensables hasta hace un año (68 millones solo en Youtube). Puede que sea uno de sus temas más “poperos”, pero la calidad (aún disponiendo de un gran presupuesto) de su producción es difícilmente discutible. Y para finalizar con el recorrido de la trayectoria de Tangana en este 2018, es indispensable hacer mención a su último hit presentado en una de las galas de Operación Triunfo, Un Veneno, producido de manera conjunta con el indefinible Niño de Elche, en donde a ritmo cumbia se ríe (a su manera) de la industria musical española. A estas alturas de la película Antón ha logrado que su personaje sea el foco de atención principal del panorama, una sobreexposición mediática que le ha ayudado, como dice en su tema El Rey soy Yo, a ser “amado por casi nadie”. Pero lo ames o lo odies, es imposible negar la importancia capital que está teniendo en esta transformación musical que ha sufrido la música hip hop en nuestro territorio.

Quien escribe debe confesarlo. Que haya empezado por los tres artistas más mediáticos tiene su razón de ser. Y no es otra que la de enfatizar un hecho ineludible por el cual éste 2018 ha sido crucial: la influencia cada vez mayor que tiene la industria musical dentro de la escena urbana. Pero cuando hablamos de industria no quisiera referirme solo a las discográficas, una parte importante de la industria, sino además hacer hincapié en la existencia de otros “mercados” como el de los patrocinios (marcas de ropa, medios de comunicación de gran alcance, plataformas como Youtube y Spotify, o incluso empresas centradas en nuevos nichos de mercado como el de la marihuana), el “mercado” relacionado con el ámbito de los promotores musicales, los bolos, los festivales etc.

Todo lo que genera capital en torno a la “Música Urbana”, de algún modo, participa dentro del mercado que rige la industria musical. Pero ante ella casi siempre resulta complicado (y contraproducente) tener una postura definitiva. La industria musical está llena de intereses económicos protegidos a menudo por tiburones implacables que tienen el poder de un negocio que muchas veces atenta contra los intereses de los músicos. Y este hecho es algo difícil de negar. Pero a pesar de todo la malo, la industria musical no es solo un espacio de corrupción y prostitución de la cultura. Es también una institución que puede ofrecer ciertas garantías a los diferentes actores que en ella participan, y que facilita (también en cierta medida) el objetivo que persiguen la mayoría de los artistas: tener a su disposición los elementos suficientes para producir su arte, llegar a la mayor cantidad de personas posible y obtener el dinero que se merecen por su trabajo. Porque el dinero es (y debe ser) algo muy importante para los artistas, que no sólo merecen vivir de la ambrosía del arte, sino además del capital que pueda producir. Y es justo en este aspecto donde se muestra más clara la perversidad de la industria, cuyo interés fundamental es la rentabilidad económica que le permita salir ganando.

Sin embargo, quizás este fortalecimiento progresivo de una industria cada vez más profesional y seria entorno a la marca “Música Urbana” (insisto en que se trata de un fortalecimiento parcial, ya que todavía existen muchas carencias y malas gestiones que repercuten principalmente en los artistas) pueda explicar en parte el creciente aumento de cantidad y calidad de diferentes producciones musicales de estos últimos meses.

Porque desde el sur no dejan de llegar buenas noticias. La irrupción de Albany el año pasado no fue un espejismo. La granadina sigue progresando en la escena, y acaba de publicar una mixtape titulada Who needs people que consta de cuatros cortes supervisados por un peso pesado como Dano. A mayores, en el pasado julio colaboró en el tema de Nadie con el productor DRIP 133, uno de los capos del prestigioso label norteamericano TeamSESH.

También en la ciudad de Granada cabe hacer referencia a la vuelta a las andadas por parte de Vicente Vizio y Pepe, que siguen ofreciendo al público unos trabajos audiovisuales cuidados hasta el último detalle tras haber actuado en diferentes fechas presentando el trabajo que sacaron a la luz el año pasado.

