Daniel López no necesita diálogos para mostrarnos en los 13 minutos que dura su cortometraje la profunda situación de abandono a la que se vieron arrastrados hosteleros, empresarios y trabajadores vinculados al denominado sector del Ocio Nocturno ante el cierre continuado y forzoso de sus negocios y la insuficiencia, cuando no ausencia completa de ayudas económicas por parte de las instituciones catalanas a lo largo de la pandemia.
Para ello han contado con la ayuda de Javier Cano que interpreta con franqueza a uno de esos miles de afectados y consigue transmitirnos con aplomo esa sensación de impotencia ante la dificultad de afrontar el día a día. Representa a todos aquellos a los que no les quedó más remedio que esperar, privados de toda fuente de ingresos.
Lo acompañaremos en su monótona rutina diaria hacia ninguna parte, en su caída en picado hacia la ruina más absoluta. Veremos como el tedio y la rabia se apoderan de su espacio, y nos adentraremos, en un viaje etílico, hasta el fondo de su cabeza, donde los recuerdos y el deseo de reapertura se fundirán en agónica y delirante espera.
“Persianas Bajadas” se sustenta en gran parte por el notable trabajo en lo musical de Albert Espuña (cabeza visible de la inclasificable banda Gúdar). Su score transita entre lo opresivo y lo atmosférico, reforzando la percepción de desamparo de nuestro protagonista y termina jugueteando con sonidos electrónicos de corte proto-funk que nos invitan a vislumbrar cierta luz al final del túnel.
Un pequeño, sencillo y sentido homenaje en forma de cortometraje que visibiliza a todos aquellos que han pasado por serias dificultades durante estos largos meses pasados ante la pasividad y la toma de decisiones erróneas de una clase política incompetente que les dejó totalmente de lado.
Beatburguer y The Bass Valley colaboran con este cortometraje rodado en sus instalaciones y estrenado circunstancialmente justo ahora que el Ocio Nocturno en Catalunya vuelve a estar condenado, otra vez, sin escrúpulos, por nuestros indeseables dirigentes.