Mathew Jonson rompe un largo silencio editorial con su último EP, ‘Spaceport’: jazz galáctico de primera categoría como siempre facturado con delicadeza y mimo.
Sin lugar a dudas, uno de los talentos más talentosos dentro de la música electrónica, el productor y artista en vivo con sede en Berlín, Mathew Jonson, ha creado un sonido que es verdaderamente suyo y ha desarrollado una de las voces más distintivas e inimitables del house y el techno.
Guiado por sus primeros años estudiando piano clásico y percusión de jazz, sus lanzamientos a través de sellos como Visonquest, The Nothing Special, M_nus y su propio sello Wagon Repair junto con proyectos como Cobblestone Jazz y Midnight Operator han mostrado su talento innato a una audiencia global, y la misma magia que los oyentes descubrieron por primera vez en sus primeros lanzamientos permanece siempre presente en su obra.
Otra constante en la carrera de Jonson es su estrecha amistad con Half Baked, con el canadiense como habitual del colectivo con sede en Londres y favorito de muchos en la capital a lo largo de los años. Se basa en esa relación de larga data este otoño cuando hace su primera aparición en su sello interno con su absorbente y cautivador EP ‘Spaceport 23’.
Guiado por su riff jazzístico de órgano principal, ‘Spaceport 23’ es una producción despreocupada y juguetona que aprovecha una amalgama de rasgos y matices clásicos de Jonson, con elementos de percusión ajustados y precisos y composiciones delicadas bellamente equilibradas que fluyen y refluyen sin esfuerzo a lo largo de la mezcla.
En la cara B se incluyen dos versiones más del tema principal, con ‘Spaceport 23-Z’ que no se aleja demasiado del original, introduciendo sutiles variaciones de sintetizador en los procedimientos y ‘Spaceport 23-X’ que deambula por un camino cósmico donde la electrónica de profunda y los ritmos más compactos nos llevan hacia los momentos álgidos del club.