Fernando Costa no es granadino, pero sus raíces son indisolubles de la ciudad. Aunque poco importa la procedencia a decir verdad. Lo que sí es importante es que en este 2018 se ha mantenido a tono. El último ejemplo su colaboración con Natos y Waor, otros dos referentes consolidados en la escena urbana, en el tema de Hustlers que se enmarca dentro del clásico serial Barra Brava. Algo similar pasa con Soto Asa, natural de Ceuta pero muy vinculado a la tierra nazarí, como otros muchos artistas del género urbano. Soto Asa fue uno de los músicos más vanguardistas en los inicios de esta Historia, allá por el 2012-2013. Y tras un tiempo alejado de los focos, este año ha vuelto con un nuevo trabajo, Down Music, producido con el sello de La Vendicion Records, en donde colabora con dos referentes mediáticos como Yung Beef y Bad Gyal.

Si este recorrido por el 2018 pasa por Granada, es imposible no hacer una parada en la figura de Dellafuente. Más relajado a la hora de sacar nuevo material, aunque nos haya ofrecido algunos hits como Me pelea o 13/18. Sin embargo, su ritmo de actividad sigue siendo frenético. En este año no ha parado de girar por casi toda la península, y ha seguido ampliando el negocio entorno a su figura (como hemos podido comprobar con sus camisetas, chandals e incluso atracciones de feria). Especial mención para la actuación en acústico que realizó en el Museo de Bellas Artes de Granada. Simplemente brillante.

En Málaga Space Hammurabi sigue ganando credenciales en el underground nacional, y con Delaossa a la cabeza, se expanden poco a poco por todo el territorio. Además de haber estrenado cuenta en Spotify, en su canal de Youtube han estado subiendo contenido mensualmente, y en estos último meses han girado por algunas de las ciudades más importantes del Estado. El 2019 se presenta muy interesante para este colectivo malacitano. Otro artista que ha seguido creciendo en este 2018 y que está muy vinculado con la ciudad de Málaga es Petit Ribery. Este viejo conocido de la escena urbana se ha mantenido muy activo en su canal de Youtube, y el año que nos espera seguro que deparará cosas importantes para él.

La gente de Ladroga Lab también ha seguido con su particular imperio a orillas del Guadalquivir, que con ese sonido único que producen llevan años poniendo a la ciudad sevillana en la vanguardia. Pedro Ladroga no ha cesado de progresar en su inclasificable evolución. Además de colgar con cierta regularidad nuevo material en su cuenta VEVO, también ha sacado una nueva referencia en colaboración con el productor Horror Vacui. Skyhook es otro que no para. Y este año a parte de sus ya habituales trabajos con Peter Griffa ha colaborado en diferentes temas con Yung Beef, Sticky M.A o Erik Urano. Sin abandonar la capital de Andalucía, se merece una pequeña reseña la vuelta a la actividad de dos viejos estandartes del hip hop sevillano que formaron parte del famoso colectivo La Alta Escuela: La Mala Rodriguez y Tote King.

Más al sur del sur peninsular, en las Islas Canarias, la “Música Urbana” sigue produciendo valiosos activos dentro de la escena. La última gran eclosión es la de West Dubai, actualmente afincado en Madrid, quien con su EP New Wave da un golpe en la mesa exigiendo más atención para las islas. Por su parte, los referentes del sonido canario que tanto han ofrecido al panorama durante estos últimos años (Loco Playa, Maikel Delacalle, BNMP, Me Cago En Tu Padre, Scarface Johansson o High Kili), se han mantenido más calmados a la hora de sacar nuevo material, pero siempre aportando esa frescura tan característica de sus producciones, y que les ha valido a varios de ellos para situarse en el top nacional y latinoamericano (por ejemplo el propio Maikel Delacalle, quien este año consiguió girar al otro lado del charco). Especial mención se merece el álbum que sacó en el pasado mes de Marzo Cruz Cafuné, que bajo el título Maracucho Bueno Muere Chiquito presentó un disco conceptual de larga duración en donde todos los temas guardan una relación lógica entre sí, generando de este modo un hilo discursivo en el que el artista de Taraconte realiza un recorrido por su historia personal y su trayectoria musical, mostrando la vinculación existente entre la persona de Carlos y el personaje de Cruzzie.

