El pasado jueves se celebró en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid un doble concierto organizado por Delicalisten, una plataforma y promotora que lleva desde 2012 programando el ciclo DNIT de Barcelona. Con motivo del día europeo de la música y en plena efervescencia de la purgadora noche de San Juan, pudimos disfrutar con sold out y en el jardín de dos live shows: Aya (principalmente conocida por su álbum del año pasado en Hyperdub) y Overmono. El concierto que daría inicio a la “velada” -entrecomillado porque era todavía de día- fue el de Aya. La productora, que reside en Londres, tiene un estilo que podríamos llamar avanzado, de club roto y marcado por unas intervenciones vocales entre el spoken-word y un flow de grime con el pitch puesto en un tono extraordinariamente grave.
Replicar su disco, “Im hole” en directo no era desde luego tarea fácil, de hecho Aya apenas lo intentó, jugando entre la ironía, un sentido del humor cáustico y una actitud grotesca e hilarante a partes iguales con respecto al público. En ese violento flujo de subgraves quebrados y desconcertantes melodías de hiperpop, costaba no acordarse del Arca de “Mutant”, o por qué no, de una versión -si cabe- aún más dantesca e impertinente de SOPHIE. Su directo, en el que tuvo tiempo de subirse en múltiples ocasiones a la mesa de mezclas, bajar a la pista y besar a algún espectador; concluyó cuando todavía no había terminado de atardecer. Como ella misma admitía con una voz infernal, su música no estaba concebida para ser escuchada a la luz del día, pero su vileza y esa suerte de “no mercy” sonoro se dejó sentir de manera permeadora.
Ya con la noche cerrada y recordándonos a algunos eventos que disfrutamos en DNIT, los hermanos Russell (Tom y Ted,Truss y Tessela respectivamente) comenzaron un live set que ha recibido múltiples galardones en los últimos doce meses. La cosa era inevitable: el repertorio de Overmono es brillante y a poco que los hermanos lo ejecutan bien y lo asocian debidamente se convierte en una herramienta para llevar al éxtasis a quién sea. Así, Overmono realizaron un set breve (apenas una hora), conciso y electrizante, con una mayoría de tracks recientes, de los lanzamientos de los dos últimos años, su remix de Rosalía… Y uno o dos tracks sueltos de sus primeros y -en nuestra opinión- mejores trabajos, los EPs de “Arla”. Era victoria cantada. El frenesí de sus beats de UK Garage, que ocasionalmente incorporan sonidos bass o jungle, pero con una limpidez extraordinaria hacía dificultoso escapar al trance -estado alterado, que su música induce.
Para bien o para mal, los Rusell son dos profesionales como la copa de un pino. Dos sicarios con unas armas relucientes y de fuerte fuerza percutora. Lo único que pudo dificultar la total inmersión -y es una pena tener que mencionar esto- fue ver que el Jardín Sur de Conde Duque no parecía del todo preparado para acoger un evento de estas dimensiones. Mientras que el espacio era bonito, abierto y lleno de corrientes de aire, los baños eran cuatro cabinas para cerca de mil personas. La barra solamente tenía dos espacios de pago (un datáfono para todo el público) y colas que duraron el primer concierto al completo. Salvando esta cuestión, que podría haberse evitado pero que difícilmente se habría previsto, lo importante fue lo que pasó en la pista y sobre el escenario. Estamos a la espera de más propuestas de este tipo en la capital, plagada de eventos de música electrónica pero incapaz muchas veces de establecer vínculos fuertes y permanentes entre artistas renombrados e internacionales y espacios culturales asentados (de hecho Conde Duque suele hacerlo en el auditorio, pero no es el mismo tipo de evento). Confiamos en que sea la primera de muchas.