Ya se comercializaban de menta, de fresa, dulces y saladas. Las tiras sublinguales nacieron hace algunos años de la mano de los grandes fabricantes de chicle y no arraigaron como se pretendía. En nuestro país el candy del futuro quedó relegado a estancos. Pero ahora parece vivir una segunda juventud de la mano de los consumidores de cannabis.
Esta forma de consumo de cannabis se asimilia de manera más rápida que otras, es decir, te coloca antes que fumando o comiendo alguna galleta de marihuana, por poner solo dos ejemplos. Por este motivo la usan muchos consumidores de manera terapéutica que además también agradecen que no de el típico globazo. Las tiras se colocan bajo la lengua, ojo no es ninguna tontería: muchos fabricantes han tenido que adjuntar “instrucciones” para dejar bien claro que tiene que ser bajo la lengua -como se toman algunas pastillas para la ansiedad o ataques de pánico-, donde las mucosas absorban el producto.
La tira sublingual se deshace a los 3 minutos y se recomienda tener la boca cerrada durante este tiempo para facilitar la total absorción del producto. Al minuto ya hace efecto, pero los fabricantes recomiendan esperar a los 3 minutos y su total disolución para que sea más efectivo.
Los consumidores habituales de cannabis no dejarán de fumar y se pasarán a estas tiras: el ritual de la fabricación pesa más que sacar una sabanita de un estuche. Pero quizá una nueva generación de consumidores lúdicos salven sus pulmones con estas tiras sublinguales que son mucho más discretas y limpias que liarte un seis papeles en la plaza o llevarte el bong al club.