Darone Sassounian trasciende fronteras y acaricia el alma con su álbum de debut, ‘Synthetic Instincts’.
Darone Sassounian es oriundo de Los Ángeles, donde dirige el sello Rocky Hill. Tiene una amplia gama de estilos en su arsenal y se inspira en la música de los años 70 y 80, así como en el disco, el soul, el jazz, los géneros internacionales y el house vintage.
En 2021, lanzó el aclamado recopilatorio “Silk Road: Journey of the Armenian Diaspora: 1971 – 1982” en Terrestrial Funk, que recibió el apoyo de artistas como Gilles Peterson, Danilo Plessow y Palms Trax. Sus propias producciones famosas y crudas aparecen en Rocky Hill mientras mantiene una residencia mensual en el local de Los Ángeles, Club Tee Gee, y una residencia de radio en el aclamado Dublab de Los Ángeles.
Su álbum debut, “Synthetic Instincts”, no se esconde de la realidad. Es un viaje de larga duración que se vuelve cada vez más sugerente y revelador cuanto más lo escuchas. El álbum toma del panorama político mundial, la pérdida de vidas y tierras nativas y la trayectoria que la humanidad está siguiendo, mientras ofrece una sensación de esperanza de que el futuro puede traer días más brillantes. Un álbum de movimiento hacia adelante con un toque de historia diseñado para conmover a los oyentes, ya sea física, mental o emocionalmente.
‘St Vincent’ s Alley’ abre el trabajo con un hábil ejercicio de deep house al estilo de Detroit que está retroiluminado por acordes pensativos. ‘
Good Morning’ es texturado y atmosférico al que sigue el maravilloso ‘Clementine ‘s Absentia’ , una introducción que eleva el alma del disco y que seguramente complacerá a la vez a la pista de baile.
Habibi Albi’ es otra clase magistral de sintetizador evocador y ritmos de deep house reducidos que hablan a tu corazón y ‘Synthetic Instincts’ sube la apuesta con más énfasis en la percusión.
“Twisted Remedies” es house lo-fi pero de alta calidad con trasfondos dub y samples vocales apagados, todo ello infundiendo a la atmósfera una intriga nocturna. “Drought” añade un poco de tensión con los riffs de acordes desafinados y el trabajo crudo de la caja de ritmos y para terminar, “No Man’s Land” cierra de manera épica este álbum con diez minutos inmersivos de deep house de ensueño a base de pads tenues que entran y salen de foco y contornean sensaciones nostálgicas.