Que a estas alturas de la película Paul Verhoeven, el holandés errante, a sus 83 años, nos obsequie con una nueva obra es algo que celebrar. Este genio al que le debemos películas como “Delicias Turcas”, “Los señores del acero”, “Showgirls”, “Starship Troopers” o “Robocop” entre muchas otras, adapta libremente en esta ocasión el ensayo “Inmodest Acts, the life of a lesbian nun” de Judith C. Brown, escrito en 1987, que relata las visiones, sueños, epifanías y otros desvaríos de la monja Benedetta Carlini que vivió en la Italia del s. XVII.
Es esta, la de Benedetta (interpretada por Virgine Efira), una figura compleja a la que además Verhoeven se obstina en retratar de manera un tanto ambigua. Un personaje manipulador que asegura obrar milagros y estar en contacto directo con el mismísimo Jesucristo (un Jesucristo que en la mente de la religiosa es a la vez esposo, objeto naif de deseo adolescente y salvador espadachín) ante la mirada reticente de la abadesa Sor Felicita, encarnada por una excelente Charlotte Rampling en perfecto estado de gracia.
El travieso cineasta se adentra en el convento para retratar las intimidades místicas, sexuales y escatológicas de Benedetta y de la novicia Bartolomea (Daphne Patakia). Armadas con un rústico dildo tallado en una figura de la Virgen María desafiarán la normativa eclesiástica en la mutua experimentación del placer.
Poco se preocupa Verhoeven por la santidad de nuestra protagonista, desde el comienzo de la película se decanta por mostrar sagazmente los trapos sucios y tejemanejes de una institución corrupta, centrándose durante buena parte del film, en la lucha y juego por el poder (tema recurrente dentro de la filmografía de Verhoeven) que se establece entre Benedetta y la abadesa y en la sádica opresión que ejerce el clero masculino sobre la congregación de monjas.
Una vez más, Verhoeven va por libre y realiza una película alejada de las tendencias cinematográficas en boga y tampoco es, como podría parecer por el envoltorio, un ejercicio nostálgico de Nunexploitation. Nada tiene en común, más que lo formal, con películas como “Los Demonios” de Ken Russell u otros títulos del subgénero de los años 70.
“Benedetta” es una película muy consciente de sí misma que básicamente teoriza sobre la liberación femenina. Es picantona en su justa medida y posiblemente no tan arriesgada como alguno de los trabajos previos del realizador. Más descarada que provocadora y más sutilmente irreverente que explícita a pesar de que países como Rusia hayan prohibido su distribución acusándola de blasfema, y es que a Verhoeven nunca se lo han puesto fácil. Seguiremos esperando que algún día pueda llevar a buen puerto el proyecto basado en el excelente libro que escribió sobre la vida de Jesucristo, ese día, los cines arderán.