El productor francés Falling Echoes edita una excelente colección de techno contundente y convincente en Molecular Recordings.
Curioso el caso de este disco en la redacción de Beatburguer. En una primera escucha nos lo tomamos como uno más de los cientos de releases que recibimos al mes: bien y ya.
En una segunda escucha (esta vez a un volumen mayor y sin las distracciones de compañeros opinando sobre la compra de seres humanos por parte de multimillonarios) la cosa cambia sustancialmente. Hemos tenido que mirar tres veces quién firmaba esto, porque sin ver la galleta creíamos que era alguien americano por las sonoridades pristinas y detronianas, pero algo no cuadraba, ya que la producción era claramente europea y contemporánea.
El track que abre y da nombre al disco suena como un ejercicio de un joven Mills en una big room sin el tamiz raw del asunto, que viene en el segundo track, “Mod2”, un excelente ejercicio que incita al baile dotando a un track techno del hedonismo propio del groove. Buen ejercicio de lo que deberían tener como mínimos en un club que programe techno en la actualidad (ni todo tiene que ser oscuro y undergrounder ni tampoco chochi techno trotón e insustancial.
Es en “Mentaldown” donde el productor francés brilla más: a los 40 segundos sabes que tienes en tu maleta ese track que necesitas para poner a la pista patas arriba. Cierra el disco “Hypnotize Everythin”, brillante colofón de Falling Echoes -en lo creativo y bailable- para un disco que merece varias escuchas. Edita el sello londinense Molecular Recordings.