Dasha Rush es una de las artistas electrónicas con más enjundia y relevancia en la escena underground mundial, sobre eso no hay ninguna duda. Lo suyo ha sido siempre la electrónica seria y comprometida, ya fuese techno mental e hipnótico o paisajismo ambiental. Su extensa obra habla por sí sola y sus diferentes colaboraciones con artistas multidisciplinares de todo tipo la han situado por derecho propio en el lugar prominente en el en que se encuentra, sin tirar de físico ni poniendo morritos como otras señoritas hacen en Instagram (mientras siguen sin saber cuadrar un bombo a negras correctamente).
Como DJ, en cambio, su discurso musical también transita por la adrenalina y el movimiento físico en la pista, mucho más que en su trabajo de estudio, y es precisamente ésta influencia que su labor en las pistas tiene la que le ha servido de inspiración para facturar este EP en el sello Sonic Groove, que supone una faceta desconocida hasta el momento: el techno de raíz industrial con sabor a EBM, precisamente el palo que me eriza más el vello corporal donde lo tengo.
“El Kinky,” sí has leído bien, abre fuego en este EP con secuencias mecánicas y cortantes a lo Nitzer Ebb de antaño, percusiones de acero, vocales agónicos… parece que estoy en un flashback en un lugar situado hace treinta años en la zona levantina. Sorpresón total.
“Psycho Runner” es el segundo corte de la cara A: bombos apretados con overdrive, 303 agresiva y toda suerte de ruidos y texturas procesadas flotando por encima. Ejercicio de techno post apocalíptico de categoría.
Volteo el plástico y me encuentro con “Gallic Message“, más alejada de lo industrial y más cercano al techno futurista, aunque sin apartar la oscuridad de la línea argumental. Mención especial a los vocales tipo Jabba The Hut.
Para terminar, “Darkness“: alejada del baile más obvio, burbujeante y líquida pero con el puntito de mala baba que la sitúa dentro del estilo del conjunto del disco.
Me alegra sobremanera ver que esta artista no se conforma con lo establecido y explora sin miedo por donde le da la gana, sin ataduras de ningún tipo, sacando de su privilegiado cerebro registros diversos con profesionalidad y elegancia.