Rosana Corbacho centra su actividad en las psicopatologías de DJs y productores musicales. Su objetivo es la investigación, tratamiento y prevención de riesgos en el campo de salud mental centrada en los artistas, con un enfoque de psicología clínica y humanista. Conversamos con ella.
Rosana Corbacho lleva ya unos cuántos años tras las bambalinas de la industria de la música, sobre todo, de la de la electrónica. Empática, y observadora, la experiencia la ha llevado darse cuenta de cuán frágil puede ser la vida – física y emocional- de un artista.
Rosana ha logrado aunar en un mismo proyecto dos pasiones, “la psicología y la música” , y con ello busca, como ella misma dice “que los artistas dispongan de herramientas que fomenten una carrera más larga, productiva y equilibrada con menos riesgos”.
Si eres músico , dj o productor, y algo te vibra a leer esta entrevista, sin duda debes mirarte lo de asistir a su próximo curso en The Bass Valley Asturias del 6 al 8 de mayo.
Me licencié en Historia del Arte, y al terminar, hice una formación en Arteterapia motivada por un pensamiento recurrente a lo largo de la carrera “¿por qué ese autor había hecho aquella pieza?”. Casi siempre me respondía a mi misma que por terapia, por contar algo que le salía de las entrañas, por curar una herida, para que no se olvidara un acontecimiento/sentimiento… ¿Crees en el valor terapéutico del arte? ¿Es terapéutico para quién lo disfruta o para quién lo ejecuta?
El arte tiene valor terapéutico en ambos. Aunque en ocasiones se tiende a buscar una interpretación poética (o lógica) de lo que puede significar una pieza. Vivimos conectados con nuestras emociones, aunque éstas vienen de una zona diferente del cerebro que el área que busca las explicaciones.
A lo largo de mi carrera en la industria de la música, he presenciado muchas entrevistas donde preguntaban al artista ¿qué querías transmitir con este álbum? ¿qué sentía cuándo lo estaba creando? Con bastante frecuencia, esta pregunta incomodaba, o aburría. El artista puede crear sin estar pensando en una situación en concreto o movido por unas emociones. También puede encontrar difícil exponer esas emociones públicamente, o incluso haber olvidado qué sentía en ese momento.
Creo que es interesante que cada uno/a intente identificar las emociones propias que le provoca una obra. Quizás que una pieza nos mueva a nivel emocional, hace que busquemos la conexión a ese nivel con los artistas.
El poder terapéutico del arte puede que esté en ayudarnos a descifrar nuestras propias emociones, evocadas por obras de artistas que estaban sintiendo algo que nunca llegaremos a saber.
Crear e interpretar música, es algo muy humano. Desde que nos cantan de bebés en brazos, la música nos acompaña, la música nos celebra, la música nos consuela… ¿También la música electrónica puede transformar emociones? ¿Celebrarnos, curarnos, consolarnos?.
La música es más antigua que el lenguaje en los humanos. Nos comunicábamos por ruidos y sonidos antes de poder hablar. Está al nivel de los instintos.
La música electrónica activa los mismos mecanismos neuronales que cualquier otro tipo de música. Hay teorías que sostienen que la música se desarrolló para ayudarnos a todos a movernos juntos. Algunas de las áreas involucradas son las de control y ejecución de movimientos, activación de los centros de recompensa, y liberación dopamina, la llamada “hormona de la felicidad”.
La música conecta el área de lenguaje y la emoción, por lo que puede contribuir a mejorar el funcionamiento físico, social, cognitivo y emocional.
Digamos simplificando que la música hace que nuestro cerebro funcione como una orquesta sinfónica. Aunque lo que estemos escuchando sea Aphex Twin.
Leí hace poco una frase de un tal José Narosky que decía: “El médico que no entiende de almas no entenderá cuerpos”. Me llevó a pensar en el productor, dj o artista, que crea música o relata historias con la música en sus sesiones. ¿Qué tanto debe saber “del alma del público” un músico? ¿Qué tanto de su propia alma?.
Para poder conectar con el público, primero hay que conectar con uno mismo. En mi opinión, las buenas historias nacen de un estilo narrativo, una identidad, una esencia. Si llegas a intentar contar algo a un público, sin estar seguro /a de lo que va tu propio cuento.. las expresiones de los que están escuchando te harán perder el hilo.
De una forma más técnica, el foco tiene que ir primero hacia el interior, y desde la seguridad y confianza, se puede crear una sesión teniendo parte de la atención en el público.
El secreto, en mi opinión, es encontrar el equilibrio. He visto mejores sesiones como público cuando parecía que el DJ estaba sólo en su estudio, que cuando no paraba de mirar a la pista y animaba con los brazos sin ponerse a penas los cascos para las mezclas.
