El festival celebró en Parc del Fòrum este pasado fin de semana su cuarta edición, con un impactante cartel con el que consolidó su propuesta.
Como con cualquier festival que se precie, lo primero que uno hace al llegar al Parc del Fòrum para disfrutar de un nuevo DGTL Barcelona es dar una vuelta de reconocimiento para celebrar el cambio de espacio para Frequency, el escenario del groove. Si bien siempre se coquetea con el techno en cada rincón del festival, este invita a mover todo el esqueleto con música del mundo, disco y house. Este año estuvo directamente conectado con Modular (en el anfiteatro del Fòrum), por lo que era fácil pasar a otra de las propuestas de DGTL.
Todos los escenarios contaban con una decoración simple a base de luces LED, que iban cambiando según el espacio. Rojas, rosas, verdes y violetas. Además de contar con una instalación en la que se pudo ver el espectáculo Cluster 2.0, y que siempre contaba con curiosos que se acercaban a ver la música y las luces. Por último, en su intento por ser sostenibles la comida era vegetariana, los vasos reutilizables y los desechos orgánicos serán convertidos en compost para colaborar con los agricultores locales. Es ya el festival más sostenible en este país y esperan llegar al objetivo de generar cero residuos en 2020.
El productor francés Traumer ofreció el que, dicen, fue su primer directo. El setup contenía un modular, una mesa de mezclas, el ordenador y efectos. Ya había gente dispuesta a moverse, así que cumplió a la perfección con lo requerido: ir calentando la pista. Un techno muy armonioso y lírico con energía suficiente como para hacer bailar. Tras él, el trío FJAAK, conocido por pasearse con la tribu de 50 Weapons y por tracks de techno contundente y explosivo que cuentan con melodías pegadizas y sintetizadores endiablados. Una hora en la que compartieron las canciones de su disco homónimo del año pasado y que la gente aprovechó para bailar y conocerlos. Sin movernos de Generator, el sonido siguió siendo berlinés con uno de los residentes de Berghain: Ben Klock, institución del techno tedesco que combina clásicos y novedades, con menos sorpresas que el acto anterior, pero doblemente efectivo.
En el medio de todo lo anterior, nos las ingeniamos para ver el comienzo de Tuff City Kids en Frequency, otro de los lives que daría vida al festival. Gerd Janson y Phillip Lauer repasaron sus producciones mientras creaban nuevas versiones de la mano de sintetizadores y teclados. A las 22 compartimos el tiempo con DJ Tennis, quien reventó Modular con su camiseta roja y su selección ultrabailable que coqueteó con vocales y éxitos. Justo a tiempo para comenzar el horario nocturno. Otro que tuvo la responsabilidad de empezar este tramo fue KiNK, que logró sortear su directo con una cabina a reventar de fans que contemplaban la magia que es capaz de hacer con sus manos. Carisma y virtud en el escenario.
Frequency otra vez para bailar con Antal & Palm Trax, quienes continuaron con una sesión a base de house, techno y cuánto disco bailable existe. Dos horas a puro ritmo, sin descanso para los que tenían sed de mover hasta el último hueso. Enlazaron a la perfección para el cierre Ben UFO y Job Jobse en formato B2B, con más calidad musical para este escenario y la selección de estos fanáticos de la música en vinilo. Hicieron bailar hasta el último segundo con tracks como Illusions de DJ Dove y otros clásicos que coronaron el primer día del festival en la Ciudad Condal.
La jornada del sábado empezó con Fatima Yamaha en formato live y la prueba de que este año el público era más madrugador que de costumbre. Cómo no, sonó What’s a girl to do y el escenario se vino abajo. Otro live esperado del DGTL de este año fue el de Detroit Swindle, que en formato trío para sumar voces a los tracks, compartieron canciones de su High Life de 2018. Esto sí fue bailar en directo: baterías, teclados, vocoder, pedales y sintetizadores dieron vida a los ritmos bailados por una hora entera.
Honey Dijon estaba a puro baile en el AMP, sin dejar ninguna canción para cantar y tararear al ritmo del cuerpo. Se animó a viejos clásicos remixados con buenas percusiones y melodías que obligaban a desplegar todos los recursos de los danzantes. Mientras en Generator, el público esperaba a Amelie Lens con la selección de Bambounou, quien usó su traje más techno sin perder sus beats característicos.
Amelie tiene sus seguidores, eso nadie lo puede negar: banderas, chicas subidas a los hombros, y muchos aplausos y ovaciones para cada track de 128 bpms que esta chica del techno (también apodada Queen Of Techno) ha fusionado con su manera de bailar. Mención especial para el público durante toda su actuación. DJ Koze es un excelente productor y no se le pueden negar sus dotes como selector y poseedor de buen gusto en cuanto a sonidos se refieren, punto extra para esta actuación en la que se animó a su lado menos comercial.
Oscar Mulero se encargó de Generator a tres platos y efectos con los que volvió a conquistar la pista a base de su selección de techno. Otra gran masterclass de este talento nacional. Entre los tracks se pudo escuchar su propia creación Triad y F.U. de F.U.S.E. De más está decir que le dejó la pista de baile más que preparada a Rødhåd para el cierre. Paralelamente, en Frequency, Motor City Drum Ensemble comenzó con la dosis de música groovera que ese espacio requería y cerró por todo lo alto con un público que se preparaba para asistir al after en la Sala Apolo.