Aunque ya he recibido la citación para ponerme la tercera vacuna (lo que me sitúa en los 50), todavía salgo por la noche cuando puedo, y fue precisamente hace un par de domingos en mi querido Cassette Club de Madrid donde descubrí este pedazo de EP de la mano de uno de sus residentes, Jesús Riaño que cerró su set previo a la actuación de Adriana López con uno de los cortes de esta referencia.
Como en mis tiempos de juventud corrí hacia la cabina mientras se intercambiaban los mandos y la gente aplaudía a su residente, para preguntar ansioso que era lo que acababa de sonar. La alegría se multiplicó cuando al llegar a casa el lunes de madrugada abrí mi correo y allí estaba la promo de marras.
Tras la historia del abuelo, voy con el disco:
“Big Hat no Cattle“, es el pelotazo al que me refiero, un ejercicio de breaks excesivos, con un subgrave nivel jungle y una melodía naif y simple. A medio metraje una textura reverberada se coloca como una nube por encima de la base para desaparecer aplastada de nuevo por los breaks en un momento épico en la pista. Lo he comprobado en mis carnes.
“Cosmopolitan” gira el discurso radicalmente hacia un techno juguetón y a la vez espacial gestionado a tiempos altos.
El tercer corte, “Mob“, se va hacia lo clásico, con referencias claras al mejor dub techno y la escuela clásica de Detroit. Pistero y profundo al tiempo.
“Reverse” me lleva a los mejores momentos del sonido Regis, techno de tornillería.
“The Machinist” descansa los pies y nos lleva a las nubes a base de texturas y detalles ambientales. Un EP que se coloca entre los imprescindibles del año techno a un mes de su final.