El jerezano afincado en Madrid Alexander Gross demuestra en su primer mix para Beatburguer por qué es una de las figuras emergentes más a tener en cuenta de la nueva escena breakbeat.
Alexander Gross no es ninguna cara nueva en esto de poner pistas patas arriba. Entregado en cuerpo y alma a la creación y expresión artística en múltiples vertientes —es uno de los fotógrafos más conocidos y que mejor sabe captar el ambiente nocturno madrileño, además de editor de fanzines y fotolibros— el de Jerez se ha ido haciendo hueco en las cabinas de la siempre complicada escena de la capital. Su fórmula es sencilla —que no simple—: como buen amante de la tradición andaluza del breakbeat, Alex rompe pies y cuellos a base de ritmos rotos, bajos hipertrofiados y vocales que huelen a barrio y ganja.
Sobre el mix, Alexander asegura haber preparado “una sesión bien macarra y plagada de ritmos rotos para romper la pista. Temas frescos, acelerados y sin dar mucha tregua o respiro. Zapatilla de la buena”.