Chris Korda regresa con uno de los lanzamientos más interesantes que ha hecho recientemente. Sencillo sónicamente, “Primitive Man” posee cualidades (la repetición, la reflexión sarcástica, un punto de nostalgia) que lo hacen un indispensable en la discografía de la productora.
“No more swinging from trees, you’re done with that. Sit down, watch TV, drink beer and get fat”.
Esta estrofa del tema que da nombre al último EP de Chris Korda, “Primitive Man” resume bastante bien el irónico contenido. Chris Korda, activista, artista con todas las de la ley y una dj de gusto curioso y refinado, siempre ha sintetizado de manera extraordinaria ideas muy complejas y de gran carga político-polémica en su música. La productora nacida en Nueva York, continúa en su nuevo trabajo el vapuleo a la sociedad moderna, patriarcal y especista, pero lo hace con apenas unas frases; cubriendo al oyente con seis o siete imágenes, que luego vuelven mecánicamente a nuestra mente a través de la -agradable- redundancia sonora.
En “Primitive Man”, Chris Korda critica, principalmente, el mito del ser humano como una especie privilegiada. A través de la ironía y tirando de humor, Korda ironiza sobre el salto tecnológico. De balancearse en un árbol a estar tirado en un sofá, de depender de las inclemencias de la meteorología o el medio natural, a estar anclados a una estructura simbólica, el capitalismo avanzado, que entre delirios de grandeza nos esclaviza, precariza nuestras vidas y nos deja exánimes para poder idear formas de vida o necesidades que no sean las que el propio consumo nos provee.
Para Korda, como ya sabes por su extensa discografía, esta soberbia y estos delirios de grandeza se manifiestan ejemplarmente a través del consumo de carne animal y el sometimiento de lo que entendemos por naturaleza. Por eso mismo, en este EP incluye un rework en torno a uno de sus temas más celebrados y vilipendiados, se trata de “Lunch Break” (que trabaja sobre “Fleshdance”). En él, entre extraños breaks y un mood particularmente nervioso en contraste con el resto del EP, se samplean voces que van combinando palabras como “comer”, “carne”, “vaca”, “cerdo”, o“humano” hasta que la reordenación acaba insinuando una suerte de canibalismo.
Y es esa brillantez con la que la dj neoyorquina reduce ideas lo que brilla especialmente en este trabajo. El capitalismo tiende a aplanar diferencias de tipo moral o conceptual, en un movimiento que a priori parece liberador; pero que en última instancia iguala todo en torno a la misma categoría: mercancía. “Primitive Man” quiere hablarnos sobre esa incongruencia en el modo en el que entendemos la civilización. Cuanto más entendemos la historia como una continuidad, una progresión y una adquisición de privilegios y libertades, más estamos justificados para hacer lo que nos venga en gana y abusar de nuestro medio como -ni siquiera- un salvaje haría. Por alguna razón, esto resuena de manera sorprendentemente hermosa en el última canción, “SAZ”, que, a modo de leitmotiv, utiliza la paleta de los primeros temas generando una peculiar sensación de nostalgia y acabamiento.