Bromo es el proyecto audiovisual de electrónica IDM formado por Paloma Peñarrubia y Azael Ferrer. Con este nuevo proyecto no pretenden caer en un discurso plácido, sino más bien lo contrario: reforzar el carácter reivindicativo y directo. Bromo nace de la necesidad de trasmitir un mensaje a través de un discurso aparentemente abstracto. Un proyecto escénico audiovisual de arte digital bajo los códigos del cine documental de ámbito social, medioambiental y político.
“Los nuevos formatos audiovisuales nos abren un campo inmensurable a la comunicación. El arte digital y la música electrónica es una consecuencia directa de la evolución de la tecnología y sus múltiples usos. Hoy en día el arte generativo es utilizado más allá de una experiencia artística. La posibilidad de crear un discurso acompañado de medios como la música, documentos sonoros, textos o imágenes nos facilita la posibilidad de crear nuestro propio lenguaje“, dicen Bromo.
Paloma Peñarrubia, compositora musical e ideóloga. Preocupada por las causas y el artista como comunicador. Se embarca en este nuevo proyecto con el que manifestar e informar a través de la música. En él desarrollará tanto el discurso musical como la investigación de campo en torno a las migraciones. Para ello contará con la ayuda del geógrafo José María Senciales, Catedrático de la Universidad de Málaga.
Creativa insaciable, se caracteriza por su larga y reconocida incursión en la música electrónica experimental y la composición para medios audiovisuales y escénicos. Esta mezcla de disciplinas y colaboraciones en diferentes proyectos se ve reflejada en las herramientas que utiliza para componer su propia imaginería sonora. Una cualidad mutable y transferible, anómala y única, seguida por fanáticos de la peculiaridad. Destacan sus trabajos para danza, teatro, spots publicitarios, empresas de diseño, documentales y por el largometraje “Seis y medio” de Julio Fraga, con el que fue nominada a la “Mejor música original” en los Premios Asecan 2016 del cine Andaluz, y su trabajo para teatro “La grieta, entre animales salvajes” con la que fue nominada en los premios Aresan 2016 a “Mejor música y espacio sonoro”.
Azael Ferrer tiene un gran recorrido a sus espaldas con las tecnologías y el mundo escénico. Alma inquieta, video artista y compañero creativo de Paloma. Su gran capacidad para reflejar a través de imágenes y texturas el lenguaje de la música, el sonido y el mensaje lo ha llevado a ser el creador del discurso visual de Bromo. Azael realiza el diseño escénico y la composición de las imágenes y arte generativo. Después de su estancia profesional en San Francisco desde el año 2012 vuelve a su Málaga natal lleno de experiencia en su campo. Su trabajo incluye la instalación AV, actuaciones en directo, VJ y diseño lumínico. Con una sólida experiencia en la iluminación del teatro, de 7 años con la iluminación técnica y vídeo en el Teatro Cánovas (Málaga). Azael crea experiencias de inmersión a través de gráficos generativos, la luz, el sonido y los objetos en el espacio. Su práctica es una exploración experimental y elegante de las artes digitales, tecnología y percepción multisensorial. Estudió en el Performance Audiovisual en Marbella (Málaga) y la perfeccionó a través de la participación en talleres, incluyendo VJspain y Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, la Universidad Internacional de Andalucía, Crucible en Oakland y aprendió código creativo en el Gray Area Foundation, en San Francisco.
“Traces of erosion” (2017) es un viaje migratorio en lo musical y en lo conceptual. De una parte, de la electrónica sci-fi de los 90, la IDM y sus texturas sintéticas a los arreglos orgánicos de piano y cuerda envueltos en oscuras atmósferas y drones. De otra, nos arroja a partes iguales hacia parajes desolados, diseccionando los elementos de un futurible incierto hasta espacios que se elevan y albergan bajo nuestros pies un trasfondo no exento de esperanza. “0.0” nos da una visión general. Activa las señales de alarma, un speech advierte de ese futuro que ya es presente ensillado en el tenso pálpito que marca el bombo sobre amenazantes cuerdas. Con “Desert” entramos en terrenos desolados con el bajo marcando el camino; el chapoteo acid, muy presente a lo largo del disco, rasca, quiebra, abrasa lenta y progresivamente todo a su paso junto al repique de los arcos para finalmente creer haber divisado el horizonte. El medio tiempo de “Core” nos sitúa en el extrarradio de la metrópoli infinita para tomar aliento e impulso gracias a unos generosos arpeggios que estallan llegando al downtown jadeante, sudoroso y pidiendo más.
Desciendes desorientado, como el trinar de “Electric birds“, sobre bases arrastradas y sonidos futuristas hasta caer en las corrientes de “Rivers“, rebotando sin rumbo con el fondo abrupto de sus ritmos sincopados y tonos marcianos. IDM en su más pura esencia. Se suceden mares de sintes, elásticas notas de piano entre canto de sirenas, melancólicas melodías de timbre cálido en las que Paloma nos invita a la observación. El estado de calma desaparece en “Territory War“, ¿somos parte en una desigual lucha interespecífica? O realmente, ¿somos la plaga? La respuesta está en “Rebirth“, la solución recae en nosotros: borrar nuestra propia huella propone Bromo.
Si “Traces of erosion” (Oigovisiones Label, 2017) tomaba como punto de partida las migraciones, con “No Signal” (Oigovisiones Label, 2020), Bromo apuntan al Espacio Común en contraposición al Espacio Cósmico; basándose en investigaciones y estudios de distintas Agencias Aeroespaciales que disciernen en torno a la colonización, explotación y militarización de ese éter inasible.
Paloma empleó dos años en completar !No signal” y en el disco se aprecia el crecimiento exponencial de su experiencia compositiva. El diseño de sonido es más completo y el impacto conceptual y visual de este nuevo golpe es más contundente. Exprime la rítmica IDM profundizando en un entramado sci-fi con arreglos que ganan en complejidad, espacialidad y ejecución sin perder de vista lo orgánico. Con una proporción similar de ritmo-ruido y orden-caos pero con una paleta tímbrica desbordante, los beats colapsan y el espacio se expande y se contrae entre arpegios viscerales y latigazos a caballo entre el dark ambient, la modern classical y el noise.
La propuesta gráfica de Elsa Paricio para “No signal” está basada en la iconografía de las primeras imágenes obtenidas del espacio; reconstruidas estas a partir del material gráfico resultante de un proceso creativo basado en la exposición de materiales de dibujo a diversas condiciones climatológicas. Una simulación de otros mundos creados a partir de la misma materia. Una visión de lo ajeno como nuestro y de nosotros como lo ajeno.
Veremos la puesta en escena de “No Signal” el próximo 27 de agosto en Eufònic Festival. Tienes toda la info aquí.