En pocas ocasiones los entendidos, los críticos de cine y el público se ponen de acuerdo a la hora de calificar una película como la mejor del año: ¿Es el caso de “As Bestas”?
En pocas ocasiones los entendidos, los críticos de cine y el público en general se ponen de acuerdo a la hora de calificar una película como la mejor del año. Esto no suele pasar, es más frecuente que el deseo de encontrarnos con algo excepcional superaré nuestra capacidad de crítica racional. En este 2022 los focos del éxito han señalado con entusiasmo a “As Bestas”, el último trabajo del director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña, una pareja perfectamente compenetrada que se superan con cada nueva propuesta. En esta ocasión continúan con su tono realista, alejado de los artificios y de los trucos facilones. “As Bestas” golpea donde más duele, va al núcleo del hueso, pinzando el nervio de la tensión con saña para mostrarnos el lado más salvaje de la naturaleza humana. “As Bestas” es un thriller, un western rural, una película de terror psicológico que te incomoda y que te imposibilita encontrar la comodidad en la butaca, ya que su trama te mantiene con el culo apretado desde el segundo uno.
Una apuesta valiente
Si hay algo no se le puede achacar a “As Bestas” es su falta de valentía. Sumidos en la cultura de lo urbano, enganchados a los relatos cosmopolitas que erróneamente pensamos que son los que mejor nos representan, una propuesta ruralmente cruda como “As Bestas” es una apuesta arriesgada se mire por donde se mire. También es valiente por utilizar tres lenguas y combinarlas de manera perfecta, tanto el gallego profundo, el francés y el español tienen una importancia crucial en la trama de la película y aporta unos ricos matices que de otra forma serían imposibles de lograr. “As Bestas” también es valiente por contarnos dos historias en una, no se conforma con los fácil y lo lineal, llegando a transformar un personaje secundario en el verdadero protagonista, aunque para darnos cuenta tuviéramos que esperar hasta pasado el ecuador del metraje. Pero sobre todo es valiente por no caer en lo “peliculero”, por no ofrecernos soluciones para niños de teta, por tratarnos como adultos y alejarnos de la fantasía edulcorada diseñada para silenciar nuestra conciencia. “As Bestas” nos obliga a empatizar, incluso con aquellos que merecen nuestro desprecio.
La España vaciada: no me extraña…
Últimamente cuando en una película o en una serie se toca el tema rural, se suele hacer ensalzando sus ventajas y obviando sus inconvenientes. Una pintura onírica de un estilo de vida que únicamente genera felicidad. Aunque “As Bestas” te muestra la belleza de la naturaleza, también te deja claro que se trata de un ambiente hostil que no pone las cosas fáciles. Por eso muchos urbanitas al intentar realizar su sueño de abandonar la ciudad y establecerse como un campesino con alma hipster, terminan tirando la toalla al comprobar que el trabajo que necesitan realizar, simplemente para llevar una huerta, es mucho mayor que el que habían imaginado. Vivir en un pueblo pequeño no es fácil, hay que mentalizarse para la soledad, para los madrugones, para doblar el espinazo, para las inclemencias meteorológicas, para la ausencia de comodidades, y si además tienes vecinos como los que aparecen en “As Bestas”, lo que en principio es un paraíso se convierte en un infierno insoportable.
Todo bien en “As Bestas”
En la próxima edición de los Goya está claro quién va a ser la gran triunfadora. “As Bestas” va a arrasar prácticamente en todas las categorías y no es de extrañar, ya que cada aspecto de su producción está cuidado hasta el mínimo detalle. Sus efectos especiales, iluminación, fotografía, vestuario, sonido, banda sonora…, encajan perfectamente en el puzle general que han diseñado el director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña. Sorogoyen se está convirtiendo en la gran esperanza del cine español, ‘El Reino‘, ‘Que Dios nos perdone‘, ‘Madre‘ y la serie ‘Antidisturbios‘ son ejemplos de su talento a la hora de colocar la cámara, de proponer secuencias arriesgadas y de generar una tensión insoportable que imposibilita la ingesta de palomitas.
Todos los actores lo clavan. La pareja francesa Denis Ménochet y Marina Foïs realizan un trabajo perfecto al desarrollar sus personajes. El primero es un hombre corpulento con cara de bonachón que trata de evitar el conflicto. Ella desde la prudencia y el silencio demuestra una fuerza de voluntad y una perseverancia digna de admiración. Sus contrapuntos Luis Zahera y Diego Anido son carne de galardón. Dos hermanos frustrados por su destino, uno excesivo y bravucón tanto física como verbalmente, y otro apocado e inexpresivo cuya mirada fría provoca desasosiego y terror.
Epílogo
“As Bestas” va camino de ser una de las películas más premiadas del cine español, y para ello no ha necesitado un presupuesto estratosférico ni un elenco de estrellas que hagan brillar el producto. Pero “As Bestas” tampoco es un producto de arte y ensayo, no busca fórmulas vanguardistas, ni underground, ni ultra sofisticadas que tanto gustan a los snobs del séptimo arte. Esta película simplemente quiere contar una historia, con honestidad y sin perderse en el follaje pomposo que nos ofrecen últimamente otros productos. “As Bestas” nos recuerda que somos humanos y lo que eso significa, que por mucho que queramos elevarnos a un estado superior al del resto de los seres vivos, no dejamos de ser animales, no dejamos de ser bestias.