Cuando la atención se centra principalmente en el exterior (en psicología lo llamamos: locus de control externo) surgen las inseguridades y las interpretaciones: ¿les está gustando? Parece que el monitor no suena bien. Ese grupo de la primera fila no está bailando. ¿Estoy a la altura de quién actúa antes / después..?
Si el artista se conoce, disfruta de su música, utiliza sus emociones como inspiración, y es capaz de encontrar ese espacio dentro de él / ella, la sesión fluirá, y el público también. Y más importante, si un día no recibe feedback positivo del exterior (público, agencia, promotores..), no se pondrá en riesgo su autoimagen y autoestima. No hay nada más peligroso para la carrera de un artista que estar a merced de lo que pasa a su alrededor.
Quizás sea un tópico, (aunque la experiencia creo que me da la razón), pero parece ser que los grandes cambios, los momentos más emocionales son “potencialmente” mejores para crear arte. En cambio, en tu curso, quieres ofrecer herramientas que potencien un equilibrio entre “salud física y mental de los artistas”. ¿Que piensan las musas de eso?.¿La creatividad y la salud pueden ir de la mano sin molestarse?.¿Racionalizar el arte no lo desvirtúa?
Ese concepto del artista que solo compone cuando está “poseído” por emociones fuertes, es tan peligroso..
Mi querida Cora Novoa me recomendó el libro “El camino del artista”, de Julia Cameron, el cual comienza precisamente descomponiendo ese mito.
No se puede separar la emoción de la creatividad. Puede que una melodía surja de un momento difícil o de “subidón”, pero esa melodía no es la obra acabada, requiere trabajo, horas, motivación, perfeccionismo.. Algo de lo que los artistas saben mucho. Si están sumidos en la más absoluta tristeza (o con una resaca monumental) ¿serán capaces de encerrarse en el estudio a terminar una obra?
Es fácil entenderlo si lo comparamos con la ansiedad. La ansiedad es un estado mental adaptativo de anticipación a un posible peligro. En su justa medida, nos activa, hace que reaccionemos, pone en funcionamiento la atención, y prepara al cuerpo para una conducta que puede salvarnos la vida. Si se da en exceso, bloquea, paraliza e incluso, puede llegar a convertirse en trastorno.
Igual con las emociones. Racionalizar completamente sería “no sentir”, y eso es prácticamente imposible. El córtex prefrontal puede racionalizar y utilizar conocimientos para darle forma a un impulso creativo que contiene una emoción. Precisamente la música es la clave de conexión entre la “razón” y la “emoción”.
La salud y las emociones ajustadas y tolerables, son básicas si se quiere tener una carrera (y vida) larga, plena, productiva y satisfactoria.
¿Cómo se puede llegar a ese equilibrio?.¿Cómo la psicología puede ayudar a un creador a conseguirlo?.Es extensible al resto de personas que trabajan en la música?.
Para poder llegar al equilibrio hace falta conocerse. No solamente qué se quiere en la vida, o cuáles son los gustos y hobbies, hace falta conocer qué hace vibrar, cuáles son las herramientas que ya se tienen, y qué funcionamientos están ayudando y cuáles bloqueando.
Por otra parte es muy útil conocer de forma básica cómo funciona nuestro cerebro (especialmente si se sufre de algún trastorno). El conocimiento es poder. Y no me refiero a buscar online cuando se encuentra algún síntoma. Hace falta ser valiente y buscar ayuda especializada si se necesita.
El entorno en el que se mueven los músicos es hostil en muchos sentidos. Cada día hay más competencia (al menos en el mundo de la música electrónica), se mueve rápido, las carreras pueden ser muy cortas, muy intensas, o no llegar siquiera a desarrollarse del todo. El contexto laboral se mueve en extremos: de la soledad del estudio a actuar en festivales delante de miles de personas, de no tener ni un bolo, a ganar miles de euros, etc.
Esto conlleva situaciones de estrés, presión, frustraciones, euforia, depresión, abuso de sustancias, cansancio extremo, felicidad, soledad, y todo lo que no solemos ver en las redes sociales. Para poder “sobrevivir” cada uno recurre a lo que puede. La inercia de las carreras hace que muchos no busquen ayuda profesional hasta que se produce una sintomatología patológica. La psicología contempla el tratamiento de los trastornos, pero en mi opinión, es realmente interesante utilizar esta ciencia para la prevención y en positivo.
