A.I. Kills the DJ Star

Si utilizas la inteligencia artificial para componer música es que eres un vago o peor aún, eres un ventajista mediocre sin una pizca de talento… Eres un triste y frustrado Salieri del montón.

Últimamente mis amigos DJs me comentan con mala leche que mis días como redactor están contados, ya que con la aparición de programas de inteligencia artificial qué sentido tiene contratar a una persona que se dedica a escribir negro sobre blanco. Lejos de entrar al trapo les aseguro con tristeza que puede que yo sea el primero, pero que más pronto que tarde nos encontraremos todos en la cola del paro. Porque la moda deshumanizada de aplicar la inteligencia artificial ya está llegando al mundo de la música electrónica y antes de que nos demos cuenta estaremos rodeados por sonidos sin alma creados por fríos algoritmos.

Cuando en  1978 Bruce Woolley compuso “Video Kills the Radio Star” para el álbum Bruce Woolley And The Camera Club nadie le dio mucha bola, pero cuando un año después este tema fue popularizado por el grupo británico The Buggles, el mundo de la música se dio cuenta que aquel estribillo mostraba el fin de una época, un nuevo paradigma que transformaba la industria y que marcaba un antes y un después en la historia de la música. Hoy nos encontramos ante una nueva revolución, ante una nueva realidad abrazada por los talibanes de la tecnología que aseguran que el factor humano, más que una cualidad, es una falla.

Cada vez son más los artistas que utilizan la inteligencia artificial en sus composiciones, el último David Guetta, que usó un programa para añadir a Eminem en uno de sus temas. Utilizando sitios web de IA, fue capaz de crear la voz del rapero y luego hacer que esa voz leyera letras también generadas por IA. Lejos de calibrar la repercusión, Guetta se dejó llevar por su faceta de “marketing man” que intenta molar más que nadie y aseguró: “Este es el sonido rave del futuro, me estoy volviendo increíble y underground. La gente se volvió loca”. Que Guetta hable de underground es una broma de mal gusto y que aseguré que la gente se volvió loca demuestra que a la gente le importa un huevo lo que haga. Si en vez de usar inteligencia artificial hubiera sacado una gaita sus acólitos habrían tenido la misma reacción.

Recuerdo cuando en mis años universitarios apareció “El Rincón del Vago”, una plataforma que te ayudaba a dedicarle más tiempo a salir de cañas y a jugar al mus que a estudiar. Pues esto de la IA aplicado a la cultura y al mundo de las artes es lo mismo. Utilizar esta herramienta demuestra dos cosas, que eres un vago o que andas escaso de talento. Porque la inteligencia artificial no crea, simplemente copia. Es un programa que se dedica a coger partes que otros han hecho y las mezcla bajo unos parámetros preestablecidos. Una IA no valora si algo está bien o mal, simplemente se limita a seguir unas directrices. El esfuerzo, la búsqueda emocional, aprender de los errores, introducir la experiencia vital, el poder de la decisión individual, la magia y el azar, son factores que desaparecerán si nos entregamos a estos programas a la hora de componer música.

Con la inteligencia artificial todos podemos ser DJs, al igual que con el autotune todos podemos ser cantantes. Creer que todos podemos ser algo es engañarse a uno mismo, empobrece el producto y rebaja la excelencia.., simplemente es igualarnos por lo bajo. Con esta fórmula desaparecerán los referentes, los modelos a seguir, los genios que nos estimulen con su visión diferente. El músico dejará de ser el creador para transformarse en un vehículo. Lo más triste de todo es que los defensores ciegos de la IA piensan a pies juntillas que si ponen en el programa las palabras oscuridad, desesperanza y atmósfera densa, la máquina creará un tema de igual calidad que el que haría Óscar Mulero, una pintura de El Greco, o una novela de Buchovsky. Una falacia igual de grande como pensar que un robot de cocina es capaz de hacer una tortilla de patata que sepa igual que la que te prepara tu madre.   

No dudo que la inteligencia artificial pueda ayudarnos a crear un mundo mejor, que nos facilite el conocimiento, pero que nos sustituya en todas las facetas de nuestra vida da bastante miedito. Ya es duro vivir en un mundo musical sin prescriptores independientes, basado en lo que el algoritmo de una gran multinacional nos quiera vender. Pero si además nos quitan a los propios artistas, si nos arrebatan el proceso creativo del ser humano, su rebeldía y su capacidad de ser disruptivo y sorprender…, mejor que Skynet active las ojivas nucleares y nos vayamos todos a tomar por el culo.

Si eres un aspirante a DJ y estás leyendo este artículo, te ruego que no escuches los cantos de sirena de los adalides de la IA. No te dejes contaminar por sus facilidades y por su supuesta evolución. Si lo haces, si prefieres que un programa haga todo el trabajo, nos perderemos lo mejor de ti: tu alma.