Cuando la muerte se lleva a los artistas que respetas al máximo y que sigues como fan empedernido, la palabra MIERDA es lo primero que te viene a la mente. Ya se que está feo usar esta terminología en un medio que se supone que lee la gente, pero MIERDA, define exactamente un montón de sensaciones que me recorren en este momento.
Es complicado encontrar en este mundo lleno de egos e instagramers una figura que sea cercana en el trato personal, que atienda amablemente a tus requerimientos y consultas sobre cualquier tipo de asunto musical, ya sean sintetizadores o su propia obra. El era un tío de pueblo con un enorme amor por lo que hacía y que como pasa también a menudo, escapó a la atención mediática y fue un artista de culto para los más connaisseurs del electro y sus derivados.
Su estilo es predominantemente frío y cortante, absolutamente sintético, cocinado con secuenciadores primitivos, a veces salpicado de vocales angustiosos, con la mayoría de los temas de una duración minúscula, a veces de tan sólo un par de minutos.
A veces, su estilo robótico y cibernético se tornaba tecno pop con sabor añejo como este tema llamado “Luisa”:
Te recomendamos que te suscribas a su canal de Youtube para degustar estas joyas visuales de las que se encargaba el mismo Marcus, para aderezar sus composiciones.
Para consuelo parcial de los que le sobrevivimos ha dejado un inmenso legado musical, auténtico, personal e intransferible. Sus ediciones físicas son de lo más valorado en el mercado de segunda mano de vinilo y sus obras son realmente difíciles de conseguir por medios digitales. Visita su
Bandcamp y allí encontrarás algo de material en ceros y unos.
En fin una despedida más y otro obituario de una persona que debería haber estado en este mundo bastante más tiempo del que le ha concedido el destino, pero esto es algo que ya escapa al control de la lógica. ¡Hasta siempre maestro!
