Una de las preguntas más repetidas en las entrevistas a los grandes djs y artistas de la esfera electrónica suele tener que ver con su postura respecto a la revolución digital. Quizás consideren que les ha afectado en la calidad de la producción (para bien o para mal) o tengan algo que decir acerca de la masificación de los djs wannabe o el fenómeno de los bedroom djs. Puede que odien todo lo digital y quieran regresar al vinilo o que sencillamente reconozcan el pragmatismo de tenerlo todo en una sola pantalla. Sin duda, como artífices de la profesión, su opinión es relevante y necesaria. Lo interesante es que, a estas alturas del partido, podemos crear una cartografía más definida y comprobar qué cara del vinilo están pinchando.
La nostalgia no se lleva (del todo)
El esfuerzo por no caer en el pesimismo del “todo pasado fue mejor” es una recurrencia habitual, casi el modo por defecto. Antes quizás molaba más, todo era más auténtico y puro, pero el presente tampoco es tan desastroso. Artistas con los que he podido hablar personalmente, tan dispares como el argentino Barem o los belgas 2manydjs, miran con cierta suspicacia y distancia el boom digital. Los 2manydjs, que pertenecen incluso por edad a la generación anterior, nunca han entrado pletóricos en la era digital, como bien demuestra un proyecto como Despacio en la pasada edición del Sónar Barcelona. El vinilo, el contacto de tú a tú con los dueños de las tiendas de discos, eso son valores que reivindican y que posiblemente internet no pueda suplir nunca de la misma manera. Barem, por su lado, reconocía el caos de productores y djs en la red y señalaba que, en efecto, la calidad media actual, por una mera cuestión de volumen, es mucho más baja que antes. La producción y difusión digitales permiten un riesgo económico cero (aunque quizás enormes cantidades de tiempo malogrado), cosa que lleva a infinidad de productores a publicar sin ton ni son todo aquello que consiguen armar con sus ordenadores. ¿El resultado? Mucho ruido y pocas innovaciones realmente de calidad. ¿La solución? Sin entrar en la radicalidad y la demonización de lo digital, un regreso a lo analógico, a las tiendas de discos o al vinyl only, pueden ser un reconfortante bálsamo ante el tsunami interminable y ensordecedor del mp3.
La rebelión analógica contra las (nuevas) máquinas
Ricardo Villalobos, según se desprende tanto de sus entrevistas recientes como del formato casi cien por cien analógico de sus producciones, aborrece y rechaza de plano la euforia y las supuestas mil maravillas del esplendor digital. Ha cargado públicamente contra los programas de producción totémicos y casi universales y ha criticado sin tapujos la vulgarización y uniformización del sonido que supone usarlos. En las redes, si bien tiene un perfil activo en Facebook, no es sencillo encontrar sus sets recientes online ni tampoco sus tracks de los últimos años en formato digital, salvo en el caso de algunos remixes. Regresar a las trincheras analógicas es su decisión y, por lo que parece, no le está yendo nada mal.
La confortable visión de la demagogia
Recientemente, parece que fue Carl Cox el que criticó la trivialización a la que nos ha llevado la revolución digital. El artista inglés habló de la banalidad y escasa calidad de la mayoría de productores, que apenas en unas horas afirman haber producido tracks enteros. Además, Carl Cox se refirió también a la velocidad con la que suceden los lanzamientos y los géneros musicales, una rapidez que no deja apenas reposar y madurar debidamente los trabajos más rigurosos. Sin embargo, estas declaraciones chocan, según mi parecer, con su recién renovado contrato como mentor de un ‘concurso-torneo’ mundial que organiza anualmente una conocida marca de bebidas energéticas. La campaña de marketing de la marca se sustenta en el siempre cuestionable valor de la competitividad (ser el mejor, no importa de qué), la posibilidad de alcanzar la fama por la vía de la exhibición comercial del talento propio y, por otro lado, también valida el apoyo indirecto al concepto ‘campamento’ como fábrica de producción artificial en serie de djs. Carl Cox, en las declaraciones y entrevistas que realiza para esta campaña promocional, no cesa de hablar en positivo del proyecto, de sus participantes y de lo mucho que ‘aprenden’ y de lo mucho que todavía deben seguir trabajando. Posiblemente no le falte razón, pero si estirásemos su declaración en contra de la banalización de la electrónica, debería cuadrarnos una opinión más acorde con la no intromisión deliberada y mediática de ciertos proyectos comerciales (no de todos) que explotan el imaginario ‘idealizado’ del dj estrella para aumentar ventas y posicionarse en este lucrativo mercado. En cuanto a fenómenos como el EDM, Carl Cox coincide, curiosamente, con Aphex Twin: si eso sirve de puerta de entrada a la electrónica y luego lleva al público a terrenos más afines y menos comerciales, bienvenido sea. Con eso regresaríamos al punto uno: la nostalgia por un pasado mejor, más puro y auténtico, no se lleva (del todo). Pero claro, intentar defender más allá de las razones económicas un proyecto de marketing con pretensiones de ser visto como un apasionante ‘aprendizaje a ser dj estrella’ es, como mínimo, demagógico con loops de frivolidad.
Jugar en otra liga: el espacio exterior
Las posturas que hemos aventurado hasta ahora pertenecen al mundo terrenal. La mayoría de nosotros es el lugar en el que nos imaginamos viviendo y trabajando el resto de nuestras vidas. Lo lógico es, por lo tanto, responder y analizar la revolución digital con los pies en la tierra. Solo una figura como la de Jeff Mills puede abrirnos la mente hacia otros lugares que diluyen las fronteras entre la evolución humana y la tecnológica. Su modo de producir actual contempla, como él bien explica, no solo la sensibilidad del propio ser humano, sino que, quién sabe, se puede producir pensando en un ser (¿una divinidad, un extraterrestre?) que por ahora no conocemos o con el que no hemos sabido entrar en contacto sensorialmente. Si nuestras pasiones son, al igual que Jeff Mills, el futuro en sí mismo y la evolución del ser humano y el cosmos, la revolución digital no es más que un pasito insignificante en vez de un gran y molesto tema de debate. ¿Acaso a los seres que surjan de una futura evolución les importará lo más mínimo qué cacharros usábamos antes o usamos ahora si lo que quieren es ponerse a bailar?
Links:
http://www.viciousmagazine.com/carl-cox-repite-como-mentor-de-burn-residency-en-2015/
http://www.viciousmagazine.com/carl-cox-habla-edm/
http://crackmagazine.net/article/music/ricardo-villalobos-invited-us-into-his-berlin-home/
http://www.thewire.co.uk/in-writing/interviews/jeff-mills-interview-by-derek-walmsley
http://www.magneticmag.com/2015/03/colleges-getting-schooled-by-richie-hawtin-tour/