También en el norte este 2018 ha sido de lo más productivo. En Galicia (una de las zonas más infravaloradas dentro del mundo cultural que representa la Música Urbana) existe un potencial particular que de nuevo se ha hecho notar en la escena nacional. Desde Santiago de Compostela volvió un habitual del underground, Arce, quien sacó nueva referencia, Pedigrí, que no ha parado de sonar en los reproductores de varios jugadores de la selección española de fútbol durante el desastroso Mundial de Rusia. Un joven valor de la escena que ha vuelto a la actividad es Hard GZ, quien junto con La Utopía del Norte ha sacado su tercer álbum, Versus. Otro artista del underground más clásico que en este año no ha rebajado su actividad es Lopes, también vinculado con el colectivo La Utopía del Norte. El de Camariñas ha sacado bastante material audiovisual centrado en la última entrega de su 16 H DE PLAZA VOL. 3, colaborando con gente de primer nivel del underground español como Dellaosa o Fernando Costa.

Por su parte la gente Banana Bahía Music y Norweside (dos colectivos que han tenido mucha más incidencia en la configuración de la escena urbana actual de lo que nunca se les ha reconocido) se han seguido manteniendo frescos, siempre un paso por delante. Los de Vigo siguen expandiendo su imperio, y los productores Royce Rolo y Danni Ble no han parado de girar por toda la península. Entretanto, Kaixo y su NewPunk, siguen introduciendo un germen de rebeldía e inconformismo más que necesario en la “Música Urbana”. En Coruña el año ha estado marcado por el boom definitivo de D.L Blando, quien a base de singles se ha erigido como uno de los sonidos más inspiradores del r&b español. Esta eclosión ha sido el resultado de su indudable talento unido a la inestimable colaboración con los productores Wax Dee y Judah, otros de los productores con más talento del país, y que en este año (junto con los ya mencionados Royce Rolo y Danni Ble) se han hecho residentes habituales de las fiestas de Fuego que mensualmente se celebran en la Razzmatazz.

En Miranda del Ebro volvieron a la actividad uno de los colectivos que más contribuyó a la escena urbana en su momento: MDE Click. El álbum Casino Chips, que había sacado N-Wise a finales del 2017 ha permitido que este icónico grupo volviera a las carreteras para presentar su trabajo por buena parte de España. Pero también ha sido la excusa perfecta para que cruzasen el charco en este final de 2018, lo cual les ha “obligado” a girar por casi toda latinoamérica teniendo en cuenta la gran cantidad de seguidores que tienen en el otro continente. Un regreso más que necesario de uno de los referentes históricos del underground nacional.

Desde Santander, una ciudad donde la escena urbana ha estado bastante escondida, ha emergido una estrella de 18 años que nadie esperaba: D´Valentina. La artista originaria de Las Antillas es una de las voces más prometedoras del panorama, y destaca por una versatilidad apabullante que le permite acoplarse a diferente sonidos relacionados con el hip hop como el r&b, el dancehall o el soul.

Erik Urano es natural de Valladolid, pero su sonido probablemente sea el más norteño de toda la escena teniendo en cuenta su predilección por los ritmos y poéticas habituales en el Grime de UK.  Una rara avis musical que sin embargo es uno de los artistas más respetados por el gremio urbano  por razones que de nuevo ha demostrado. Y es que este inclasificable rapero nos regaló en este 2018 dos trabajos sublimes: si a principios de año nos sorprendía con un nuevo heterónimo, Flat Erik, con el que nos codificaba a base de códigos binarios con su Matrix, a finales del mismo volvía a sacar una nueva referencia, Balaclava, bajo el mismo alterego. Este EP constituye una breve pero precisa exposición de su particular estrategia de supervivencia en el Matrix contemporáneo. Una de las voces más lúcidas y críticas del panorama que siempre está en pie de lucha desde su Valle del Dolor natal.

La zona este de España se ha mantenido fuerte, como de costumbre. En la Comunidad Valenciana dos jóvenes, pero sobradamente preparados, se han mantenido a flote en este año: Yung Sarria y Kidd Keo. Ambos representan Alicante, y ambos representan un sonido y un estilo enmarcado dentro del género trap . Yung Sarria ha incrementado su presencia mediática a base de videos y temazos que le han permitido actuar en varias ciudades. Por su parte Keo ha seguido consolidándose como uno de los artistas emergentes con mayor proyección, y su contrato con con Warner Music parece corroborarlo. A parte de ser uno de los músicos con más cantidad de reproducciones en las diferentes plataformas digitales, este año ha sido otro de los que ha girado por Latinoamérica debido a su buena recepción dentro de la comunidad latina.