Tanto para los artistas como otros trabajadores de nuestra industria, acercarse a la psicología puede suponer una mejora en la calidad de vida, reducción de síntomas negativos de los efectos del estrés, y una mejor gestión de las presiones típicas. Más que cambiar la industria, hay que dotar a los individuos de herramientas para que puedan seguir creciendo, y no les vaya la vida en ello.
Y tú, ¿Cómo has llegado a vincular la psicología a la figura del músico o productor?. Imagino ( corrígeme si me equivoco) que en España esto todavía es una quimera, ¿Hay referentes en otros países de este tipo de herramientas psicológicas vinculadas al músico?.
Comencé mi carrera en la música en Londres y mi formación como psicóloga ha ido en paralelo desde entonces. Siempre me ha fascinado el funcionamiento del cerebro, y la mente de los artistas. Fui observando como sufrían y cuáles eran las presiones a los que estaban sometidos. Hubo algún momento clave, como la visita a un amigo productor que hacía tiempo que no publicaba ningún trabajo y tenía una carpeta con más de 200 clips increíbles, que me hizo preguntarme: ¿por qué estos bloqueos? ¿hay alguien que les ayude?.
También estar de tour manager y tener una perspectiva de cómo es la vida de los artistas, en los diferentes momentos de sus carreras. Para mí cualquier oportunidad de hablar con las personas de mi entorno, era una oportunidad de investigación.
Otra de mis motivaciones ha sido tener contacto tanto de artistas que aspiran a ganarse la vida con su música como con otros muy bien establecidos. Me da la impresión de que se pasan media vida intentando llegar ahí, pero cuando llegan todo va tan rápido que ni siquiera lo disfrutan, y cuando se dan cuenta ya ha pasado.. Creo que es importante ayudarles a saborear cada etapa.
Buscando papers científicos me he encontrado con que no hay casi nada en relación con los DJs y productores musicales, siendo una población muy característica que (en mi opinión) merece un tratamiento específico. Por lo tanto, así como la ayuda terapéutica en consulta, estoy trabajando en investigación, ya que me gustaría poder contribuir en este campo.
Los músicos son como deportistas de élite, y por ello merecen psicólogos especializados. En España, mi referente es Guillermo Dalia, Dr. en psicología con más de 20 años de experiencia tratando a músicos, y con una amplia experiencia en el entorno de la música clásica. Es muy enriquecedor estar en contacto y observar las similitudes y diferencias entre los artistas de los estilos a los que él trata, y los de música electrónica. Se están realizando avances, pero aún nos queda mucho por descubrir.
En Inglaterra hay varias ONGs (como Help Musicians) que se dedican a ayudar a músicos profesionales en momentos de crisis.
En general, estamos en un momento donde los músicos están empezando a hablar públicamente de los problemas psicológicos a los que se han enfrentado, y los festivales están dando cabida a mesas redondas donde se trata la salud mental en nuestra industria. Este año participo en una mesa redonda en Primavera Sound donde hablaremos de estos tema. Creo que vamos a ver cómo proliferan las organizaciones y profesionales especializados.
MMMM… ¿un coach es un psicólogo?
Un coach acompaña a una persona que está atravesando un momento de dificultad, o quiere apoyo para el desarrollo de su carrera, capacidades, aptitudes, etc. No me atrevería a definirlo más en profundidad, ya que no es mi campo. Creo que hay diversas escuelas, y el tipo de coach dependerá tanto de su formación como de la persona en sí.
Para ser psicólogo hay que estudiar una formación muy reglada, de una duración determinada, con unas prácticas supervisadas y estar colegiado para poder ejercer la profesión. En psicología, se evalúa, se planifica y establece un tratamiento y seguimiento de todo tipo de trastornos y dificultades con sintomatología de lo más leve o preventiva, a los trastornos más graves. A veces el tratamiento se hace en conjunto con psiquiatría, así que digamos que estamos preparados para intervenir en todo tipo de psicopatologías.
Y por último,… Si te encontraras de aquí a un tiempo a uno de los músicos que van a asistir a tu curso, qué te gustaría que te contara qué le ha pasado desde que aplicó lo que le enseñaste.
Me gustaría que me dijesen que han superado esa dificultad que les llevó a acercarse a la psicología, que han conseguido tener una mejor relación con su carrera, que están produciendo y viviendo sus tours mucho más felices.
Me encantaría que me dijesen que se están conociendo más, y que cada día les resulta más fácil conectar con sus emociones para componer y actuar. También que los bloqueos ya no se les hacen un mundo y que toman decisiones escuchándose y no por inercia o presiones.
Y para terminar, estaría genial que dijesen: ¡ojalá hubiese hecho este curso cuando empecé mi carrera!