Este jueves, Reino Unido arranca un nuevo confinamiento que durará, como mínimo, cuatro semanas. Un contexto ideal para que los amantes de la fiesta (ilegal) hayan llenado la isla de raves.
La más grande que se reportó durante el fin de semana de Halloween fue una en el este de Londres a la que atendieron 1.000 personas. La policía tuvo que intervenir para cerrarla, no sin antes detener a siete personas que podrían enfrentarse a multas de 10.000 libras cada una. También se confiscó el soundsystem.
En total, hubo once fiestas ilegales reportadas en todo Londres durante la noche de Halloween, pero las raves se repartieron por todo el país: un almacén de Bristol con 700 personas donde asistentes y cuerpos policiales tuvieron duros enfrentamientos, una granja cerca de Wigan donde se reventaron neumáticos de coches policiales y se descubrió un machete en los arbustos del terreno, y otra en Halstead que dejó a un joven de 24 años luchando por su vida en el hospital.