John Acquaviva estuvo de gira a finales de febrero y principios de marzo por India y Europa. El 8 de marzo volvió a casa, Canadá, presentando todos los síntomas asociados al COVID-19. Sin embargo, hasta dos semanas después no le hicieron la prueba. Dio positivo.
“No estaba seguro de si lo tenía, pero dije ‘me voy a aislar de todo el mundo porque volvía de hacer viajes'”. Según explica, nada más llegar a Canadá, solo se le preguntó si había estado en China o Italia, pero él se tomó muy en serio la amenaza del virus.
Acquaviva narra una odisea para conseguir que le hiciesen la prueba. Primero, llamó repetidas veces a su médico de familia, pero se le dijo que no fuese a la consulta para evitar propagar el virus.
Los síntomas empezaron a agravarse con dolores de todo tipo, fiebre continuada, pérdida de apetito y apatía. Una semana después sintió una tos seca, por lo que entró en pánico. Y es que Acquaviva tiene un historial de enfermedades respiratorias, al haber sido hospitalizado en el pasado por neumonía.
El 16 de marzo se le citó en un centro donde se le acordó hacerle la prueba, pero en ese momento no quedaban más kits y se le volvió a mandar a casa hasta nueva orden. Poco después sintió que tenía dificultades para respirar, por lo que fue a urgencias de un hospital de London (Ontario). Tras una serie de pruebas, se le confirmó el positivo.
Tras mucho reposo y una pauta de acetaminofeno, Acquaviva ha conseguido recuperarse.