“El Inmortal” es una serie mediocre, con un guión mediocre, con unas actuaciones mediocres y con un ritmo que consigue que no pares de mirar el móvil en busca de un estímulo que te aleje de ella.
Nada me gustaría más en el mundo poder escribir todas las semanas sobre películas y series españolas y elevarlas a los altares, pero por desgracia muchos de los productos que nos presentan acaban decepcionándome. No soy uno de esos haters que afirman que lo nuestro es peor que lo que se hace más allá de nuestras fronteras, no creo que la calidad tenga que ver con una bandera. Al contrario, cada vez que un proyecto patrio aparece mis ganas de que me guste son muy altas, y si ese proyecto aborda la historia que nos propone “El Inmortal”, esas ganas se incrementan exponencialmente. Porque los que vivimos el mundo clubbing en los 90, tenemos grabado a fuego el nombre de Los Miami. Una historia con un trasfondo y un relato más que interesante, que por desgracia ha caído en los mismos vicios y errores que suelen cometer los creadores de series en nuestro país. Por eso para mí, “El Inmortal” es una gran decepción, una oportunidad perdida de contar una historia que podría haberse convertido en la mejor serie española de todos los tiempos. ¡¡Qué pena que no cayera en manos de Sorogoyen!!
Estirando el chicle
La trama de “El Inmortal” es el clásico relato sobre el ascenso y la caída de un capo del narcotráfico, ninguna novedad pero con estos mismos mimbres se han realizado verdaderas obras de arte. Ocho episodios estirados como un chicle de cerca de una hora de duración, una estrategia que juega en contra de la serie, ya que se nota a la legua el relleno innecesario en el metraje cuyo único fin es seguir exprimiendo la teta en sucesivas temporadas. Para que no haya errores de interpretación, desde el primer segundo te avisan que todos los personajes han sido ficcionados, es decir, que han cogido una historia y la han adaptado a su manera, en esta ocasión para mal. La justificación de los creadores es que en 2023 tendrá lugar el juicio a los 90 miembros acusados de pertenecer a Los Miami y que todos los hechos aún no se han esclarecido. Una excusa barata que demuestra que lo que buscaban es hacer lo que a ellos les interesaba, evitando mojarse de verdad y esquivando los puntos más problemáticos.
Una trama desaprovechada
La serie comienza de lujo, con el protagonista principal recorriendo los polígonos de los yonkis mientras escucha Jesucristo García en el coche. Pero rápidamente te vas dando cuenta que algo no encaja. Porque su evolución es precipitada, predecible y llena de conveniencias. En vez de tomarse tiempo en explicar su evolución, sus contradicciones, sus conflictos, rápidamente pasa de ser un camello más al jefe de una organización mafiosa. En vez de desarrollar este proceso, en vez de documentarlo, la serie repite la misma fórmula en cada episodio: Sexo + Ostentación + Gente esnifando coca + Alguien que traiciona. Ya está, con estos cuatro pilares rellenan 50 minutos que terminan haciéndose pesados. Eso sí, nos tratan de tontos incidiendo una y otra vez para que nos quede claro en el humilde origen del personaje y nos bombardean con referencias innecesarias a los clichés de los 90.., ya sabemos que la serie transcurre en los 90 no hacía falta que nos metieses una referencia en cada plano.
De una serie como ésta, que pretende contarnos la historia de uno de los mayores grupos criminales de la historia de España, esperaba como mínimo un guión a la altura. Porque amigos míos, un buen guión es lo más importante en una producción audiovisual, sin un guión decente es imposible hacer algo decente. Y en esta ocasión los guionistas han tirado por el camino fácil. En una historia de mafia y delincuencia los silencios son tan importantes como las palabras, en el “El Inmortal” nos tratan como retrasados, explicando con diálogos cada acción y cada decisión de los personajes. Frases y expresiones que llegan a dar vergüenza ajena. La traza avanza a trompicones, y utilizan el peor de los recursos posibles…, cuando no saben dónde ir regresan una y otra vez a los mismos conflictos repetidos hasta la saciedad.
Un casting incomprensible
Si quieres contar una historia mafiosa, de personajes violentos que dan palizas, que no tienen reparos en utilizar la violencia, que menos que seleccionar a actores que más allá de sus habilidades interpretativas, sean capaces solo con su presencia de inspirar miedo y respeto. Pues quitando al actor principal que da indudablemente da el perfil, el resto del casting es un auténtico desastre. Los miembros de la banda más que miedo dan pena, ¿cómo es posible que con un grupo como éste, sin sangre y sin presencia, fueran capaces de controlar los bajos fondos madrileños? Los Miami en esta serie están formados por el acomplejado hermano del protagonista que es un grunge de pequeña estatura que se pasa la serie dando voces, un amigo con pinta de yonki y lleno de miedos que cría rottweilers, un sudamericano con coleta y perilla con cara de que le han metido un palo por el culo, un presentador de televisión bixesual al que le tatúan una polla en el pecho y una rubia con rizos cuya máxima aspiración es que le pongan unas tetas nuevas. ¿En serio? ¿Este es el grupo que controlaba las discotecas, que traficaba con cocaína colombiana, que extorsionaba y que mataba sin remordimientos a su competencia? No es verosímil, no es creíble, es la demostración de que estamos ante una producción patética para salir del paso.
Ibiza como recurso facilón
Una de las cosas que más me han cabreado en esta serie es como han utilizado el comodín de Ibiza en la trama. Primero porque coño, ya que hablas de Ibiza cúrratelo y rueda en Ibiza, no utilices una localización de baratillo para hacerla pasar por la Isla Blanca. Porque lo que consigues con ello es que se te vean las costuras y desconectar de la serie a la gente que conoce Ibiza de verdad. Además todos los personajes, las situaciones y las tramas que se utilizan en la trama son exageradas, clichés de hacendado que nada tiene que ver con lo que pasaba en la isla en aquella época. Utilizar Ibiza como cebo es un recurso facilón, una herramienta hipócrita para alimentar una leyenda oscura creada por aquellos que solo ven una parte distorsionada de la cultura clubbing obviando todos sus valores positivos. Dejar caer la sospecha de que Los Miami llegaron a controlar la noche y el tráfico de drogas en las pitiussas es mezquino, ya que cualquiera que sepa un mínimo de historia, sabe perfectamente que estos elementos nunca tuvieron una presencia activa en la isla.
Epílogo
“El Inmortal” es una serie mediocre, con un guión mediocre, con unas actuaciones mediocres y con un ritmo que consigue que no pares de mirar el móvil en busca de un estímulo que te aleje de ella. Hubo un tiempo en el que nos vendieron que Movistar iba a apostar por las series de calidad, que su referente era HBO, pero la realidad es que se pueden contar con los dedos de una mano los productos que merecen la pena. “El Inmortal” es un fiasco se mire por donde se mire, da igual la pasta en marketing que hayas invertida en ella, una vez que comienzas a verla ya tienes ganas de terminarla. En definitiva es uno de esos productos de mercadillo que una vez que los has usado, los abandonas en un cajón para que cojan polvo.