Ben Kaczor: Sun Chapter One (KCZ)

Feliz semana a todos, como ya me despaché a gusto con la editorial sobre la
guerra (y ya he bloqueado y denunciado personalmente -de mis redes y de las redes de Beatburguer- a la escoria analfabeta nacionalsocialista) os voy a ahorrar en parte mi tradicional chapa subjetivista con la que acompaño algunas de mis revisiones.

A algunas os gustará mi rollo, a algunos os apetecerá insultarme directamente o a lo mejor os la trae al pairo a todos. Me es indiferente: ya sabéis, si no os gusta lo que escribo es tan sencillo como no leerme. Lo que no voy a tolerar son ataques de nazis marichulos. A todos ellos: vuestra vida no tienen el más mínimo valor para mi, así que imaginad vuestros comentarios…

Ben Kaczor

Ahondando en mis fijaciones y taras, voy a hablar de nuevo de la portada en primer lugar: preciosa, veneciana, sugerente, carnavalesca. Buen augurio seguramente. En lo musical, mini álbum de seis cortes que se me queda corto, valga la redundancia.
Como apunte biográfico: el artista suizo, Ben Kaczor, es el fundador de KCZ/CZT/KCZX, un proyecto de cruce de fronteras que abarca su enfoque colaborativo de la producción, la interpretación y las artes visuales, y a lo largo de los años ha estado revelando su giro hipnótico en el techno y su interpretación en toda Europa y Asia, además de operar como gerente nocturno y agente de contratación en el club TAG en Chengdu en China.

Curioso el tema de un suizo residiendo en China y promoviendo un club, mi
curiosidad está activada. Voy a dar al play a ver que se me revela en estos oídos machacados y lo primero que percibo es “Lights“, suave, profunda, salpicada de detalles zen y esponjosidad sonora. ASMR puro.
The Fool” comienza con un groove raquítico de percusiones solitarias y bajo pulsante que se acompaña pronto de detallismo burbujeante y acordes
agradabilísimos. Para bailar pensando.
Passage” se deriva hacia el dub de profundidad, oscuro y sucio en las texturas, como un elefante gigante caminando entre los juncos en una novela de Salgari.
Spinning Wheels” continúa con la hipnosis frotada con suavizante que recorre todo el disco, música amable con los sentidos, hipnótica y terapeútica.
Alternation” se aproxima al house de precisión, ¿ o tal vez debería llamarlo minimal?: micro ritmos, acordes flotantes y detalles sintéticos voladores.
Por último, “Chronos” se despide con casi diez minutos de mantra que
paradójicamente se me hacen cortos, como de hecho ha ocurrido con el álbum en su conjunto, me hubiera tragado dos horas más de este discurso sin problema, y más nevando como lo está haciendo donde me encuentro ahora mismo.