
Si tenéis la paciencia de leerme sabéis que soy una tía fetichista y repetitiva entre otras bondades. Si algo me gusta lo busco hasta la extenuación, por eso colecciono tantas mierdas. Hay dos cosas que me calientan los bajos, la una son los diseños de portada bonitos y la otra son las cassettes. Aunque el techno suele pertenecer en la redacción a mi pre jubilado amigo Jose Luis Moreno Rubio, hay veces que como se dice en mi pueblo “corre más la mano del cerdo que el ojo del águila” y meto la mano cerduna en la bandeja de promos cada vez que huelo que el sobre de correos lleva una cinta de cassette dentro.
Metida la mano en la cesta como si fuese un político de derecha rancia, me llevo mi mordida en forma de álbum y como no podía ser de otra manera: acierto de lleno.

La sorpresa es máxima, para mi regocijo, continúa existiendo el techno bueno y eso es lo que hay entre las partículas de hierro que conforman estas bobinas. Como siempre, he de desplazarme al hogar materno para usar el hifi jurásico y como siempre sale mi madre de su habitación al grito de ¡Qué coño es eso, bájalo por Dios!

Por una parte no me extraña, los bleeps abstractos y la asimetría rítmica del primer corte “Gluttony” avisan de lo que va a venir en los próximos 60 minutos. “Life is a Mess” es un baile abstracto de breaks y cadencias orientales muy espaciadas en el estéreo. Una especie de danza balinesa ejecutada por robots de cara de plástico.
“Greed” de repente se va a Berghain a las 8 de la mañana del lunes, bien surtida de BPM, hipnótica, percutiva y mental.
“Utmost Precision” hereda el pulso frenético de la anterior pero añadiendo más flotación subliminal al fondo y sonidos más cercanos a Detroit que a Birmingham. Imposible quedarse quieta con esto sonando.
“Sloth” sube una marcha aún y se eleva en velocidad hasta casi lo frenético, sintes locos corriendo sin parar sobre una 909 anabolizada y detalles metálicos. “Expendable” retorna al rollo roto balinés y me sirve para poner un poco el aire, que me he calentado con los bailes.
Con “Envy” la distorsión entra en juego en la ya tradicional línea adrenalínica que exuda esta cassette por cada poro.
“Hiding in Authority” de repente se calma y se va al techno más profundo, aún con esas cadencias campanoides balinesas de fordo que me persiguen durante toda la escucha.
“Wrath” viene a continuación con otro ejercicio de rítmica fracturada y abstracta, esta vez con los recurrentes sonidos campanoides bajados de pitch y no tan resonantes.
Regreso a las cavernas del sudor y el flash con “If you Want to” y “Pride“
acercándome al tramo final con el enésimo ejercicio de breaks balineses que lleva por nombre “Burelom“, que sorpresivamente se convierte en electro a medio metraje.
“Lust” dice adiós a este gran álbum desde la pista de baile del after con sus
secuencias esquizofrénicas recorriendo el tántrico 4/4 sacando lo peor de tu
maltratado cerebro después de tomar pastillas de colores en masa.