Ombra Festival se consolida en su tercera edición como referente europeo
¿Qué es lo que hace que un festival musical sea memorable y se diferencie de todos los demás? Sí, son muchos y diversos los factores, pero Ombra Festival los cumple todos a la perfección. Para empezar, un cartel formado por un line up de artistas que poco, o nada, tiene que envidiar a otros encuentros musicales europeos (como Les Nuits Sonores, Lyon, Francia, o el muy conocido y mastodóntico Wave Gotik Treffen, Leipzig, Alemania).
De poco vale esa apuesta en escena, si el público y el ambiente no acompañan. Ombra Festival puede presumir de haber creado en 3 años un espacio que, además de promover una potentísima y arriesgada propuesta sonora, es punto de encuentro djs, productores, sellos, promotores y melómanos de a pie. El festival barcelonés volvió a escoger Utopía 126, fábrica modernista construida en 1906, que conserva su estilo original, ubicada en el barrio del Poblenou, para llevar a cabo las tres jornadas principales de la tercera edición de Ombra.
La crew de Ombra puede presumir de contar con una producción y sonido impecables y de generar un ambiente tal que te sientes parte de “la familia”, la columna vertebral de un encuentro que estaré saboreando días, semanas y meses hasta el 2022. Más, si cabe, después de casi dos años de sequía post-pandémica para con la música en directo.
Esta tercera edición del Ombra Festival comenzaba con un Opening Day muy especial, pues tenía lugar en La Modelo, la antigua prisión del Eixample de Barcelona, el pasado jueves. La energía de los muros del antiguo centro carcelario se podía sentir no sólo en la zona de los Vis a Vis, sino también en el patio central, donde tuvo lugar el directo de Juan Manuel Cidrón, artista pionero de la electrónica experimental de nuestro país. Con el mapping de Fausto Morales sobre los muros de este magnánimo edificio arquitectónico y la perfomance “Acto 1” de La Fura dels Baus daba inicio un inolvidable Ombra Festival.
El viernes no podía empezar de mejor modo que con el potentísimo directo de los belgas Ultra Sunn (para los que estéis en Madrid, no dudéis en ir a verles este finde a Bizarro en Specka). Con sólo dos EPs han logrado ser reconocidos como una de las bandas más punteras de la coldwave europea. Sonaron temazos como este:
Los enigmáticos Brigade Rosse tomaban el testigo en el Ombra Stage haciendo alarde de muchas tablas sobre los escenarios y encandilando a los presentes con su delicado minimal wave no exento de ritmo y beats marcadamente bailables. Pero sin duda alguna fue Absolute Body Control quien recibía una atronadora ovación del público, expectantes por volver a ver a Dirk Ivens en ese escenario donde ya le disfrutamos en 2019, con su proyecto Dive. Y no defraudaron, el directo derrochó tanta energía y calidad como se esperaba de un dúo que celebraba así su 40 aniversario. Creo que no me equivoco si afirmo que todos los presentes alcanzamos el clímax con clásicos como éste:
El “main stage” volvió a ser el epicentro de la jornada del sábado. Impecable el cierre de sesión de Ángel Molina. El artista barcelonés precedía a Clock DVA, pionero de la música electrónica experimental pre 80s, uno de los platos fuertes de un line up muy difícil de mejorar. Adi Newton demostró en directo porqué se le considera genio y leyenda viva de la música industrial y la EBM. El madrileño Waje no dejó que el ritmo decayera, haciendo gala de una sesión exquisita y oscura, dejando claro porqué es uno de los referentes del electro de la capital.
Como colofón a tan deliciosamente oscura tarde-noche de sábado los míticos Esplendor Geométrico. Arturo Lanz sorprendió a propios y extraños en este directo donde los padres del industrial patrio presentaban su nuevo repertorio. Lanz se dejaba llevar por las máquinas y dejaba el micrófono a un lado. Una nueva forma de expresarse del madrileño que no dejó indiferente a nadie. Junto a él Saverio Evangelista, espina dorsal de este nuevo sonido cuidado, envolvente y rítmico. “Primitivismo” electrónico avanzado, mantra tántrico industrial en estado puro. Una de las mejores actuaciones del Ombra 2021 y diría que de este año.
Concluí la noche del sábado con unos inmensos Petra Flurr & 89st en Lolita (Razzmatazz). Pocos artistas tienen tanto carisma sobre un escenario y el dúo residente en Berlín se metió al público en el bolsillo desde el inicio. Los llamados “hijos bastardos” de D.A.F. hacían vibrar la sala pequeña del Razz a base de synthpunk y EBM. Cierre de diez para nuestra segunda jornada festivalera.
Ojalá todos los domingos fueran como el de la clausura de Ombra. Pese a que se caían del cartel De Ambassade, la tarde comenzaba muy fuerte con NNHMN en el escenario principal y Neud Photo en el Operator Stage. El neoyorquino afincado en Barcelona protagonizó una de las sesiones que más hicieron bailar a los presentes.
La Fura dels Baus fue una de las apuestas más arriesgadas del encuentro sonoro. La compañía teatral ya fue protagonista del Opening Day celebrado el jueves en la antigua prisión La Modelo. Miki Espuma y Cia comenzaban a tocar en el escenario principal, cubiertos por una tela donde se proyectaban visuales, cubriendo enigmáticamente a los músicos que llenaban el escenario.
Destacó también la intervención de la cantaora de flamenco Ginesa Ortega y la conclusión a los mandos del productor Big Toxic, quien puso la nota electrónica a la representación de la Fura. El dúo parisino Leroy Se Meurt clausuraba Utopía 126 con un directo tan potente como emotiva, ya que uno de los miembros de la banda, Volkan Ergen, le dedicó el concierto a su padre recientemente fallecido. Y es que a Ombra Festival no le falta humanidad y detalles que le hacen ser especial. Un encuentro musical imprescindible y necesario.
Como bien dice mi amigo Pedro Peñas (Unknown Pleasures Records): “Durante este fin de semana, en el único festival europeo donde los artistas no se quedan en backstage toda la noche, lamiéndose el culo unos a otros, sino que se mezclan alegremente con el público que vino a verlos, Barcelona fue “the place to be” ”.
¡Larga vida a Ombra Festival!