Los dioses del techno nacen, pero también se hacen con mucho trabajo duro (y aburrido). Antes de que fuesen estrellas, muchos de nuestros pinchadiscos favoritos tuvieron que pasar por oficios a años luz de las cabinas: dentista, camarero, albañil o cajero del McDonald’s.
Laurent Garnier
Garnier era un enamorado de la música desde bien pequeño, y algo nos dice que tuvo que ver en el hecho de que cambiase Francia por el Reino Unido. En 1984 llegó a Londres y trabajó como camarero en la embajada francesa durante un año y medio. Luego se mudó a Manchester, descubrió el acid house cuando visitó Haçienda y el resto es historia.
Nina Kraviz
Su primer trabajo en época universitaria fue como promotora de la marca de cigarrillos rusa, Pyotr Perviy, pero Nina ha tenido otros bolos curiosos como periodista en un fanzine y para la revista de lifestyle Afisha, modelo para un perfume de Hugo Boss, dentista en un hospital de veteranos de guerra y promotora en una agencia de booking.
Dixon
Hasta los 16 años, Dixon hizo carrera como futbolista. En un presente alternativo, quizá ahora su número hubiese sido retirado del Bayern Munich por honores, pero una lesión en la rodilla acabó con sus sueños (aunque le abrió la puerta a otros más musicales). Y es que, poca broma, llegó a representar a la Alemania del Este en categorías inferiores.
Richie Hawtin
Cuesta de imaginar que uno de los DJs más populares de las últimas dos o tres décadas tuviese un trabajo que no fuese sacudir las pistas de baile de todo el mundo. Pero para ganarse un pan y permitirse hacer carrera en esto de la música, Hawtin tuvo que empezar por abajo, trabajando en un McDonald’s y de dependiente en un videoclip. Los dioses del techno nacen, pero también se hacen.
Diplo
Antes de tener un jet privado, antes de colarse en el negociado mainstream, antes siquiera de formar Major Lazer, Diplo fue profesor en un colegio para niños con problemas de conducta. Al final terminó dejando el trabajo porque aseguraba que no había respeto por su profesión y, oye, quizá los críos aprenden más de él con música que con terapias.
Ben Klock
El alemán fue becario de un estudio de diseño gráfico en el mismo tiempo que empezó a tomarse más en serio su carrera como DJ y productor. De hecho, durante un tiempo ejercía como diseñador a al vez que trabajaba en su primer álbum. Al final, se dio cuenta que no podía dedicarse a las dos cosas por completo, así que terminó por centrarse en la música. Y bien que hizo. Con todo, su sello, Klockworks, tiene un aspecto visual francamente cuidado.
Amelie Lens
Antes de ser la gran estrella techno del modelo, Amelie Lens fue modelo cuando la descubrieron en Dour Festival. Su carrera iba de fábula: estaba en pasarelas internacionales, desfilaba para Jean Paul Gaultier, y Vogue la incluyó en la lista de promesas 2010 junto a Cara Delevingne. Pero para la belga siempre hubo una prioridad: el techno. De hecho, rechazó muchos bolos como modelo porque esa noche pinchaba su DJ favorito.
Eats Everything
Dan Pierce empezó a pinchar de bien pequeño, pero el pelotazo no lo dio hasta que en 2011 publicó el hit Entrance Song. Antes tenía que ganarse el pan con trabajos de todo tipo. Primero fue albañil, luego trabajó en un call center como consultor de contratación…
Solomun
Antes de ser uno de los DJs más carismáticos de los open airs de todo el mundo, el capo de Diynamic montó su propia productora cinematográfica. Durante cinco años, él y sus amigos produjeron cortos, pero la cabra tira al monte y al final se impuso su pasión por la electrónica.