Nuestro reciente editorial sobre el estado del techno contemporáneo ha suscitado como esperábamos cierta polémica entre el personal: entre las aportaciones que se han hecho en redes sociales se formula varias veces la cuestión ¿Qué es lo que a vosotros os gusta? o ¿Qué creéis vosotros que es calidad? Pues nuestro baremo de calidad se basa en un alto porcentaje en los discos de los que os hablamos aquí: creedme que recibimos toneladas de música y la escuchamos toda, aunque sea un minuto, a veces en ese minuto queda claro que no merece la pena seguir y a veces, te quedas escuchando por lo que sea que te haya llamado la atención.
De entre estos discos que llaman nuestra atención por el motivo que sea, portada, título, novedad, etc.. nos repartimos entre los colaboradores aquellos de los que nos gustaría escribir, sin presiones de ningún tipo, ni de las compañías ni de las agencias de promoción: de nadie. Escribimos absolutamente de lo que nos da la gana, fundamentalmente de lo que
nos gusta, muy pocas veces hablamos de discos que no nos gustan, pero si se da el caso lo hacemos desde esta misma total libertad.
Después de esta chapa estratosférica, decir que este disco que ahora trato pertenece a esos que considero buenos, por muchos motivos que detallo a continuación.
No se parece exactamente a nada, no está hecho en dos minutos con sonidos de librería robados de internet, no suena tan alto como un avión despegando, suena natural y orgánico. Lleva canciones dentro, con música y armonía, pero también lleva un alto componente experimental y sintético. Es sucio y rugoso cuando tiene que serlo, se puede escuchar y se puede bailar. Como guinda hay versión en cassette y además el autor tiene
una pinta de freak importante ¿Qué más necesito?
