Seis años después de su último trabajo Beyoncé vuelve con “Renaissance”, el primer acto de su trilogía en la que bate 40 años de historia musical: disco, funk, house, vogue, rap hasta afrobeat. Una llamada al hedonismo y a las bolas de espejos. Un auténtico homenaje a la cultura de club y a la comunidad afroamericana LGTBIQ+.
Tras el lanzamiento de “Break My Soul” Beyoncé anunciaba el lanzamiento de su inminente disco a través de sus redes sociales. Cada lanzamiento de Bey siempre es un hito, ya lo vimos en su disco homónimo (“Beyoncé”, 2013) o en “Lemonade” (2016) con el que rompió los canales tradicionales de telecomunicación y la creciente digitalización de la industria musical. Su forma de lanzar sus obras siempre es una ruptura en el juego de la industria musical.
No hay duda de que Beyoncé es una de las artistas más importantes del siglo XXI, la mujer más premiada de la historia de los Grammy (cuenta con 28 galardones), ha vendido como solista más de 100 millones de copias (y otros 60 con Destiny’s Child). Algo que la posiciona directamente como una de las personas más influyentes de la industria. Y su nuevo disco no podía ser menos, un trabajo lleno de sorpresas, entre otras cosas porque Beyoncé es una de las pocas artistas que consigue prolongar su carrera, reinventarse y no aburrir nunca.
“Renaissance” no es más que un homenaje a la cultura afroamericana y a la comunidad LGTBIQ+. Un disco en el que encontramos referencias a la cultura ballroom, al house, al rap, al disco, al funk,… y no lo hace sola sino que cuenta con artistas de la talla de Grace Jones, Nile Rodgers o AG Cook entre muchísimos otros.
Como ella misma explicaba: “Crear este álbum me permitió tener un lugar donde soñar y donde encontrar una vía de escape durante un momento aterrador para el mundo entero. Me permitió sentirme libre y aventurera en una época en la no se movía prácticamente nada. Mi intención era crear un lugar seguro, un lugar en el que no hubiera juicios. Un lugar libre de perfeccionismo y donde no se pensara en exceso. Un lugar para gritar, soltar, sentirse libre. Ha sido un viaje de exploración precioso. Espero que encontréis alegría en esta música. Espero que te inspire a soltaros y menearos. ¡Ah! Y a sentiros todo lo únicos, fuertes y sexis que sois”.
Beyoncé es una de las pocas abejas reinas (incluso en el mundo de la música), un síntoma de la cultura feminista negra, que no solo es un poder cultural sino también económico y político. Beyoncé se presenta en un retrato ecuestre delante de “La conversión del apóstol San Pablo” de Luca Giordano, pintor barroco tardío, para presentarnos su propio Renacimiento.
Durante los 16 tracks del disco, Beyoncé comprime la historia de la cultura de club canción a canción, utiliza “Renaissance” para mostrar ese respeto a figuras, leyendas y pioneros/as. Un disco dedicado también a su tío Johnny, quien murió por complicaciones derivadas del VIH. Beyoncé dice: “[Él fue] la primera persona que me expuso a mucha de la música y la cultura que sirven de inspiración para este álbum…”
El disco, que es el primer acto de una trilogía, está inundado de groove, de jersey club, afrobeats, vogue, house, garage o rap y en el que encontramos la colaboración de artistas como Skrillex, Labrinth, Lucky Daye, Tems, SYD, Nija Charles, Honey Dijon, Moi Renee, 070 Shake, The-Dream, MIKE DEAN, Raphael Saadiq, No I.D., DIXSON, GuiltyBeatz, Hit-Boy o Drake. Una auténtica bomba de relojería.
El disco abre con “I’m That Girl” realizado junto al productor dominicano Kelman Duran y en el que observamos una muestra de “Still Pimpin” de Tommy Wright III.
En “Cozy” junto a la productora transgénero Honey Dijon y Mike Dean, Beyoncé crea una autodeterminación trans bajo un ritmo house. El disco sigue con “Alien Superstar” (también producido junto a Honey Dijon) creando un himno para la escena ballroom que apreciamos en las lyrics: “Unique. That’s what you are. Lingerie reflecting off the mirror on the bar. Category: sexy bitch, I’m the bar Alien superstar” y con referencia al “I’m Too Sexy” de Right Said Fred, al “Moonraker” de Foremost Poets y a “Unique” de Kim Cooper y Danube Dance.
También lo hace en “Pure/Honey” con samples de “Miss Honey” de Moi Renee, “Cunty” de Kevin Aviance y “Feel Like” de MikeQ y Kevin JZ Prodigy
Del ballroom pasamos al sonido disco de “Plastic On The Sofa” (junto a Syd) o “Cuff It” con riffs de Nile Rodgers y a los afrobeats de “Energy” con, de nuevo, referencias al “Milkshake” de Kelis, el “Ooo La La La” de Teena Marie y el “Explode” de Big Freedia. Y es que todo el disco está lleno de referencias, ya lo pudimos observar en el primer single “Break My Soul” inspirado en el “Show Me Love” de Robin S.
También encontramos homenajes al gospel y al rap al más puro estilo Beyoncé en tracks como “Church Girl”.
En “Virgo’s Groove” Beyoncé se presenta como una amante impaciente a ritmo de disco.
En general, Beyoncé ha encontrado una nueva forma de presentar su arte y experimentar con los géneros. El álbum suena diferente y original. Ha añadido influencias africanas, sonido funk y disco, una compleja producción vocal y acertadas colaboraciones.
Uno de los tracks más esperados es “Move” junto a la gran Grace Jones, una vez más, homenajeando a las grandes estrellas y referencias.
En “America Has a Problem” Beyoncé dibuja una metáfora entre su atractivo y el crack sampleando el tema de Kilo Ali “America Has A Problem (Cocaine)”.
El disco cierra con “Summer Renaissance” y con uno de los samples más reconocibles de todos los tiempos, un himno del Hi-NRG: “I Feel Love” de la gran Donna Summer y Giorgio Moroder unido a los drums de Mike Dean.
Un buen resumen es el que cuenta Peter Shapiro en La Historia Secreta del Disco: “Desde “Imaginary Landscapes” de John Cage hasta las intervenciones transgénero contemporáneas de Terre Thaemlitz y la reformulación digital del mundo de Matmos – pasando por Wendy Carlos, Throbbing Gristle, Sylvester y Patrick Cowley -, la música electrónica siempre ha sido utilizada como un vehículo para expresar transgresión sexual, como un medio para transformar lo social”.
En este disco no sólo incorpora un gran número de géneros y estilos, sino que, de alguna manera, los entrelaza a la perfección, sin ningún tipo de mala transición. Es una hazaña increíblemente impresionante. Todo el disco es una celebración de la libertad y de vivir tu vida con orgullo tal y como eres, un homenaje al afecto mutuo. Beyoncé sigue en la cúspide arriesgándose a crear otra revolución sonora.
Un álbum fantástico. Mucho más que un buen disco, es un pedazo de historia que deberíamos conservar para muchas generaciones. Es una colección de buenas canciones; es el diario de la comunidad LGTBIQ+.