Música excelsa con tintes clásicos firmada por una alineación de lujo: Asma Maroof, Patrick Belaga y Tapiwa Svosve. Edita el sello berlinés PAN.
A fines del siglo XVIII, la razón y el pensamiento racional fueron idealizados y vistos como la forma más progresista de comprender una sociedad que se industrializa rápidamente. La reacción inmediata fue el romanticismo, un movimiento artístico que prioriza la emoción, la imaginación y la intuición, cosas que no se pueden cuantificar pero que han sustentado la cultura durante milenios.
Ahora, en una era acelerada digitalmente en la que nuestras vidas no solo se miden sino que se distribuyen en binario, hace mucho tiempo que se necesita una respuesta creativa igualmente apasionada. En El deporte del amor, los experimentados colaboradores Asma Maroof, Patrick Belaga y Tapiwa Svosve analizan el lenguaje, la competencia y la contradicción del romance moderno: su anhelo, su inmensidad incomprensible y la oscuridad inevitable y la fragilidad fugaz. Para el trío, el amor es la emoción que nos impulsa a todos, lo reconozcamos o no, y su expresión se puede realizar de muchas formas.
“Conozco a mis colaboradores musicales en un nivel posiblemente más íntimo que muchas de las amistades que nacen exclusivamente del lenguaje basado en palabras”, dice Belaga. El violonchelista y compositor ha estado desarrollando una relación con el DJ-productor de Los Ángeles Maroof (también conocido como Asmara) y Svosve, un saxofonista y músico electroacústico suizo, durante muchos años; los tres forman parte de Moved by the Motion, una “banda itinerante” que también incluye al artista y cineasta Wu Tsang, al actor y bailarín Tosh Basco y al bailarín Josh Johnson.
Como conjunto de tres piezas, su interacción es fluida y física, y con Svosve y Belaga al saxo, la flauta, el piano y el violonchelo, Maroof esculpe los sonidos en fantasías efervescentes y texturadas. “Muchas de las canciones fueron improvisadas y luego le di sentido a la locura”, explica.
La música emergió como el humo de las brasas del trabajo de la banda sonora en el que colaboraron en 2021. Después de terminar las partituras de la película de la colección O/I 2021 de Louis Vuitton de Virgil Abloh, Peculiar Contrast, Perfect Light y el cortometraje documental de Bafic Sub Eleven Seconds, el trío se quedó con preguntas sin respuesta y exceso de energía. Consideraron la idea de crear una partitura imaginaria para una película romántica, usando el amor para dictar su movimiento y narrativa.
Así que la canción de apertura ‘G Major Kind of Love’ es el embriagador primer ejercicio, caracterizado por un solo de saxo ahogado que suena como un canto de sirena desde debajo del océano.
“Delicate Distance Between Boulders’ es temblorosa y vacilante, utilizando suaves motivos de piano contra sonidos reverberantes de flauta y sutiles tratamientos electrónicos que inducen a la piel de gallina.
Todo se enfoca nítidamente en la larga pieza central del álbum, ‘The Stranger‘, que trae instrumentación adicional de la arpista Ayha Simone y el percusionista Mathieu Edward. Los tres amigos vieron esta composición particular como un viaje dentro de sí mismos, trazando la ansiedad, la armonía y la incertidumbre del amor. Cambiando del pegajoso jazz de forma libre al ruido gorgoteante y el zumbido ambiental sombrío, conecta los puntos entre Dorothy Ashby, Arve Henriksen, Jon Hassell y Hildur Guðnadóttir mientras viaja a lugares desconocidos. Es una especie de final que lucha con la complejidad de los temas del álbum, regresando a los estribillos anteriores y prolongando su tensión.
Oportunamente, el disco está unido por obras de arte del amigo del trío, Tosh Basco, y Wu Tsang ya ha utilizado varias pistas en una pieza para SFMoMa. Este deporte del amor está impulsado por la conexión física en un mundo digital y respira un encanto misterioso que nunca ha sido más urgente.
