Arca: KiCK ii + KiCK iii (XL Recordings)

Arca

Para el antológico lanzamiento de los “KiCKs” de Arca, nos hemos propuesto lanzar un par de pequeños artículos resumiendo, en cada uno de los dos, dos de los discos que ha lanzado la artista venezolana este diciembre. Si en 2020 Alejandra Gershi sacaba al mercado la primera parte de este proyecto en cinco, hemos tenido que tardar un año para comprender la dimensión real y la propuesta total de estos discos; que no es otra que sintetizar y “categorizar” (ojo con eso) el sonido que la convirtió en una de las productoras más cotizadas de la década pasada.

En “KiCK i” ya encontramos el problema que se manifiesta sintomáticamente en estos álbumes: Arca se ha marcado como objetivo hacer un resumen o una especie de atlas de su sonido a través del tiempo. ¿Cuál era el problema de aquél álbum? Su incongruencia general, era como escuchar a alguien intentando explicarnos lo que hacía Arca sin necesidad de que Arca lo hiciese; como una postal de su incómoda y abyecta pero fascinante propuesta. ¿Cuál es el problema de los nuevos “KiCKs”? Pues paradójicamente el contrario: su reducción a categorías de los distintos registros de Arca y su total territorialización de ellas: Gershi quiere seguir sonando extremadamente provocadora y experimental, pero quiere señalarte cuándo lo está haciendo y sobre todo quiere aseverar que ese es un sonido personal y suyo. ¿Qué significa esta memez? Que Arca es consciente del grandísimo nivel de influencia que ha tenido su música, pero aun siendo capaz en ciertos momentos de continuar resultando determinante, lo que parece lograr es reducir la fuerza transgresora de ese sonido al querer convertirlo en una especie de sello personal. ¿Por qué? Porque en los “KiCKs” lo clasifica y lo separa de forma bastante rigurosa y demarcada, como en una sección de congelados.

Así “KiCK ii” es su disco de reggaetón alternativo. En él desarrolla algunas de las cosas que proponía en el primero, pero sobre todo reúne un conjunto de influencias de cuando era joven; provenientes de un reggaetón más comercial y básico. Esa es precisamente la parte de su propuesta que ejecutaba con regularidad en sus directos allá por 2018, donde llegaba a pinchar íntegramente dichas canciones. Pero si hemos decidido juntar el “KiCK ii” con el “KiCK iii” es más bien porque forman muchos puentes entre ellos; y es que en ambos hay cantaditas en español y un deconstructed club muy roto que se culmina a mitad del tercero. Por tanto, “KiCK iii” es su disco de deconstructed club. Que se nos pueda acusar de tratar de categorizar la inclasificable música de Arca es del todo absurdo. Es precisamente ella quien, salvo en excepciones, ha tratado de crear esta diferenciación mercantil en sus “KiCKs”. Evidentemente hay alguna singularidad. El cierre del II, “Andro”, por ejemplo, es una de las canciones más fascinantes que Gershi ha firmado nunca, y no se parece nada a sus acompañantes en el álbum.

En líneas generales, la idea que recorre estos dos discos parece una redención hedonista: la liberación desenfrenada y positiva de las manifestaciones de un yo. De este modo, los “KiCK ii” y “KiCK iii” son los más eufóricos e in your face; más cerca del “Mutant” o de, como hemos dicho, sus directos. Para ellos por tanto ha quedado la recepción de público y prensa más interesada, por la apariencia de que Arca sigue provocando y transgrediendo. La realidad es algo distinta. En estos dos –breves- álbumes de la serie, Arca ha logrado exponer la paleta sonora con la que se convirtió en una de las figuras más excéntricas y efectistas del mercado alternativo. Pero no expone, al igual que ya le pasaba en el “KiCK i” muchos contenidos nuevos u originales; más bien muy pocos o ninguno. Sin poder exigirle permanentemente a una de las artistas más atrevidas e innovadoras de la década pasada que siga atravesando los aparentes límites de la música popular, tampoco podemos apreciar especialmente el establecimiento de un canon de la transgresión que hace en estos dos trabajos. Salvando las distancias, los “KiCKs” pueden convertirse en el Punk que se sigue grabando en nuestros días: un gesto que imita en forma, pero no en contenido del ethos que lo fundamenta.