Después de casi una década de silencio, Fuse Club finalmente despierta su sello interno para redefinir el diseño de la música de club contemporánea.
Con intenciones revitalizadas, la palabra resuena en sus lanzamientos futuros: atemporal. Estos discos, que encuentran un hogar en la institución de 30 años de antigüedad de Bruselas, están diseñados para apoyar una escena en constante cambio de forma, equilibrando el impulso, la tensión y la introspección.
El primero en contribuir a este proyecto no es otro que el residente de Fuse, Altinbas. Después de una serie de lanzamientos en su propia Observer Station, Token, SK_eleven y muchos otros, Altinbas combina con buen gusto ambientes atmosféricos y esquivos trabajos y arreglos de sintetizador, todo recontextualizado en líneas de percusión impresionantemente decisivas. Creando dimensión en cada pista, el nativo de Bruselas azota la textura a lo largo y ancho con una tensión persistente y unos graves bien redondeados.
‘Hunt’ inicia el EP a todo ritmo con una línea de bajo anabolizada, que se expande rápidamente con la introducción de sintetizadores y un arreglo que te hace girar la cabeza,
En ‘Good Intentions’. Casi sin previo aviso, el disco da un giro oscuro con un retumbante bombo y todos los demás elementos respondiendo a su ritmo.
El tema principal principal, ‘Reshape’, da un paso atrás en actitud y propone un enfoque clásico cuidadosamente elaborado, completo con detalles de dub y secuencias de caja de ritmos aleatorias.
Esto nos lleva al final del EP, titulado ‘Sphaere’. Con un ritmo armónico, que recuerda al techno de los 90, entregado con atención quirúrgica al detalle.
