La película ganadora del Gran Premio del Jurado en la pasada edición de Cannes dirigida por Juho Kuosmanen es la adaptación libre de una novela de Rosa Liksom del mismo título que narra el viaje en tren de una estudiante finlandesa de arqueología por tierras rusas, hacia la ciudad de Múrmansk a comienzos de los 90, en el periodo justamente posterior a la caída de la URSS.
Laura (Seidi Haarla), nuestra protagonista, se verá obligada a emprender su viaje en solitario (su pareja , que también es su profesora en la Universidad, decidirá en el último momento inventarse una excusa para no ir) y tendrá que compartir ese largo e incómodo trayecto desde Moscú con un desconocido, un joven minero ruso, Ljoha (Yuriy Borisov) que resulta ser un molesto y borrachín compañero de compartimento, todo un cafre apestoso y maleducado con el que Laura tendrá que convivir lo que dure el viaje hasta los márgenes del Artico.
Lo que iba a ser una idílica escapada romántica para visitar unos petroglifos prehistóricos se transformará así, en un insoportable y pesado trayecto.
Este segundo trabajo de Kuosmanen tras la notable “El día más feliz en la vida de Olli Mäki”, es un film centrado sobre todo en el desarrollo de estos dos personajes, Laura y Ljoha, y en su ferroviaria odisea transformadora hacia los confines del mundo.
Estamos ante una película bastante peculiar, una encantadora rareza poseedora de cierto magnetismo nostálgico que atrapa.
Una Road Movie que gira sobre las complejas conexiones que establecemos con el prójimo, sobre el rechazo a lo diferente y el reflejo de nosotros mismos en el otro, pero principalmente, sobre la siempre plausible posibilidad de que el Amor surja hasta en los más fríos y helados parajes.
La contraposición de caracteres será, en sus primeros minutos, el epicentro de una película que según vaya avanzando irá cincelando de manera escrupulosa a los dos personajes principales entre los que se establecerá una extraña complicidad en su largo periplo hacia Laponia.
“Compartimento nº 6” discurre mirando hacia adelante, avanzando de la misma manera que el destartalado tren soviético en el que viajan se dirige a su inhóspito destino, en ritmo constante hacia al hermoso entendimiento entre dos seres humanos totalmente incompatibles.
Estamos ante una muy hermosa, melancólica y optimista película de delicioso visionado.
Una inusitada “historia de amor” bien cargada de sentido del humor que puede llegar a crear la impresión de que esconde mucho más que lo que cuenta.
A pesar de su aparente sencillez, contempla la posibilidad de un visionado repleto de símbolos y lecturas geopolíticas, más si cabe, si tenemos en cuenta los últimos acontecimientos relacionados con la invasión rusa de Ucrania, y más concretamente, las amenazas realizadas por el presidente Putin a Finlandia.
Para hacer ameno el viaje, una buena canción es imprescindible y será el luminoso clásico “Voyage, Voyage” de Desireless el que sonará en varias ocasiones a lo largo del film. Un caramelito sonoro para endulzar este bizarro y transformador trayecto a través de los desolados parajes helados de la hoy en día tan alejada Rusia.
“Compartimento nº 6” se estrenó en salas de toda España el miércoles 13 de abril.