1ª parte: del Tecno al Techno.
Aproximadamente 40 años después de su nacimiento oficial analizamos la evolución del Techno en nuestro país desde sus supuestos inicios hasta nuestros días.
A veces el hecho de cumplir años tiene sus ventajas. En mi caso, rebasados ya los 50 años, una de esas ventajas ha sido poder experimentar en tiempo real la evolución del estilo musical que me ha marcado desde adolescente, el Techno.
Si uno tira de wikipedia o de un análisis superficial el término Techno fue inventado por un tal Juan Atkins en Detroit a principios de la década de los 80. Esta fecha se ha dado por válida durante años, sin chequear en profundidad la historia, ni de facto ni de manera etimológica. Hay otras corrientes y otros orígenes y cada zona del globo ha tenido su punto de ignición del movimiento, antes o después de los 80 y muchas veces muy lejos de Detroit.
Para circunscribirse a una zona realista, voy a basar este análisis en la zona en la que vivo, España y basándome en mis experiencias personales, por lo tanto todo lo que se lea a continuación es subjetivo y rebatible. Como siempre la opinión es como un culo, cada uno tiene el suyo.
Vamos pues con este recorrido que en mi caso comienza bien pronto, en plena pre adolescencia, en una época en la que los incipientes grandes almacenes tenían una sección de música con sus vinilos y sus cassettes. Las familias de clase media comenzaban a abandonar las tiendas del barrio y se movían a estos sitios de ensueño donde los padres se fundían el escaso dinero y los niños mientras tanto disfrutábamos como en un parque de atracciones recorriendo las diferentes secciones del ‘super’. A mi hermano y a mí nos gustaba particularmente la sección de los discos y allí estábamos siempre localizables.
En esos tiempos las portadas eran el reclamo principal para llamar la atención, los discos no se podían escuchar cómo en las tiendas especializadas para dj ‘s que surgieron mas tarde y aún hoy existen. Te guiabas por los ojos y a veces acertabas y a veces no. Los discos eran objetos de deseo y eran caros.
Pues bien, en esta época de principios de los 80, en una España de reciente post franquismo, con un golpe de estado fresquito y muy alejados de los que pasaba en Detroit o en Londres o en Berlín, en estos grandes almacenes y en su sección de discos había una sección completa bajo el epígrafe Tecno, sin h y en esa estantería estaban discos de gente como Depeche Mode, Soft Cell, Kraftwerk, Devo… y por el lado nacional desde discos muy comerciales y accesibles como el primer álbum de Mecano hasta cosas más transgresoras como el Aviador Dro.
Supongo que esta subdivisión Tecno tenía más que ver con el responsable de esa sección de discos concreta que con una política de etiquetaje general de la compañía, pero a mí ya me servía v casualmente el primer disco que me compraron mis padres a petición propia en uno de mis cumpleaños fue en disco de esa sección Tecno que me llamó poderosamente la atención por su portada.
Aquí lo podéis ver en todo su esplendor vintage cuarenta años después de su adquisición:
En esa época, se hacía una pregunta rápida para ver a qué tribu musical pertenecías: ¿Eres heavy o Tecno? si la respuesta era A estabas en una estética y una tendencia si la respuesta era B en otra. Yo, con sólo un disco en la colección ya decía que era Tecno, sin saber muy bien por qué. Estamos hablando de un tipo de 11 añitos recién cumplidos.
Ya de lleno en la adolescencia más problemática y con la mayoría de mis ahorros invertidos en más discos de aquella mítica sección del supermercado, al gusto musical se sumó una estética concreta y unos sitios concretos a los que salir a divertirse en los que esa música y esa estética eran predominantes.
Bajo el paraguas genérico gótico / siniestro se mezclaban dos tendencias claras, los de los sintes y los de las guitarras, siendo muy generalistas, los de Depeche y los de The Cure. En esta microescena se volvía a usar el término Tecno como diferenciador y te podían preguntar ¿tú eres Tecno o eres siniestro? Estamos hablando de más o menos 1985 / 88.
Los que nos sentíamos entonces parte de esta etiqueta comenzábamos ya a buscar cosas más duras y más abstractas que lo que nos proporcionaban los grupos más poperos dentro de la electrónica y comenzábamos a coquetear con la noche y con las sustancias más allá del alcohol. Salíamos a bailar, no a alternar ni a charlar, la pista de baile era el lugar fundamental para nosotros. En esta época sonidos underground centroeuropeos asomaban su nariz en nuestro repertorio, gente como Front 242, Nitzer Ebb …etc. Comenzaban a introducir una rítmica más marcada, más repetición e hipnosis, menos obviedad y más riesgo. Ni rastro de Detroit en nuestras vidas, de momento.
Mientras la historia generalista sitúa el año 1988 como el del verano del amor, la explosión del acid house y el salto del charco por parte de la música house desde Chicago y Techno desde Detroit hacia Europa. En la escena Tecno peninsular ( Ibiza al margen ) no considerábamos en absoluto aquel sonido como Techno, ni teníamos acceso a esos discos, no por gusto, si no por desconocimiento.
No es hasta los primeros 90 cuando por cosas del destino y una novia que fue a vivir a UK, salí de mi burbuja underground madrileña y aterricé sin paracaídas en un Londres que entonces bullía de futurismo y electrónica diferente a la que tenía por entonces en mi radar, de golpe y porrazo descubro Orbital, LFO, unos primerísimos Prodigy y Chemical Brothers, una cosa que se llama acid house y que viene de Chicago o una acosa a la que allí llaman Techno y viene de Detroit con discos de unos tales Derrick May, Kevin Saunderson, Juan Atkins o Underground Resistance.
Este descubrimiento me gira por completo la cabeza y dirijo mis pasos de veinteañero fagocitador de novedades hacia este nuevo eldorado y descubro un sonido concreto del que ya no me voy a separar el resto de mi vida.
Cuando vuelvo a España un par de años después, la cosa ha cambiado profundamente y estas corrientes europeas y americanas ya se han fundido con lo que entonces había aquí en una suerte de híbrido entre el sonido serio y marcial de la EBM y lo a priori superficial del house y el sonido americano. Madrid ya tenía varias tiendas especializadas en importación y en ellas era común ver los discos de Jeff Mills en las cubetas de house y discos del sello belga Bonzai en la zona etiquetada como Techno. Incluso se distinguía muy claramente entre lo que venía de importación desde América y lo que nos llegaba desde Europa. El Techno en España no era lo mismo que el Techno en Londres o París. El techno aquí seguía siendo predominantemente de raíz blanca y suponía un ínfimo porcentaje de lo que se bailaba por la noche en las discotecas, mucho antes de que la palabra club o el término clubber aparecieran en nuestras vidas.
No será hasta mediados de éstos años 90 que podamos hablar con propiedad de Techno en este país, como casi siempre con un poco de retraso con respecto a un mundo en el que aún no existía internet ni la información fluía como lo hace ahora. En la siguiente entrega de esta serie veremos cómo desde el norte, Barcelona y Madrid de manera casi simultánea el sonido que actualmente conocemos como Techno comienza a echar raíces en nuestro país.