En Barcelona, uno de los puntos de encuentro por excelencia de la movida de la “Música Urbana”, las cosas han seguido muy calientes en este 2018. A parte de las ventajas institucionales que allí existen gracias al trabajo de mucha gente y a la inversión de empresas privadas que apuestan por nichos de mercado alternativos (el Sónar, el Primavera Sound, la Razzmatazz etc), los artistas afincados en la capital condal siguen igual de activos que en los últimos años. El colectivo Damed Squad se ha asentado definitivamente. Y la clave de su éxito es fruto del talento y buen hacer de sus jóvenes componentes, Miishi, Lil Moss y especialmente su productor Enry-K (uno de los beatmakers más reconocidos actualmente). Otro artista vinculado con los de Damed Squad, y que también ha estado muy a tope es el incomparable Cecilio G. Más allá de su trágico paso por la cárcel, debido a viejos fantasmas que parece que nunca terminan de apartarse del camino del Rey de Bogatell, Cecilio ha encontrado en la música el punto de equilibrio para su aparente malditismo congénito. Si con su álbum Mad Max Power nos encontramos ante un sonido experimental difícil de definir, como casi todo lo que saca el bueno de Juan, con su segunda referencia del curso, YONOSOYTUPADRE, Cecilio cambia completamente de registro para mostrar su versión más iconoclasta con un sonido punk tradicional.

Una de las grandes apariciones del año en Barcelona ha sido la de Alessha Rose, cantante de 19 años natural de Ibiza que con su irrupción ha sacudido la “Música Urbana”. Su voz superlativa, su perfecto inglés que le permite una serie de registros musicales poco habituales en España, y especialmente su actitud arrebatadora, le garantizan un futuro muy prometedor tanto a nivel nacional como internacional . Mc Buseta, por su parte, ha destacado este año con el trabajo Heart Breaker publicado con La Vendicion Records. En sus cinco cortes, este cantante de origen brasileño fusiona el sonido trap, que caracterizó en su momento al grupo Los Sugus del que proviene, con el ritmo del Favela Funk. 

Más allá de la gran ciudad cosmopolita, concretamente desde la periferia que constituye el cinturón obrero de Barcelona, también hay nombres a tener en cuenta en este 2018. Resalto dos colectivos que este año han tenido bastante actividad en sus canales de Youtube. Por un lado los ya conocidos Sacrificio y Pasta, que con Iván Cano a la cabeza siguen produciendo un sonido clásico desde Hospitalet. Por su parte, desde Badalona, Los Niños de la Yiunta han intensificado su trabajo con el que, tanto a nivel de sonido como en su contenido, nos ofrecen una perspectiva diferente de la movida urbana producida en Catalunya.

Y por último llegamos a Madrid, probablemente la gran capital de la “Música Urbana” en España, ciudad donde están concentrados la mayoría de artistas consolidados y en donde más vida activa existe en relación con la escena urbana.

El colectivo Takers ha estado parado durante el 2018. Sin embargo sus integrantes, a nivel individual, sí que han mantenido cierta actividad. Marko Italia se ha dedicado a colaborar con artistas de diferente tendencia: desde gente consolidada del underground como los vascos Itoitz y Caste (que forman parte del colectivo 2100 FINEST), hasta referentes de la hibridación musical que caracteriza a la “Música Urbana” actual, como en el caso de Haze (un perro viejo de la escena que fue de los primeros en fusionar el rap con el flamenco) o Maka. Israel B a.k.a “El nieto la´Pili” vuelve con una mixtape en solitario después de un tiempo fuera del circuito. Y como cada vez que vuelve (cada dos años aproximadamente), mata la liga. Con su trabajo Hielo, producido por Lowlight, el de Orcasitas vuelve a demostrar que pocos tienen su facilidad para ganar aunque no lo haga por la victoria en sí, lo cual es más que significativo atendiendo a las dinámicas del panorama actual.

Pero sin duda el miembro más activo del emérito grupo Corredores de Bloque ha vuelto a ser Kaydy Cain. Quizás uno de los artistas más prolíficos del momento, capaz de sacar una semana un tema para bailar en el club,lleno de matices propios del reguetón o la salsa, y a la semana siguiente soltar un tema inspirado en la cadencias habituales del rap clásico, como los que solían caracterizar a su viejo alter ego D.Gómez. Para finalizar con este elenco de artistas vinculados, de nuevo, por el sello La Vendición Records debe hacerse mención a La Zowie, que este año por fin ha sacado una mixtape después de muchos años en los que su producción musical se centró en el formato single. Con su Ama de casa, la granadina vuelve poner de manifiesto otro de los hechos que han marcado este 2018: la presencia cada vez mayor de la mujer dentro de la escena urbana, en donde a menudo había ocupado un rol secundario (como en el resto de planos de la vida social regido por el imperio estructural del heteropatriarcado).

