Cakes da Killa: Svengali (Young Art Records)

En su segundo álbum el rapero de Nueva York dibuja un collage sonoro generosamente cargado de vibrantes influencias de jazz, hip hop y house.

Cakes da Killa nació como Rashard Bradshaw en New Jersey en los años 90 y ya encabeza la lista de raperos queer más destacados de la escena.

Al igual que su anterior álbum, este disco ofrece un sutil comentario de la realidad de la comunidad LGTBIQ+ . Todo el álbum es una herramienta para la educación y la apreciación de la diversidad y la cultura. Pero esa no es la única razón por la que Cakes da Killa tiene tantos fans: sus letras fluyen con facilidad y sus ritmos son pegajosos.

Cake ha creado en “Svengali” una simbiosis entre el jazz de los años 20 y la escena ballroom en la que se crió en los clubs nocturnos de Nueva York. Cake está directamente influenciado por la escena house como contó en su entrevista para el periodico The Guardian: “House isn’t a subculture, it’s my culture”.  Y es que no se puede desligar la escena house de la comunidad afroamericana y LGTBIQ+. Cake se acerca a esta cultura en el barrio de Greenwich Village hacia la década de los 2000, una cultura que engloba el baile, la moda, la música con distintas disciplinas y que estará presente en todos sus trabajos.

Es por ello que su nuevo disco “Svengali” suena como las pistas de baile y los loft nocturnos de la época, es un homenaje al hedonismo y al movimiento renacentista de los años 20 de Harlem. No hay nada mejor que tener un álbum que sea un buen espejo de la sociedad actual, y “Svengali”  es exactamente eso.

Tracks como “Svengali”, “Luv Me Nots” o “Sip of my Sip” nos llevan a una burbuja nocturna llena de ritmo que hacen que sea su sello distintivo. Esto, unido a una narrativa única, unas letras afiladas, Cakes da Killa sobresale con sus pegadizas melodías y letras.

El disco de Bradshaw se burla de los legados homófobos y los saca a relucir junto a otros tabúes, obligándonos a enfrentarnos a nuestros propios prejuicios tomándolos más en serio de lo que nadie podría pretender.

Al evocar la música de sus influencias para transmitir estas historias, Bradshaw ha creado un álbum vibrante y totalmente atractivo que seguramente encenderá la controversia y elevará su status quo.