“Esto solo es el principio“… La nueva adaptación de la magna obra escrita por Frank Herbert a cargo del parsimonioso realizador canadiense Denis Villeneuve supone un nuevo comienzo. Una película que junto a otros títulos, recientemente estrenados o a punto de hacerlo, como pueden ser “007, Sin tiempo para morir”, “Titane”, “The Green Knight”, “Eternals” o “The Power of the Dog”, supone un reencuentro, un regreso del Gran Cine a las salas con las luces apagadas. Son títulos como estos los encargados de remontar y devolver un público a esos espacios semi-abandonados. Público que casi había olvidado la experiencia de compartir visionado, en una sala repleta de desconocidos, de películas que no se conciben fuera del ritual cinematográfico, creadas para un disfrute pleno en unas condiciones óptimas de imagen y sonido que solo podemos disfrutar en los Cines. Son una invitación a recuperar algo que era nuestro y que durante la pandemia habíamos perdido.
“Dune” es un espectáculo grandioso. Una obra de apariencia descomunal rodada con la sobriedad y elegancia propias de un realizador que sigue creciendo con cada película que hace. Lo descubrimos con “Incendies” hace ya más de una década (a alguno nos dejó boquiabiertos en la última jornada de una agotadora SEMINCI allá por 2010) y desde entonces casi todo han sido alegrías con este director. Las posteriores “Prisioneros”, “Sicario”, “La llegada” y por supuesto “Blade Runner 2049” serían los títulos destacados de una filmografía casi impoluta. Dejo fuera el que en mi opinión sería su único tropiezo, “Enemy”, adaptación fallida de “El hombre duplicado” de Saramago.
Con “Dune“, Villeneuve ha logrado lo imposible y ha conseguido por fin, adaptar de manera coherente y entendible algo que parecía irrealizable. Una maldición había acompañado todos los intentos previos de llevar a la gran pantalla el intrincado texto de ciencia-ficción escrito por Frank Herbert en 1965. Ni el primer acercamiento con David Lean (“Lawrence de Arabia”) al frente, ni el demencial proyecto faraónico perpetrado por Jodorowsky (que quedó reflejado en el destacable documental “Jodorowsky’s´ Dune”), ni la única versión que llegó a estrenarse, la de David Lynch de 1984, parecían acercarse de manera congruente a uno de los escritos fundamentales del s.XX.
Villeneuve ha vencido la quimera con una sobria versión que a la vez es estéticamente inconmensurable. Se ha valido de la sombría fotografía de Graig Fraser y del brutal score concebido por Hans Zimmer, que hace crujir literalmente la sala, para llevar a buen puerto una adaptación a la que los versados en el texto original le sacarán defectos pero que hará las delicias de los que busquen un gran espectáculo cinematográfico.
Acierta también Villeneuve en la elección de un copioso reparto encabezado porla elegante presencia de Timothée Chalamet como Paul Atreides, el siempre bienvenido Oscar Isaac que interpreta a su padre, el duque Leto, y una muy destacable Rebecca Ferguson (a la que conocíamos por aparecer en alguna de las entregas de “Misión Imposible”) en el papel de Jessica Atreides, madre de nuestro héroe.
Entre los secundarios, un desagradable y muy caracterizado Stellan Skarsgård ejerciendo del villano Barón Vladimir Harkonnen e inspirándose claramente en la interpretación del coronel Kurtz de Marlon Brando en “Apocalypse Now”, un simpático y altruista Jason Momoa como Duncan Idaho, Josh Brolin y su siempre contundente presencia, Javier Bardem interpretando al líder de la tribu nómada de los Fremen y la cotizada Zendaya cuyas apariciones en el film son esporádicas y seguramente cobrará mayor importancia en una segunda parte.
Desafortunadamente, “Dune” nos ha sabido a poco. Nos deja con ganas de más. Habrá que esperar resultados de taquilla para saber si el enfrentamiento entre los Atreides y los Harkonnen tendrá continuidad y una segunda parte. Solo uno aceptables beneficios harán que la obra de Villeneuve no se quede coja. Tendremos que aguantar un tiempo para sumergirnos de nuevo junto a los Fremen en las arenas de Arrakis, de donde brota la especia y asistir al desenlace de esta tragedia de tintes Shakespearianos. Háganse un favor, acudan a su cine más cercano y disfruten del espectáculo.