La gente de Agorazein también ha vuelto al trabajo en este 2018. Si en 2017 Jerva soltaba la bomba de Antifan, esta vez el turno fue para Sticky, quien con sus Pegajosas aventuras de Sticky M.A ha vuelto a demostrar que eso de que “AGZ es para siempre” no va en broma. Destacar especialmente su colabo con Yung Beef en el remix del tema Diablo, que a parte ejemplificar la situación aperturista de la escena actual, es un banger digno de sonar en cualquier radio.

Otra de la sensaciones musicales que nos ha deparado el contexto madrileño en este año ha sido la causada por Goa y su primera mixtape Hellpopstar (también adscrito a la productora La Vendicion Records), que con su hit Yeyo en mi Iphone hizo una presentación pública de primer nivel. Poco que decir sobre este artista que está resignificando el concepto sad boy, dándole una nueva dimensión que todavía no había aparecido en España. Siguiendo una línea estética influenciada por artistas internacionales top, como la del fallecido Lil Peep, Goa se erige como una de las figuras a tener en cuenta en el 2019.

La conexión Caribe-Madrid del panorama la representan Papi Trujillo, Cuban Bling y Flaccosucio. En el 2018 no han parado de producir nuevas referencias, de girar por España y latinoamérica, y a fin de cuentas, de volver a certificar que son la referencia del Latin Trap producido en este país por méritos propios.

La gente de Ziontifik no ha sacado a la luz este año apenas material, pero seguro que no han estado vagueando. A parte de su participación en diferentes eventos patrocinados Adidas, NorthFace o Polo Ralph Lauren (destacar el teaser publicitario que realizaron haces pocos meses con la marca Sergio Tachini), alguna colaboración de Dano como productor y filmmaker, esperamos con ansias el próximo trabajo de Elio Toffana, Génesis.

Otros habituales de la escena madrileña que nunca descansan son Costa y Recycled J. De estilos diametralmente opuestos, lo que les une es su presencia año tras año en el panorama. El de GamberrosPro soltó nuevo disco a principios de 2018, Maldito, que con su habitual salvajismo, y con un sonido muy cuidado gracias a su inseparable productor Ikki, Costa nos brindó una referencia top. Por su parte, Recycled ha ido sacando poco a poco adelantos de su nuevo trabajo. Y con lo visto hasta el momento, seguro que el sonido melódico de Jorge volverá a darnos grandes alegrías en el 2019.

Para finalizar con este extenso resumen es necesario hacer una última parada en el underground madrileño para reseñar las figuras de Ébano y Yako Muñoz. El primero de ellos, que junto con el productor Zevex forma Organic Name, ha continuado perfilando esa línea de sonido tan característica que hemos encontrado en temas como Impala, y que le permiten ser una de las voces más respetadas en el underground nacional. Otra voz, más que respetada, venerada dentro del underground es la de Yako, que como cada año nos regala un trabajo para quitarse el sombrero (especial mención al tema “Tenemos el agua” en donde colabora con otro perro viejo como Elsso Rodríguez). El de Coslada fue uno de los primeros artistas en salirse del dogma del hip hop hispano en la ciudad de las siete estrellas, y mucho de lo que está pasando en la actualidad se debe al estrecho sendero que en su momento abrieron gente como él.

Con lo dicho hasta el momento, que no ha poco sido precisamente poco, quien escribe da por finalizado su particular resumen de este 2018, en donde se ha tratado de mostrar la gran variedad de estilos, sonidos e influencias que han conformado la escena urbana española en este año, y que sin duda ha sido una de las escenas más potentes y nutridas a nivel internacional. Mucho han cambiado las cosas para la música hip hop en España en los últimos tiempos, y el 2018 ha sido el año del cambio que mucha gente estaba esperando. Nadie sabe cuánto durarán estas dinámicas que han elevado a la cultura urbana a los altares de las nuevas tendencias, pero mientras el monstruo siga creciendo, aquí seguiremos retransmitiendo en riguroso directo.